miércoles, 13 de octubre de 2010

jueves, 2 de septiembre de 2010

El regreso a los Tiempos Modernos

Todo lo que se enfrenta al establishment, personas o grupos de personas que ostentan el poder en la sociedad actual, termina siendo absorbido por el establishment. Para demostrar esta aseveración basta con recordar que todo movimiento de protesta termina convirtiéndose en moda, y una vez convertido en moda pasa a ser fuente de ganancia para aquellos a los que el movimiento de protesta trataba de denunciar. Esta habilidad del establishment fue adquirida a base de años y años de evolución interna, cuando descubre que dar palizas a los que protestan o se oponen a él no es una muy buena forma de vencerlos, generar mártires fortifica al movimiento, no lo destruye.

Por lo tanto el establishment ha dejado de hacer esto, exceptuando el caso de los manifestantes en contra de la globalización que siguen siendo aporreados tanto como lo fueron en Seattle, para pasar a copiar los símbolos de los que protestan para su posterior difusión como modas, quitándole, por supuesto, la ideología que esos símbolos suponen representar.

El símbolo de la paz es un buen ejemplo de esto, la simbología punk también, y una vez que esta simbología se difunde entre gente que es hippy porque mola, o es punk porque es diver, el movimiento pierde fuerza y agoniza. El establishment, entonces, comienza a generar difusores de ideología falsa como máquina de hacer chorizos, crea músicos, crea pintores y hasta escritores que deforman la ideología original, quedándose solo en lo exterior sin pasar nunca a lo interior. Es decir, venden y difunden la cáscara porque de ganancia y ningún problema, pero no el interior porque es la fuente de todos los conflictos.

Dado que el actual establishment esta compuesto por la empresa privada y sus dueños y altos cargos, y por los representantes políticos de un Estado, hemos de reconocer que todo aquello que atente contra sus intereses, es decir, les cree problemas y les cueste dinero, ha de ser combatido y absorbido o integrado al propio establishment, ya sea como miembro permanente o como satélite necesario.

Y he llegado a creer que este es el caso de los sindicatos.

En un principio, los líderes sindicales eran aporreados, masacrados, asesinados, y esto ocurre aún en algunos países, esto era fruto a que después de siglos de opresión y explotación por parte de señores feudales, iglesia, empresarios y demás, los trabajadores generaron los mártires necesarios, ese tipo de persona que prefiere morir antes que ceder, con el poder de convocatoria necesario como para arrastrar a sus compañeros con ellos, y salieron a luchar por sus derechos.

Los empresarios, con la ayuda gubernamental cuando esta fue necesaria, creyeron que unos cuantos balazos y golpes acabarían con el problema, pero no fue así. Ocurrió lo de Chicago y las cosas se les fueron de las manos y tuvieron que ceder, aceptar que los trabajadores tenían razón y aceptar sus demandas. Y los trabajadores se mantuvieron en sus trece porque las condiciones de trabajo eran tan intolerables que no les quedaba más remedio que la lucha organizada, cosa que hicieron.

Cada conquista que los trabajadores obtenían era una espina clavada en el paladar del establishment, la soportaban, pero no por siempre. De esta lucha, que fue inequívocamente una lucha de clases, surgió el bienestar para los trabajadores, estos al comienzo se sintieron felices de haber ganado, luego disfrutaron los beneficios de haber ganado: Jornada laboral de 8 hs. sueldos justos, jubilaciones, seguros de salud, derecho a vacaciones, etc.

Poco a poco los hechos que dieron inicio al movimiento sindical se fueron olvidando, si bien se transmitían de país en país, poco a poco la distancia temporal entre el inicio del movimiento y el momento actual comenzó a medirse en décadas. comenzaron a fallecer quienes habían participado activamente en esos primeros días, pronto nadie recordaba esa época y no había nadie que pudiera recordárselas, excepto los libros de historia, libros de historia que el establishment publica.

El trabajador comenzó a pensar que sus derechos adquiridos eran invulnerables, diríamos que se aburguesa, comienza a considerar verdaderamente posible hacer fortuna, comienza a considerar como revoltosos a aquellos que arengan, prefiriendo más al que disuade, comienza a aceptar que negociar es mejor que luchar, por lo que elige representantes más negociadores y menos díscolos.

El establishment, siempre atento, se da cuenta de esto y comienza a infiltrar los sindicatos, pero en lugar de infiltrar personas, espías, infiltra dinero. Cada uno de los que conforman el establishment conoce a ciencia cierta el poder del dinero y sabe usar este poder. Comienzan a reunirse con el sindicato hasta identificar a los personajes que han alcanzado una situación de preeminencia en ellos más por ambición personal que por servir a sus compañeros, identifica a los demagogos y los corruptibles, y actúa.

Desde ese momento, los derechos que los trabajadores pensaban eternos comienzan a ser atacados, el sindicato amenaza con defenderlos pero no pasa a la acción, los pocos trabajadores que logran comprender lo que se les viene encima salen a la calle aun contra el consejo de sus líderes, pero el establishment, a través de sus medios de difusión y de los “representantes políticos” del pueblo, los presenta como personas que no desean que el bienestar sea para todos, los presenta como gente que no piensa en los demás, los demoniza.

Es entonces cuando el trabajador que no se siente amenazado, que está leyendo el diario en su sofá nuevo, pensando en pagar la cuota de su hipoteca, en cambiar de coche, que está cómodo y bien alimentado piensa que los huelguistas son unos revoltosos y que el gobierno bien haría en pararle los pies de una vez por todas. Ese trabajador que no posee instinto de lucha, que se ha aburguesado, no se identifica con la gente en problemas, cree que son distintos a él porque trabajan en una empresa de autos, en un subterráneo, o para el mismo Estado, es decir, es uno de aquellos que gana el dinero rascándoselas en un despacho.

Cuando el establishment advierte esto, aprovecha la mínima situación de crisis económica a mano, generada habitualmente por ellos mismos, y piden el recorte de los derechos adquiridos por el trabajador, lo que se conoce como flexibilización laboral. Los medios de comunicación que les pertenecen comienzan a difundir la idea de que la felixibilización laboral ayudará a crear fuentes de trabajo, la idea prende en la mente de quienes se informan a través de estos medios, el gobierno presenta un programa de flexibilización laboral y puede que una vez sea rechazado, puede que existan algunas marchas, pero la crisis se agudiza, más gente pierde el empleo y a quienes pierden el empleo no les importan las condiciones en las cuales vuelvan a cntratarlos, con tal de poder pagar su hipoteca, mantener su auto, comer todos los días y salir de vez en cuando.

Y finalmente la flexibilización laboral es aceptada como una vía de salida de una crisis que no fue creada ni tuvo su base en los derechos de los trabajadores, sino en la especulación inmobiliaria, la codicia de los bancos, la especulación con el precio del trigo, o alguna que otra de las famosas burbujas de las que todos hemos sido testigos.

El establishment se alza entonces en pie de guerra y comienzan a ambicionar no solo poder contratar y despedir al más bajo costo, sino también lo que los trabajadores han ahorrado a lo largo de los años, o lo que los trabajadores han construido en ese tiempo.

La jubilación o pensión se traspasa, por parte del Estado, a empresas privadas para que los gestionen. La Sanidad Pública comienza por tercerizar algunos servicios hasta terminar por desaparecer absorbida por la empresa privada. Las condiciones de empleo se endurecen, se aumentan las horas de trabajo, se recortan las vacaciones, se recortan los sueldos. La brecha entre ricos y pobres se hace más amplia, la clase media comienza a desbarrancar hacia posiciones inferiores, los sucesivos gobiernos deciden en bien de la gran empresa, que asegura un estado de bienestar inexistente, pero que la gente cree porque lo dicen los diarios. Los pobres se pauperizan aún más, sin ningún tipo de ayuda oficial que les alivie de su pobreza, la gente que aún conserva algo de su estándar de vida los considera marginados que no trabajan porque no desean hacerlo.

La educación se destruye para generar de esa manera trabajadores útiles sin criterios. Las voces de la oposición se acallan quitándoles la financiación, cerrándoles el acceso a los medios de comunicación.

Y esto es lo que está pasando. Políticos corruptos en altos cargos, periodistas que repiten como loros noticias que no se preocupan por confirmar, medios de comunicación manejados como empresas que no osan decir nada contra aquellos que anuncian en sus páginas. Búsqueda de chivos expiatorios. Aumento de impuestos que impactan fuertemente en la clase media y baja y exenciones impositivas a las empresas para fomentar un desarrollo que parece no llegar nunca. Empresarios que deciden, a través del lobby, la política económica de un gobierno que debería proteger los intereses del pueblo, y no solo los intereses de ellos.

Y el trabajador preocupado por la hipoteca, sentado en su nuevo sofá y que sueña con cambiar el auto no se da cuenta, aún, que todo a su alrededor se derrumba, hasta que alguien le arranque el confort de las manos con una sola y simple carta de despido.

domingo, 8 de agosto de 2010

Diamantes de sangre, el documental

1ra. Parte

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2da. Parte

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domingo, 1 de agosto de 2010

Márgenes de la guerra, los ideólogos

Márgenes de Guerra, los ideólogos, es un video documental que intenta explicar la razón de muchos de los conflictos armados de los que hemos sido testigos en las últimas décadas, si bien algunas de sus imágenes son durísimas creo que hemos de verlo para poder comprender cual es la verdadera causa de estas últimas guerras.




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miércoles, 14 de julio de 2010

¿Como dividir una torta?


Leyendo en Menéame me entero que la CEOE (Confederación española de organizaciones empresariales) le enviará al Ejecutivo un documento titulado “Políticas para recuperar la confianza en la economía española”.

En este documento, y según el diario ABC, proponen 4 cosas para reducir el déficit:

1. Reducir el gasto en personal despidiendo a los funcionarios menos productivos y haciendo que el recorte salarial se ajuste a la productividad de cada empleado (Aquí supongo una relación inversa, a más productividad menor recorte salarial).
2. Aumentar la participación de la empresa privada en la gestión de los servicios públicos.
3. Reducir la cantidad de entes públicos, privatizando los más endeudados y suprimiendo los menos eficaces.
4. Una mayor sensatez en las prioridades del gasto público ya que, a juicio de la CEOE, no es sensato que la partida de ayuda al desarrollo sea equivalente a los presupuestos de Justicia y seguridad ciudadana.

Analicemos las medidas. La medida número 1 es, a mi parecer, claramente demagógica. La mayoría de las personas piensan que los empleados públicos se rascan todo el día y no moverían un dedo para ayudarlos a defender sus derechos así que ¡A por ellos! Los empleados públicos suelen ser la carne de cañón cuando se trata de reducir el déficit y la verdad es que digan lo que digan y a menos se deje de lado el sistema burocrático en la gestión pública los empleados públicos son necesarios. Despedirlos sin más no ayudaría a resolver la crisis, ya que de eso debería tratar el documento, no de cómo reducir el déficit sino de cómo resolver la crisis, solo aumentaría la cantidad de personas con derecho a la prestación por desempleo con lo que lo único que se conseguiría es cambiar el costo de apartado, es decir, en lugar de apuntarlos como funcionarios los apuntamos como desempleados… Y el tema de recortar de acuerdo a la productividad de cada uno daría, a las administraciones, cierto poder para presionar a funcionarios que a nadie, bueno, quizás a unos pocos, les interesaría que pudiesen ser presionados, como a los inspectores de hacienda, que vigilan a los empresarios, que redactaron este documento… Perdón, pero el verano me pone conspiranoico.

Acerca del punto 2 me animo a hacer una predicción. Si se aumenta la participación de la empresa privada en la gestión de los servicios públicos tendremos servicios públicos de menor calidad a mayor costo. Menor calidad porque trabajarán con estándares mínimos y empleados mal pagados, mayores costos porque la empresa privada busca generar beneficios, cosa que la empresa pública puede, en cierta medida, dejar de lado. Que la empresa pública sea ineficiente es una falacia creada por los defensores de la empresa privada, de hecho la sanidad española es mejor que la estadounidense, y la sanidad estadounidense está casi por completo en manos privadas. Los españoles, en su gran mayoría, no tienen que lidiar con cosas como “las enfermedades pre-existentes” ni con contratos inentendibles escritos con letra chica. Lo que este punto busca no es reducir el déficit, sino el generar oportunidades de negocio ¿Y dónde está la gente que puede aprovechar estas oportunidades?

El punto 3, por su parte, habla de privatizar los entes públicos más endeudados ¿Qué piensan que significa esto? Exactamente, más oportunidades de negocio. La privatización de las empresas públicas suele causar más problemas que beneficios. Por empezar se pagaría un precio inferior al valor real de la empresa, luego se despediría gente (reconversión empresarial llaman a esto, por lo general, aunque seguramente el lenguaje de “las razones por la que te despedimos” ha de haberse modificado en los últimos años) que pasarían a engrosar la lista de desempleados que cobran la prestación de desempleo, otra vez se cambia el costo de lugar, el déficit no sufriría mucho, el Estado se pauperiza, los empresarios ganan.

La segunda parte de este punto “las menos eficaces” que, en ABC extienden a las que también “estén duplicadas” como las oficinas de turismo y comercio… El problema aquí es como medir la eficacia. En la empresa privada esto es fácil, eficaz es lo que da ganancia, eficiente lo que da ganancias al menor costo posible ¿Sencillo no? Pero en la empresa pública la palabra ganancia no cuenta, tampoco la palabra beneficio, lo que cuenta es la calidad del servicio que la oficina da a sus usuarios, es decir, el ciudadano de a pie ¿Será el ciudadano el que decida acerca de esto? ¿Será un nuevo ente llamado “baremo de la calidad en la administración pública”? La verdad es que a mí, conspiranoico nato en los últimos tiempos, esto de andar amenazando a oficinas con el cierre se me ocurre otra forma de presión… Además ¿Qué se hará con las personas que trabajaban en esas oficinas? ¿Más desempleados? ¿Más para el fondo de prestación por desempleo?

Por último, el punto 4. No sé si es, o no, sensato que la partida de ayuda al desarrollo sea equivalente a los presupuestos de Justicia y seguridad ciudadana, lo que no me parece sensato es reducir lo asignado a Justicia y seguridad ciudadana para aumentar la partida de ayuda al desarrollo, lo que no me parece sensato es pensar que la reducción del gasto público ayudará a paliar una crisis económica provocada por el retraimiento del mercado financiero, lo que no me parece sensato es proponer medidas recesivas para salir de una recesión.

El gobierno español tiene que equilibrar su presupuesto, ha de reducir el déficit pero no achicando gastos, sino aumentando sus ingresos, y para aumentar sus ingresos lo que necesita es perseguir de manera implacable la evasión fiscal (Caramba ¿Dónde se nuclean los que evaden?), tomar medidas para que los poseedores de grandes cantidades de dinero negro se vean obligados a blanquear estas sumas pagando los impuestos correspondientes, poner en marcha mecanismos que hagan caer el peso del costo que conlleva la resolución de esta crisis en quienes la han provocado, y no en la sociedad en general y, muchísimo menos, no en quienes menos tienen que son los que hasta ahora han venido pagando este costo.

martes, 15 de junio de 2010

Cable a tierra


Revisando días pasados uno se encuentra con que el presidente de España ha tomado 9 medidas de neto corte neoliberal, por no decir neocon. Es decir que un presidente que representa a un partido socialista (o socialdemócrata) como el PSOE acaba de admitir, sin dejar duda alguna, que el socialismo no sirve para solucionar los problemas generados por el liberalismo económico… o que alguien o “alguiénes” le han presionado de manera directa o indirecta como para que aplique esas medidas aun en contra de su voluntad.


Luego uno lee que "La OMS ocultó que sus expertos en gripe A cobraron de farmacéuticas", y uno se pregunta, dado que la epidemia de gripe A no ha sido ni la décima parte de trágica o catastrófica de lo anunciado por estos supuestos expertos, si no ha existido alguna manito negra detrás de todo esto que buscaba lo que sucedió, que la OMS, basándose en las conclusiones de sus expertos, aconsejase a los gobiernos formar un stock de estos medicamentos por un valor de unos 6.000 millones de dólares… unos 5.000 millones de euros.


También uno se entera que hace unos días el Banco Mundial difundió una circular en la cual aseguraba que existía "una grave pérdida de confianza en la deuda de los cinco países más fuertemente endeudados de la Unión Europea" y advirtiendo de las consecuencias que esto podría acarrear. Inútil es aclarar que entre esos 5 países figuraba España, que es el decimocuarto país más endeudado de la UE, por detrás de países tales como Holanda, Francia, Bélgica, el Reino Unido y Alemania. El Banco Mundial atribuyó esto a un error, pero igualmente recomienda al presidente Español profundizar el ajuste económico para salir de la crisis, como si alguna vez en la historia algún país hubiese salido de una crisis aplicando las medidas aconsejadas por el Banco Mundial o el FMI.


Este post, escrito entre gallos y mediodía, a los apurones y con la información justa y necesaria solo busca eso… Señalar estas incongruencias.


Dejaré en manos de quienes acostumbran leerme el profundizar en él para extraer sus propias conclusiones y, dado que es obvio que yo poseo ya las mías, más adelante les animo a debatirlas.


Yo, como Hamlet, solo diré que “Algo huele mal en Dinamarca” y no porque Dinamarca huela mal, sino porque… ya me entienden.

miércoles, 21 de abril de 2010

Juan y los científicos contra el mundo


No tengo una base para dar esta opinión pero es algo que me ha estado rondando la cabeza en los últimos días y quisiera compartirlo con quienes son capaces de leerme sin morir en el intento. Todos conocen, o han oído hablar, del Apocalipsis, palabra griega que significa Revelación pero que asociamos más bien con “a tomar por culo con todo”. Entre pestes, meteoritos, planetas chocadores, aguas envenenadas y demás este capítulo de La Biblia nos dice algo así como “a no follar que se acaba el mundo y serán juzgados según el número de polvos”.

También muchos habrán oído hablar de los experimentos sobre fenómenos psíquicos llevados a cabo en la antigua URSS donde encerraban en laboratorios a gente que decía ser capaz de doblar cucharitas con la mente, leer el pensamiento, mover objetos sin tocarlos, volver locas las agujas de las brújulas y conseguir que las empresas de telemarketing no nos llamen al móvil cada 55 segundos y medio con el objetivo de develar, adivinar, predecir, obstaculizar y destruir a los capitalistas sin tener que gastar en misiles atómicos ni utilizar espías de carne y hueso.

También habrán leído que el gobierno de Dios en la tierra, los EE.UU., decidieron investigar en el mismo sentido por miedo a que un antiguo taxista ruso se levantara por la mañana y en vez de leer el diario le leyera la mente a Richard Nixon o quien fuere, aunque con Kennedy o Clinton se hubiese elevado la telepatía a la calificación XXX por primera vez en la historia, supongo.

James Randi concluyó, si mal no recuerdo, que los supuestos logros de los soviéticos en este campo se debieron más a la complicidad entre los científicos que investigaban a los supuestos psíquicos y estos que a logros auténticos. Ambos se necesitaban para conservar los privilegios obtenidos y si la investigación se cancelaba por falta de resultados positivos perderían estos privilegios, por lo tanto, existieron resultados positivos aunque obtenidos de manera no muy clara.

Uniendo estos hechos, tenemos que a la gente le da miedo que el mundo se vaya a tomar por culo pero que al mismo tiempo le da morbo leer o ver películas sobre esto y que los científicos necesitan mantener vivo el interés sobre sus investigaciones para no perder los privilegios que obtienen gracias a ellas (becas, por ejemplo).

Esto me lleva a pensar que estamos viviendo una era en la cual el marketing se ha introducido en la ciencia y ha creado la estrategia del desastre y, aparentemente, la estrategia del desastre da buenos dividendos.

Vamos con los hechos.

Cuando lo de la gripe aviar, todos temblábamos si escuchábamos estornudar a un pollo. Cuando lo de la gripe porcina, humedecíamos el jamón antes de comerlo con una solución concentrada de ácido acetilsalicílico. Pero esto es lo de menos… esto solo fue por los beneficios (Por lo que me temo que los ferengi están entre nosotros).

Veamos las distintas formas según las cuales es posible que se destruya nuestro mundo:

Súper volcanes: Según esta teoría volcanes gigantescos que recién hace unos años descubrimos (como el ubicado en el parque de Yellowstone y que tiene preocupado a los admiradores del oso Yogui) uno de estos días van a eructar (y acá no vale el Alka Seltzer) y nos van a llenar de cenizas, humo, fuego, lava, terremotos, por los siglos de los siglos. Por lo tanto, batallones de científicos están estudiándolos para predecir cuando ocurrirá esta explosión magna para avisarnos y, de esta forma, escapar hacia… ¿El planeta rojo?.

Súper meteoritos y cometas asesinos: Corre la voz en los pasillos astronómicos que a la tierra le caerá en todos los morros un cacho de meteorito tamaño “hay que joderse” que causará desastres varios, entre los cuales podemos decir que se despertarán los súper volcanes de más arriba, habrá terremotos de intensidad desconocida en regiones que aún no conocemos, lloverá fuego del cielo, la tierra se cubrirá con un manto de ceniza, el cielo quedará entonces negro y la gente elevará sus ojos hacia Dios pidiendo perdón por… joer, me fui de mambo.

Cambio climático: Resulta que el hombre, en su constante depredación de los recursos terrestres devuelve la basura que saca de la tierra y transforma en cosas a la tierra misma y eso contamina (¿A nadie se le ha ocurrido hacer arena o piedras con los envases de plástico desechados? Después de todo, tanto la arena como el plástico son iguales de inertes). Tala bosques sin volver a plantar árboles, quema cosas, entre ellas petróleo, y todo eso hace que nuestro mundo conserve más calor que el que le conviene, con lo que todo se irá, otra vez, al demonio.

Más allá de que podamos, o no, estar de acuerdo con estas teorías lo que a mí me preocupa es la forma de “vender la idea”, hasta hace unas décadas atrás teníamos tornados, terremotos, huracanes, volcanes, meteoros, cometas… ahora tenemos toda una galería de súper villanos que ni Batman podría pararlos pero, gracias a Dios, los súper científicos de hoy vienen a nuestro rescate… o a avisarnos unos días antes de que todo se vaya al cuerno.

Indudablemente para mí, detrás de este tremendismo se esconde una loca carrera por los fondos de investigación disponibles para las distintas áreas científicas, si no vendes el área de tu interés nadie va a comprarla y para ello no basta un estudio serio y mesurado sino un estudio escrito con letras gigantes que diga “Háganme caso o les sucederán cosas malísimas”, mensaje muy parecido al de Juan en su obra magna, El Apocalipsis, que parece ser escribió cuando andaba colocado.

Tanto tremendismo me vuelve escéptico, me siento secuestrado por los científicos y sus miedos y en vez de darme el síndrome de Estocolmo y caerme simpáticos los científicos me da un síndrome raro y me empiezan a caer simpáticos los meteoritos, cometas, tornados, inundaciones, volcanes, etc., que vienen a exterminarnos.

Y, como he mencionado antes, todas estas teorías se parecen demasiado a las visiones del apóstol Juan, visiones que tuvo hace ya más de veinte siglos en una islita, creo, donde debe de haber abundado algún tipo de “hierba” muy… ya saben… bonita.

Y entonces se me ocurre que quizás Dios exista y se da la casualidad que soy agnóstico ¿He hallado la forma de comprobar que Dios existe? No, yo no, la han hallado, aparentemente, los científicos, y como prueba lo antes dicho: Que se termine el mundo es cuestión de tiempo.

¿Y cómo se terminará? Basta con leer el Apocalipsis para saberlo, o cualquier teoría científica de las antes mencionadas para saberlo. Habrá peste, hambre, las aguas se tornarán veneno, el aire se volverá irrespirable, caerá fuego del cielo, etc., etc., etc.

Recuerdo que una vez me preguntaron adónde me gustaría estar si cayera una bomba atómica en el lugar en que vivo, yo respondí que debajo de la bomba en el momento en que explote ya que de esa forma veré una luz preciosa y pasaré sin darme cuenta al otro mundo con un tostado que ni mil soles. Ahora deberé agregar que también me gustaría estar confesado y tener un súper cura invulnerable a las explosiones atómicas que me de la extremaunción en el momento adecuado para no pasar un día en el purgatorio o en el infierno…

Y hay que joderse, pero creo que es el momento de que nos volvamos chupacirios.

sábado, 10 de abril de 2010

El triunfo del fascismo



¿Qué es la democracia? No lo sé, pero no es lo que entendemos democracia por ahora. Por empezar y sin darnos cuenta, el mundo se ha desplazado de la idea de “el gobierno del pueblo para el pueblo” a la idea de “el gobierno de unas minorías con ínfulas”.

Por supuesto comprendo que existan algunos que digan que estoy equivocado, porque lo estoy, sin embargo mi empirismo me lleva a considerar a los hechos como más importantes que los dichos y a las muestras me refiero. Inicialmente podríamos decir que si el Estado permite comerciar con cosas como el tabaco y el alcohol ambas cosas no deberían ser consideradas perniciosas para el ser humano, pero el Estado considera al alcohol y el tabaco perniciosos, por lo tanto para desanimar su consumo incrementa la carga impositiva sobre ellos para aumentar su costo y yo me pregunto ¿Es eso correcto?

Por un lado tenemos una legión de personas que defienden el derecho de la mujer a decidir si ha de abortar o no basándose en que es ella la que debe decidir acerca de su cuerpo, tenemos una legión de personas que defienden el derecho de los ciudadanos a decidir si desean seguir sufriendo una larga y dolorosa enfermedad incurable o terminar con su vida pronto, por otro lado tenemos al Estado diciendo que el fumar y el beber es malo para la salud y que es lógico desanimar a los fumadores y bebedores con altos impuestos pero una persona de las que razonan diría… un momento, dejadme entender esto…

Yo puedo decidir cuando he de morir, puedo decidir cuando un cuerpo puede o no crecer y desarrollarse dentro de mi, pero no puedo decidir acerca del consumo de sustancias supuestamente nocivas para mí. Algo falla en algún lado.

Lo que falla es sencillo, el Estado está obligado a facilitarme el acceso a la educación, a la salud y a la seguridad, más no debe preocuparse si yo deseo salud, educación y seguridad, solo ha de facilitarme el acceso. El Estado ha de preocuparse de que el hijo de una persona que gana un millón de euros o más al año tenga la misma salud, seguridad y educación que el hijo de la persona que gana unos 12.000 (o menos) euros anuales. El Estado ha de actuar como un nivelador de las diferencias sociales, pero no es así.

El Estado actual se ha olvidado de las razones que llevaron a su surgimiento, se ha dedicado a favorecer a los grupos de presión, minorías que no aseguran quien tendrá el poder pero que bien pueden definir una elección, de esta manera grupos como los antitabaco, los antidroga, los antialcohol, antipornografía, antierotismo, etc., han conseguido doblar la muñeca de la ley y ganar a pulseada. Pero en realidad, que el Estado prohíba fumar o no prohíba fumar en los lugares públicos, permita o no permita consumir alcohol o drogas es una perversión de los poderes del Estado. El Estado puede decidir acerca de qué es lo que permite o facilita la convivencia, más no puede decidir acerca de lo que sus ciudadanos desean hacer con su salud, educación o sus organismos.

Es decir que al Estado no ha de importarle si una persona consume sustancias nocivas para su vida, si decide abortar o si decide poner fin a su existencia, al Estado no ha de importarle lo que una persona hace o le hace a su cuerpo, lo que ha de importarle al Estado es que una persona no cause trastornos a las demás por vivir como ella desea ¿Esto es difícil de entender? Pensemos…

Es medianamente correcto que el Estado diga que una persona de menos de 16 años no puede beber bebidas alcohólicas ¿Por qué? Porque el Estado pre-supone que una persona menor de 16 años no puede distinguir o diferenciar el bien del mal. Pero no es correcto que el Estado ponga trabas al consumo de alcohol, porque esto excede sus prerrogativas, el Estado ha de guardar la paz interior, pero jamás interferir en lo que una persona decide hacer con su cuerpo, o lo que decide no hacer.

Cuando el Estado se involucra y decide reglamentar lo que un ciudadano puede o no hacer con su cuerpo el Estado toma la decisión de ser Dios, por lo cual podríamos decir sin miedo a equivocarnos que el Estado tiene tendencia a ser totalitario.

La función básica del Estado, según Max Weber y otros, es a de evitar que las diferencias entre ricos y pobres se acentúen pero, a la luz de los hechos, estas diferencias se están acentuando. En un mundo de 7.000 millones de habitantes tenemos que solo un 10% disfruta del 90% de las riquezas mientras que ell otro 90% se debate entre sus deseos insatisfechos y el hambre. Indudablemente, un mundo donde el 20 o 30% de las personas come todos días mientras que el 70% come cuando "Dios" quiere es un mundo donde los Estados han perdido sus objetivos. Basta con mirar cualquier país del mapa para descubrir que el 20% de sus habitantes disfruta del 80% de su PIB ¿Podemos decir, entonces, que estamos en un mundo donde el Estado cumple su rol? ¿Podemos decir que vivimos en un Estado Democrático cuando el Estado no nos permite decidir que podemos, o no, hacer con nuestros cuerpos?

Para mí la respuesta es NO.

No podemos decir que vivimos en democracia ya que los deseos del pueblo no son contemplados más allá del acto eleccionario. Un candidato puede decir lo que sea para ser elegido, pero una vez elegido puede hacer exactamente lo contrario, ya este hecho derrumba la idea de lo que Democracia, significó en un principio.

¿Eso significa que el Estado moderno tiende al fascismo? Sí. Un Estado que se involucra y decide que es lo que un ciudadano puede, o no, hacer con su cuerpo es un Estado fascista, ya que el objetivo del Estado democrático no pasa por eso, pasa por evitar que un pequeño porcentaje de la población disfrute de la riqueza creada por el otro tanto por ciento, pasa por prestar una serie de servicios esenciales (salud, educación, seguridad, etc.)… Pero no es su objetivo el preocuparse e intentar evitar que yo encienda un cigarrillo, o que mi vecino se coloque con lo que sea…

El Estado moderno nació para evitar la existencia de grupos de privilegio, para evitar que yo pueda determinar la libertad del otro o que otros determinen hasta donde puedo ser libre, más no lo ha conseguido.

Por lo tanto la conclusión es que vivimos en un Estado de fracaso, donde la Libertad sigue siendo una Utopía.

Y desafío a quien sea a que me demuestre lo contrario.

martes, 9 de febrero de 2010

Inventando la realidad



Para los filósofos existe una diferencia muy clara entre Lo Real y La Realidad, en pocas palabras, podemos decir que Lo Real es objetivo, mientras que La Realidad es subjetiva, es la forma en la que una persona o un grupo de personas percibe Lo Real. En síntesis podríamos decir que Lo Real es independiente de la percepción humana, mientras que La Realidad es la forma en que los seres humanos perciben Lo Real.

Esto nos lleva a la siguiente pregunta ¿Es posible alterar Lo Real sin alterar la Realidad? Si decimos que Lo Real es todo lo que existe independientemente de la percepción humana bien podemos aceptar que es posible alterar Lo Real, pero al alterar Lo Real indefectiblemente alteraríamos la Realidad, es decir, percibiríamos diferencias entre lo que es y lo que era. Si se construye un pantano (dique o presa), si se construye una carretera en un terreno donde antes no había siquiera un camino, percibiríamos que las cosas han cambiado y nos daríamos cuenta que Lo Real ha sufrido una alteración. De allí podríamos concluir que es imposible alterar Lo Real sin alterar la Realidad.

La segunda pregunta que se nos ocurre es ¿Es posible alterar La Realidad sin alterar Lo Real? Aquí entran en juego muchas más cosas que en la pregunta anterior pero, sin hesitar, la respuesta es sí. Existen tantas realidades como seres humanos ya que La Realidad es subjetiva, mientras que Lo Real es objetivo, por lo que La Realidad depende de la manera en la cual percibimos Lo Real y si podemos interferir en la manera en la cual las personas perciben Lo Real podemos manipular La Realidad.

Durante la década de 1930-1939, los alemanes fueron convencidos por Hitler de que La Realidad era que los judíos conspiraban contra Alemania para evitar que esta recuperara su posición de potencia económica. La propaganda nazi y el control férreo que ejercitaba sobre los medios de comunicación permitieron a Hitler distorsionar de tal forma Lo Real que la población alemana terminó aceptando como cierta La Realidad que él les presentaba. Lo Real no había cambiado, pero La Realidad percibida era distinta, de esto podemos concluir que es posible alterar La Realidad sin alterar Lo Real.

Traslademos estas conclusiones a nuestros días y veremos que, dependiendo del medio a través del cual las personas se informen, La Realidad percibida es distinta. Esto implica que los medios de información pueden crear, o intentar crear, una Realidad que oriente hacia un objetivo determinado a la opinión pública, esto implica que los medios de información poseen un poder incalculable en cuanto a la generación de la imagen de lo Real que perciban quienes los utilizan.

Podemos decir, entonces, que un lector de ABC o de El Mundo tendrá una idea de Realidad muy diferente a la que tiene un lector de El País, y eso es algo que no debería sorprendernos, ya que una de las conclusiones a la que hemos llegado es que La Realidad puede ser alterada sin que Lo Real haya sido modificado. Las personas, entonces, dependen de sus medios de información para hacerse una idea de Realidad, y son sus medios de información los que les ayuden, o los que les nieguen, una idea clara de lo que está pasando.

De allí que en una sociedad determinada existan tantas formas distintas de interpretar un mismo fenómeno. De allí que para los catalanes o los vascos separarse de España sea algo razonable, mientras que para el resto de las personas eso sea una locura. De allí que muchos piensen que los inmigrantes sean los responsables de la crisis actual, mientras que para otros la responsabilidad de la crisis descanse en los créditos hipotecarios indiscriminados con los cuales los bancos sostuvieron e impulsaron la burbuja inmobiliaria. Cada cual ve las cosas del color del cristal con el cual la mira, pero ¿Qué sucede si todos los cristales evitan que veamos la verdadera causa de los problemas? Que todas las conclusiones serán erróneas.

En el ámbito científico, un entorno en el cual interesa saber Lo Real y no La Realidad o lo que es lo mismo, saber la verdad de las cosas de manera objetiva y no de manera subjetiva, existe la costumbre de descartar las teorías que no funcionan cuando una sola cosa, UNA sola cosa, demuestra que esa teoría es falsa. Esto implica que bastaría que la velocidad de la luz no fuese una constante para que toda la Teoría de la Relatividad fuese descartada o al menos revisada en su totalidad. Pero en Economía o Política pareciera ser que para que una teoría sea descartada hace falta una revolución o al menos, una crisis en toda regla.

El problema pasa por el punto de que ni la Economía ni la Política son ciencias formales, si hablamos de Ciencias Políticas o Ciencias Económicas es gracias a la retórica más no al hecho de que sean ciencias. Determinado esto, podemos decir que si utilizamos como leyes científicas las leyes económicas lo que terminaremos teniendo es un desbarajuste de tomo y lomo tal y cual hemos tenido en los últimos años, y que las verdades económicas que nos han venido repitiendo y sobre las cuales hemos construido nuestra cadena de valores tienen la virtud de no aguantar ni una sola puesta a prueba.

El capitalismo y el comunismo han dado claras muestras de ser sistemas económicos poco fiables, en el primero se tiende a la concentración de la riqueza y en el segundo se tiene a la expansión de la pobreza. Ambos sistemas se han demostrado, y no lo digo yo sino la historia, como inadecuados en cuanto a generar justicia social. Sin embargo el capitalismo sigue gozando de buena salud y el comunismo ha muerto porque quienes lo sostenían se han declarado en derrota. La URSS giró hacia el capitalismo después de la Perestroika y China, el otro gigante comunista, ha adoptado políticas capitalistas en los últimos años. El único país comunista que queda con vida es Cuba, un país demasiado pequeño como para pesar en la balanza.

Pero visto fríamente, ni el comunismo ni el capitalismo son soluciones viables para el hambre, el capitalismo se nos muestra como un motor del desarrollo económico e inventivo pero ese desarrollo nos lleva al calentamiento global y a la concentración de riquezas, es decir, afectan a la supervivencia del hombre en el planeta y a no solucionan el problema del hambre en el mundo. El comunismo, por su parte, no incentiva la ambición humana y por lo tanto es un freno para el progreso, ese mismo progreso que nos ha llevado a tener miedo de que los polos se descongelen pero, tengamos esto en cuenta, también ha sido un activo participante en cuanto a el grado de contaminación que tenemos en el planeta ya que nadie cuida lo que no es de uno y las industrias de la URSS contaminaban de lo lindo sin que a nadie le preocupara.

Por un lado tenemos a los defensores del capitalismo, por otro, a los defensores del comunismo, del socialismo, de la socialdemocracia o de lo que se les ocurra, lo cierto es que en más de cien mil años de historia tenemos gente que se muere de hambre y gente que se lo pasa pipa y no hemos podido erradicar el hambre, ni las guerras.

¿Es aceptable esto? No ¿Por qué? Porque hemos de aceptar que en la actualidad la posibilidad de erradicar las guerras y el hambre son cosas que tenemos al alcance de las manos, solo que ciertos hechos lo evitan y esos hechos son la codicia y la incomprensión de los derechos del otro.

Por empezar el derecho a la propiedad nace de la fuerza, solo aquel que podía decir “esto es mío” y defenderlo a garrotazos pudo hacer valer su derecho a poseer algo que los demás no poseían, sin embargo el derecho a la propiedad es la base de muchas de nuestras democracias, un derecho no basado en la razón, sino en la fuerza…

¿No podemos, entonces, cuestionar los derechos que permiten que un hombre posea riquezas tales que necesitaría diez mil vidas gastar al mismo tiempo que existen personas que fingen cocinar piedras para que sus hijos se duerman pensando que han comido? ¿No podemos cuestionar que existan fronteras que delimiten territorios de bienestar mientras otras fronteras delimitan fronteras de malestar?

Los medios de información actuales inventan una realidad a la medida de sus consumidores, pero esa realidad jamás irá en contra de sus intereses. Y los medios de información actuales, sean de derecha o de izquierda, defienden sus propios intereses, defienden su idea de ”poder” y su idea de “justicia” y esa idea delimita la manera en la cual nos informan. De esto podemos decir que en la actualidad la información que nos permite formar nuestra idea de Realidad responde a intereses ajenos a nosotros, a nuestros intereses. Podemos afirmar que solo reivindicando una serie de valores humanitarios y globales podríamos construir una sociedad justa e igualitaria.

Mientras tanto, mientras no sostengamos esos valores, seguiremos viviendo en una Realidad inventada por aquellos cuyos intereses no incluyen nuestras vidas. Mientras tantos seguiremos diciendo que acabar con el hambre es imposible, y que son necesarias las guerras.

Aunque no sea cierto. Aunque no lo sea.

lunes, 1 de febrero de 2010

La historia sin fin


Todos sabemos, o al menos casi todos, que cosas como “los derechos del trabajador” y “los derechos humanos” no nacieron per se, sino gracias a años de lucha, lucha mantenida por aquellos que prefirieron anteponer sus creencias, valores personales, ideales y pensamientos utópicos a lo que en su momento se consideraba “normal”, “correcto”, “tradicional”, “incambiable”.

La posibilidad de jubilarse, de tener vacaciones, de trabajar solo 8 hs. diarias, de tener la posibilidad de educar gratuitamente a sus hijos, de tener servicios de salud gratuita, de tener el derecho a ser considerado inocente hasta que un juez y/o un jurado le haya encontrado culpable, de manifestarse, de tener la posibilidad de expresarse libremente, son cosas que fueron ganadas a costa de la sangre de muchos que se manifestaron y lucharon por conseguirlos. Esos que lucharon no lo hacían por ellos, ellos sabían que no disfrutarían de los resultados de su lucha, pero lucharon por una única razón, para dar oportunidad a sus hijos de gozar de aquellas cosas que ellos pensaron eran justas, y en verdad eran justas, eran tan justas a principios del siglo XX como justas son hoy.

Sin embargo en los últimos años hemos podido atestiguar una contracorriente, una contracorriente que pone a la empresa antes que al individuo, una contracorriente que impone al Estado antes que aquellos a los cuales representa. ¿Por qué sucede esto?.

La respuesta es quizás simple, más que sea simple no significa que sea entendida por todos. Poner a las empresas o al Estado antes que al ciudadano, al hombre común que es quien las mantiene o quien lo conforma, es dar vuelta la idea misma de democracia. Este dar vuelta de la democracia comenzó, lamentablemente, desde el momento en el cual se permitió a los políticos hacer demagogia, prometer lo que sabían no podían cumplir, o no deseaban cumplir.

¿Por qué digo esto? Porque en la actualidad los políticos saben que han de decir lo que la gente quiere escuchar si desean ser elegidos aunque después hagan lo contrario. Ya no importa, un presidente, un primer ministro, elegido democráticamente, no está obligado a cumplir sus promesas siempre y cuando manifieste estar actuando en busca del bienestar de todos, pero decir que se está actuando en procura del bienestar general es lo mismo que decir nada. No existe ningún mecanismo que permita a un pueblo el exigir a sus gobernantes el cumplimiento de sus promesas y, entonces, ¿En que desemboca esto?

En la demagogia, en la manipulación, en la mentira más desembozada. En la oposición más estúpida y en el partidismo más oportunista.

Por una parte debemos comenzar a considerar todo lo que implican nuestras libertades, y que es lo que significa la palabra libertad. Ser libres de manifestarnos implica no tener la necesidad de pedir a un gobierno cualquiera el derecho a manifestarnos, si debemos pedirlo es que no somos realmente libres de manifestarnos. Tener el derecho a la libertad de expresión implica que podemos decir lo que se nos canta sin ser considerados peligrosos por ello, ni sufrir algún tipo de censura. Tener la libertad de tránsito implica no tener que demostrar que tenemos posesiones en nuestro lugar de origen ni tanto dinero depositado en nuestra cuenta corriente ni tengamos que sufrir la humillación de no sernos permitido el paso en un país cualquiera solo porque pertenecemos a un país considerado inferior desde el punto de vista económico.

Lo que debemos entender es que si permitimos que se recorte la libertad de algunos estamos permitiendo, a futuro, que se recorte la libertad de todos. Porque esa es la forma de actuar de los Estados, porque todo Estado tiende a ser o a llegar a ser un Estado totalitario. Comienzan pulsando una serie de miedos para comenzar a recortar las distintas libertades civiles en pro del bien común para finalizar recortando la libertad de todos.

La Italia de Mussolini, la Alemania de Hitler, son muestras de ello. Se crea un enemigo imaginario, que englobe todas las culpas, un chivo expiatorio, en la Alemania de Hitler eran los judíos, en la Europa actual es la inmigración. También son chivos expiatorios los fumadores, los homosexuales, los “distintos”, nada mejor que ser “distinto” para ser un blanco de una represión futura.

En el mundo de hoy la bandera que se ha alzado para poder recortar los derechos del ciudadano es la del “terrorismo”, desde que Bush declaro, pocos días después del 11-S, la guerra mundial contra el terrorismo tanto los estadounidenses como los británicos han sufrido recortes en sus derechos civiles, en sus libertades. Todos conocemos el alcance de esos recortes y todos creemos increíble que los distintos pueblos hayan aceptado ese hecho. Pero lo que olvidamos es que los pueblos NO aceptaron esos recortes, fueron sus representantes, aquellas personas a las que ellos confiaron la defensa de sus intereses, quienes lo hicieron. Y que sus representantes hayan podido hacer esto fue posible gracias a la imposibilidad que tienen los ciudadanos de un Estado, cualquier Estado, de decirles a sus “representantes” lo que han, o no han, de hacer. Después de todo preguntémonos ¿A quién representan los políticos que ocupan cargos públicos?

En su discurso sobre el “Estado de la Unión” el presidente Obama mencionó en varias oportunidades a los lobbies, los lobbies son grupos de presión conformados por representantes de empresas de distintos sectores de la industria que presionan a los políticos para que les apoyen o aprueben medidas destinadas a favorecerlas. Nuestras actuales condiciones medioambientales, de salud, de seguridad, etc., han sido aprobadas siguiendo la necesidad o los intereses de esos lobbies, no de la gente que encumbró a un político en tal o cual cargo público. Los políticos dependen de estos lobbies para conseguir el dinero necesario para llevar adelante una campaña más o menos exitosa.

¿Y esto por qué? Porque salimos de la falsa idea de democracia que hoy tenemos, la que nos inculcaron y nos decía que cualquiera puede ser presidente o primer ministro de un país cuando en realidad eso es mentira. Verdad sería decir que cualquiera con el apoyo económico necesario puede ser presidente o primer ministro de un país, más no un cualquiera sin apoyo. La posibilidad de que existan partidos políticos capaces de invertir más de 100 millones de dólares en su campaña y de que existan partidos políticos que no puedan invertir ni 10 millones de dólares ya nos significa que la democracia como sistema de gobierno ha dejado de ser algo posible de ejercer en la actualidad. Sería democracia si en lugar de la potencia económica lo que valiera fuesen las ideas, los objetivos y los principios. Pero nada de eso cuenta hoy en día, hoy en día cuando los distintos partidos políticos se manejan con el dinero que pueden invertir en publicidad. Hoy podemos decir que serás, o no, el líder máximo de tu Estado siempre y cuando cuentes con el dinero necesario.

¿Es esto cierto? Sí, lo es, y basta con seguir las relaciones estadísticas para comprobarlo. Por otra parte ¿Cómo se le puede exigir a Obama que cumpla con sus promesas? No se puede, es imposible, solo es posible decir que no las está cumpliendo manifestándose, pero ni eso cuenta hoy en día, cuando la televisión está en manos de pocas empresas que vigilan y cuidan por sus intereses. Para esto solo nos hace falta recordar el distanciamiento que existió entre determinados medios de prensa españoles con quien ocupa la dirección del Estado cuando no fueron satisfechos sus intereses.

Esto nos lleva a las siguientes conclusiones:

1. Los dueños del dinero son los que deciden que leyes han de ser aprobadas.
2. Los dueños del dinero son los que tienen acceso directo a quienes gobiernan, por lo que son los que deciden el futuro de un Estado.
3. Los dueños del dinero son los que deciden de qué libertades puede gozar un pueblo.
4. Los dueños del dinero son los que nos muestran a qué enemigo hemos de temerle, y los que nos dicen que leyes necesitamos para combatirlo.
5. Los dueños del dinero son los que deciden quien nos gobernará en el futuro, habiendo comprado ya a quien nos gobierna en el presente, etc.

Piensa mal, pero piensa, piensa bien, pero piensa, razona, contrapone, investiga, deduce ¿Quiénes son los beneficiados por las últimas leyes que se han aprobado en vuestro país?

Las empresas.

Los ciudadanos de a pie somos, simplemente, quienes mantenemos los costos de funcionamiento de este latrocinio sin visos de final.

¿Deseas que tu hijo esté obligado por ley a trabajar diez o más horas diarias? ¿No? Entonces lucha. El bienestar de una generación depende siempre del compromiso político de la generación que le ha precedido.

Siempre.

Y eso puedes comprobarlo con un sencillo repaso de nuestra historia. Y cuando digo nuestra historia digo la historia de la humanidad.

El fin de la libertad (Documental)


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jueves, 14 de enero de 2010

The big one - Michael Moore (Sub. español)


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Michael Moore puede ser cuestionado por sus métodos a la hora de realizar sus documentales, más no podemos desposeerlo de su capacidad para meter el dedo en la llaga de la sociedad post-capitalista.

En este documental se sacan a la luz determinados hechos que ponen en duda los principios básicos de la teoría del Libre Mercado, vemos como el gobierno de los EE.UU. no tiene problemas para desembolsar cuantiosas ayudas a empresas privadas que obtienen pingües beneficios anuales y, por el contrario, retacea las ayudas sociales a sus ciudadanos más desfavorecidos.

Veremos como compañías cuyos beneficios suman decenas de millones de dólares despiden a sus empleados para relocalizarse donde la mano de obra es más barata, donde en lugar de pagar salarios de 5 dólares la hora pagan salarios de 85 céntimos de dólar por día.

El cuestionamiento que deja flotando Michael Moore es si es lícito que una empresa que obtiene beneficios económicos tenga la libertad de deshacerse de sus empleados para aumentarlos. Lo que en el papel es un simple cálculo económico se refleja, en la realidad, como un drama cotidiano al que están expuestos miles de trabajadores estadounidenses, y eso ha de preocuparnos ya que la tendencia actual es precarizar las condiciones laborales en Europa (en Latinoamérica ya se ha conseguido)utilizando para ello el pretexto de que flexibilizar las contrataciones y facilitar el despido ayudaría a salir de la crisis más rápidamente.

Flexibilizar las contrataciones, según lo que puede verse en los países latinoamericanos, solo precariza al trabajador y lo hace aceptar condiciones rayanas con el trabajo esclavo, facilitar el despido solo crea desempleo.

Mi pregunta es ¿Para quiénes gobiernan aquellos a los cuales elegimos para representarnos y defendernos?

Sin lugar a dudas, no para nosotros.