La ignorancia es suave, tibia, protectora. La ignorancia nos salva de tomar decisiones, evita que leamos historias innecesarias dejando a nuestro alcance solo aquellas más oportunas. La ignorancia pone, ante nuestros ojos, unas delicadas lentillas que iluminan el día con precisos y determinados colores, aquellos colores que nos convienen. La ignorancia nos toma de la mano, nos lleva a las alturas y antes de soltarnos nos insta a que volemos.
Pero por supuesto, no volamos.
Pero por supuesto, no volamos.
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1 comentario:
Pues te agradezco el enlace. Me gustan tu texto y la imagen. Un saludo.
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