jueves, 27 de diciembre de 2007

un ojo en el cielo


Leyendo en la bitácora “Según como se mire” me entero que en los Estados Unidos de América se está estudiando la posibilidad de utilizar distintas formas de identificación que quedan enumeradas en esta nota de Público.es y que sería conveniente todos leyeran.

Sí analizamos detenidamente los sucesos ocurridos en los últimos años comprobaremos que los estados tienden al totalitarismo y que las necesidades económicas priman sobre las necesidades y derechos del individuo.

Podremos también comprobar que a lo largo de la historia existe cierta tendencia a que una clase o grupo social se beneficie del trabajo de otra clase, por lo general más numerosa, dando las razones necesarias como para justificar ese estado de cosas. El feudalismo y la monarquía aparecen enseguida como referentes de esto, el derecho divino y la defensa común eran los argumentos más utilizados para justificar la explotación de los restantes integrantes del estado.

También en los Estados Unidos de América, quien se autoproclama la gran democracia del norte, se necesitó de una guerra civil para abolir la esclavitud y largos años de lucha para asegurar a la población negra derechos civiles equiparables a los del hombre blanco (recordar que
Lyndon B. Johnson fue el presidente que, en 1965, consiguió se aprobase la ley que les daba derecho al voto).

En la actualidad solemos pensar que esa explotación o sumisión de una clase social mayoritaria por parte de una clase social minoritaria es agua pasada. Sin embargo podríamos establecer, sin grandes problemas, una base cierta que contradice esto dado que el sistema económico actual se basa en la aplicación del
sistema capitalista donde es el capital, y no el trabajo, el generador de riqueza y donde los intereses del trabajador son subordinados a los intereses de los dueños del capital.

Pero el capitalismo precisa de un estado fuerte para alcanzar sus máximas cotas en cuanto a beneficios, lo que implica evitar que exista toda posibilidad de redistribuir la riqueza y un estado fuerte significa un estado colocado sobre el individuo.

Tenemos así que por una parte se propugna la implantación del liberalismo económico pero se evita hablar de liberalismo político y social. Lo que la gran empresa procura, en definitiva, es el
“laissez faire, laissez passer” (dejad hacer, dejad pasar) en cuanto a lo económico pero la implantación de un férreo control estatal sobre las libertades políticas y sociales.

Y esto se une a lo comentado en la bitácora “
Según como se mire” y a la noticia que puede leerse en Público.es. Se está registrando un aumento del control gubernamental sobre el ciudadano de a pie gracias a la sofisticación de las herramientas utilizadas para controlarlo dando, para ello, determinadas razones que, sin embargo, jamás podrían justificar lo que se pretende justificar sin una previa manipulación de la información que se provee a los ciudadanos.

Extrañamente, los procedimientos utilizados para manipular a la ciudadanía son similares a los utilizados por el fascismo, se crea un enemigo común, se demoniza, se hace referencia a él y a la necesidad de vencerlo cada vez que se aprueba o aumenta el control del estado sobre el individuo de manera tal que el individuo asocia el aumento del control con una mayor seguridad y se siente satisfecho sin pensar en los costos reales de esa “mayor seguridad”.

Todos los estados totalitarios han aprobado leyes que, de una u otra forma, tienen a coartar la libre expresión y favorecen la censura de la información. Todos los estados totalitarios propugnan sistemas de vigilancia que le permitan controlar no solo lo que hace un individuo, sino también lo que piensa y las últimas noticas provenientes de la “gran democracia del norte” nos dan permiso para que sintamos legítimos resquemores en cuanto a esto.

Este tipo de noticias llevan a que nos preguntemos si alguna vez nos colocarán implantes que permita al estado saber dónde estamos en todo momento bajo el pretexto de poder protegernos más eficientemente de los peligros, o si nos tatuarán códigos de barra en el dorso de la mano para identificarnos o erradicarán el uso del dinero imponiendo la tarjeta de crédito o pago como sistema final contra el delito.

Novelas como 1984 están dejando de ser obras de ficción ya que los hechos a los que asistimos diariamente nos hacen pensar que muchas de las cosas que ellas anticiparon se están concretando. Quizás, en un futuro no muy lejano, el estado pueda, al fin, saber no solo nuestros gustos y nuestros pasatiempos sino también con quien nos reunimos y acerca de qué deliberamos gracias a un ojo en el cielo.

3 comentarios:

Desesperada dijo...

Qué interesante reflexión, Sergio, como siempre. Quizá la imposición es inherente al ser humano, por eso algunas etnias intentan predominar sobre otras... no lo sé. el caso es que llevamos milenios haciendo las mismas gilipolleces. feliz navidad, en todo caso. bicos.

entrenomadas dijo...

Que enorme inseguridad me produce esa asquerosa seguridad que quieren implantar.

Besos, Sergio

Anónimo dijo...

Hola Sergio. Gracias por tu comentario en mi blog. También debes permitirme agregarte a mi blogroll, porque tu blog me parece muy interesante.

En cuanto al tema que tratas, es cierto que la situación llega a ser preocupante, aunque en nuestro país no lo es tanto. Según la ONG Privacy International, EEUU es uno de los países con más vigilancia del mundo, junto con Reino Unido, Rusia y China. En España también hay "fallos sistemáticos en la defensa de las garantías de privacidad".

Echa un vistazo al mapa, resulta muy interesante: http://www.privacyinternational.org/article.shtml?cmd%5B347%5D=x-347-559597