viernes, 14 de diciembre de 2007

teoría del asedio


Supongo que alguien por allí estará escribiendo una “Teoría del asedio” que explicará, o intentará explicar, porqué determinadas regiones viven la inmigración como un fenómeno del que hay que defenderse como si los inmigrantes asediaran su civilización con el único fin de saquearla. Tal vez todo provenga de “mi tribu, tu tribu” y “yo bueno, tú malo” o sea un subproducto del miedo provocado por el siempre vigente sentimiento de precariedad que posee nuestro entorno, ese sentimiento de “nada es seguro” o “todo cambia para peor”.

Por otra parte, resulta interesante comprobar como el imperialismo sigue también vigente aún cuando en lugar de ser explícito como en el pasado, cuando las grandes naciones del mundo dominaban en la práctica sus posesiones coloniales, tiende a ser implícito, a estar incluido en determinadas decisiones a través de las cuales las grandes naciones influyen en las economías más débiles. Las grandes decisiones son decididas por un grupo pequeño de países que luego trasladan esas decisiones a la categoría de imposición para las restantes naciones. Un país, por ejemplo, que decida por su cuenta desoír el tratado internacional contra la proliferación de armas nucleares y se decida a realizas investigaciones para el aprovechamiento de la energía atómica como arma, fabricar la bomba A en síntesis, es considerado un fuera de la ley peligroso por las otras naciones, sobre todo por aquellas que impulsaron ese tratado que son, inconsecuentemente, las que poseen más armas atómicas. Dicho tratado aparece ante los ojos de todos como un intento de preservar la vida en la tierra, más también puede ser una forma de garantizarse el ser los más fuertes: Yo, que tengo la bomba atómica, bueno mientras que vos, que deseas tenerla, malo.

Si unimos el sentimiento de estar asediados por una humanidad que codicia nuestros bienes a la idea de un imperialismo no expresado pero vivo aparece ante nuestros ojos la imagen de una antigua ciudad amurallada, rica y poderosa, rodeada por una baraúnda de acosadores harapientos y débiles que solo desean entrar para saquear sus bienes y violar sus mujeres.

La imagen no puede ser más lejana a lo que sucede en la realidad ya que los “acosadores” desean, sí, entrar en la ciudad amurallada pero para compartir y proveer a su riqueza, esto implica que la noción de asedio sea una noción no coincidente con la realidad y, por lo tanto, podríamos suponerla una clara muestra de alienación de la cordura pero ¿La cordura de quién?
Por un lado tenemos al Estado y los grupos de poder económico, que directa o indirectamente se benefician de esta situación, por otra parte tenemos a quienes sostienen a este Estado, actores necesarios que no conocen, porque no se les permite conocer, lo que se esconde detrás de las decisiones que se toman. ¿Cómo se benefician los Estados? Al crear la situación “nosotros o ellos” todo Estado halla determinadas prebendas entre las que se incluye el aumento de su poder práctico, esta situación fue la que permitió aprobar, como lo he comentado en varias ocasiones, la Patriot Act en los EE.UU., una ley que lesiona todos los derechos de aquellos individuos sospechosos de llevar adelante actividades terroristas, y todos sabemos (o habríamos de saber) lo elástica que es la palabra “sospechoso”.

Si estudiamos el pasado reciente veremos que la forma acostumbrada por quienes están ocupando el gobierno en un Estado de presentar las medidas a tomar es “sí a las medidas o desastre”, esto es exactamente lo mismo que decir “o hacen lo que les decimos o nos hundimos”. La oposición por su parte contesta apenas cambiando un término “no a las medidas o desastre”, ambos, el gobierno y la oposición, juegan al “nosotros o ellos” cambiando el nosotros por prosperidad, u orden y el ellos por crisis o caos. El tercer integrante de este juego es el miedo, es decir, incentivar el miedo que nos produce saber de la precariedad de las cosas, como si una sociedad fuese un castillo de naipes y la sola caída de uno de ellos la condenara al derrumbe cuando, y esto es comprobable, muchos naipes se caen continuamente del castillo sin que este se venga abajo.

Los Estados, entonces, consiguen manipulando este miedo a lo precario, que es también miedo a las consecuencias del cambio, la aprobación de poderes que de otra forma no podrían haber obtenido, el Estado tal y como está hoy concebido precisa mantener a la gente en estado de ansiedad porque cuando la gente está en estado de ansiedad es cuando peor razona ¿Por qué? Porque cualquier persona insegura o ansiosa busca la satisfacción inmediata de sus necesidades sin preocuparse por lo que pueda ocurrir mañana, razona a corto plazo por no decir a plazo inmediato. Por otra parte, una persona segura y tranquila normalmente se toma su tiempo para pensar y decidir y es, por lo tanto, mucho más difícil de manipular (aunque no imposible).

Ahora, también debemos aceptar que una sociedad está conformada por más de un tipo de persona, esto es, ninguna sociedad está compuesta por un 100% de ansiosos o temerosos o por un 100% de seguros y tranquilos sino por una mezcla de ellos, por gradaciones de estos dos estados. También hemos de aceptar que una persona segura y tranquila a la hora de decidir si compra una casa puede ser una persona ansiosa e intranquila a la hora de decidir la conveniencia de cambiar a su hijo de colegio, o la conveniencia de cambiar su trabajo. Somos como un caleidoscopio en el cual cada cristal de colores es uno de los aspectos de nuestro carácter y temperamento.

Aquí entra en juego la necesidad de los Estados de contar con la forma, o posibilidad, de dominar o influir los medios a través de los cuales las personas adquieren esa información y esto lo consiguen, por lo general, a través de los grupos de poder económico que pueden controlar a estos medios. Las formas son sencillas y creo que ya las he comentado en su oportunidad. Una de las maneras es a través de la contratación de espacios publicitarios, la otra es directamente adquiriéndolos o adquiriendo una proporción significativa de su capital accionario.

De ambas forman pueden presionar e influir en la línea editorial de cualquier medio informativo y si se influye en esto también es posible tamizar y trasfigurar la información que recibirá el ciudadano en ese Estado y esto, además, también es comprobable contrastando las noticias en distintos medios dentro de un mismo Estado, a menos este sea totalitario, donde los medios de información controlados por grupos de poder económicos afines al gobierno y los medios controlados por grupos afines a la oposición suelen dar la misma noticia con distintas conclusiones, lo que para uno es acertado, para el otro está contraindicado, lo que para uno es una victoria, para el otro una derrota.

Si un Estado puede controlar o influir en los medios de información puede, entonces, influir en el estado de ansiedad de las personas que viven en su territorio y pueden influir en las decisiones de aquellas personas que, pese a todo, conserven la mente fría dándoles información equivocada. De hecho, esto se hizo durante la segunda guerra mundial para preparar la invasión aliada a Normandía.

Es decir que la “teoría del asedio” se caracterizaría por la generación de la idea, en el inconsciente colectivo, de que todo lo obtenido puede esfumarse en un segundo por culpa de un grupo de personas, un país o conjunto de países, es una variación de la fórmula de “nosotros o ellos” en la cual nosotros somos los asediados, y por lo tanto los buenos, y ellos son quienes nos asedian, y por lo tanto los malos.

Así suelen presentársenos los hechos facilitándonos abundante información a la cual, anteriormente, se la ha adaptado para que conduzca al objetivo deseado.

Eso evita que nos hagamos determinadas preguntas como, por ejemplo ¿Es correcto que las grandes empresas obtengan beneficios cada vez más elevados mientras que sus trabajadores no hayan recibido aumento de salarios? ¿Por qué jamás se llega al empleo pleno? ¿Por qué a menores ingresos, mayor es la proporción de ellos destinados a sostener los gastos del Estado? ¿Cuál es la imagen de “mundo ideal” a partir de la cual se diseñan las grandes estrategias destinadas a alcanzarlo?

Una sociedad sana no debería tolerar, nunca más, que se le obligase a decidir entre “nosotros o ellos” porque este tipo de disyuntivas han sido utilizadas ya en el pasado y con resultados funestos. La inquisición, el nazismo, el racismo, la xenofobia, el sexismo, el belicismo, se caracterizan por la utilización de esta disyuntiva como base de planificación de su propaganda. Debería de aceptarse, como ley común o principio ético, que las sociedades se engrandecen a través de la solidaridad, jamás a través del egoísmo.

1 comentario:

Kurtz dijo...

Precisamente hoy he visto en la televisión la concentración anual por estas fechas que hacen los mejicanos y sus familiares que están en Estados Unidos y que sólo pueden verse a través de la alambrada que separa la frontera.
Esto de las fronteras es algo que todavía no entiendo.
Saludos.