jueves, 27 de diciembre de 2007

un ojo en el cielo


Leyendo en la bitácora “Según como se mire” me entero que en los Estados Unidos de América se está estudiando la posibilidad de utilizar distintas formas de identificación que quedan enumeradas en esta nota de Público.es y que sería conveniente todos leyeran.

Sí analizamos detenidamente los sucesos ocurridos en los últimos años comprobaremos que los estados tienden al totalitarismo y que las necesidades económicas priman sobre las necesidades y derechos del individuo.

Podremos también comprobar que a lo largo de la historia existe cierta tendencia a que una clase o grupo social se beneficie del trabajo de otra clase, por lo general más numerosa, dando las razones necesarias como para justificar ese estado de cosas. El feudalismo y la monarquía aparecen enseguida como referentes de esto, el derecho divino y la defensa común eran los argumentos más utilizados para justificar la explotación de los restantes integrantes del estado.

También en los Estados Unidos de América, quien se autoproclama la gran democracia del norte, se necesitó de una guerra civil para abolir la esclavitud y largos años de lucha para asegurar a la población negra derechos civiles equiparables a los del hombre blanco (recordar que
Lyndon B. Johnson fue el presidente que, en 1965, consiguió se aprobase la ley que les daba derecho al voto).

En la actualidad solemos pensar que esa explotación o sumisión de una clase social mayoritaria por parte de una clase social minoritaria es agua pasada. Sin embargo podríamos establecer, sin grandes problemas, una base cierta que contradice esto dado que el sistema económico actual se basa en la aplicación del
sistema capitalista donde es el capital, y no el trabajo, el generador de riqueza y donde los intereses del trabajador son subordinados a los intereses de los dueños del capital.

Pero el capitalismo precisa de un estado fuerte para alcanzar sus máximas cotas en cuanto a beneficios, lo que implica evitar que exista toda posibilidad de redistribuir la riqueza y un estado fuerte significa un estado colocado sobre el individuo.

Tenemos así que por una parte se propugna la implantación del liberalismo económico pero se evita hablar de liberalismo político y social. Lo que la gran empresa procura, en definitiva, es el
“laissez faire, laissez passer” (dejad hacer, dejad pasar) en cuanto a lo económico pero la implantación de un férreo control estatal sobre las libertades políticas y sociales.

Y esto se une a lo comentado en la bitácora “
Según como se mire” y a la noticia que puede leerse en Público.es. Se está registrando un aumento del control gubernamental sobre el ciudadano de a pie gracias a la sofisticación de las herramientas utilizadas para controlarlo dando, para ello, determinadas razones que, sin embargo, jamás podrían justificar lo que se pretende justificar sin una previa manipulación de la información que se provee a los ciudadanos.

Extrañamente, los procedimientos utilizados para manipular a la ciudadanía son similares a los utilizados por el fascismo, se crea un enemigo común, se demoniza, se hace referencia a él y a la necesidad de vencerlo cada vez que se aprueba o aumenta el control del estado sobre el individuo de manera tal que el individuo asocia el aumento del control con una mayor seguridad y se siente satisfecho sin pensar en los costos reales de esa “mayor seguridad”.

Todos los estados totalitarios han aprobado leyes que, de una u otra forma, tienen a coartar la libre expresión y favorecen la censura de la información. Todos los estados totalitarios propugnan sistemas de vigilancia que le permitan controlar no solo lo que hace un individuo, sino también lo que piensa y las últimas noticas provenientes de la “gran democracia del norte” nos dan permiso para que sintamos legítimos resquemores en cuanto a esto.

Este tipo de noticias llevan a que nos preguntemos si alguna vez nos colocarán implantes que permita al estado saber dónde estamos en todo momento bajo el pretexto de poder protegernos más eficientemente de los peligros, o si nos tatuarán códigos de barra en el dorso de la mano para identificarnos o erradicarán el uso del dinero imponiendo la tarjeta de crédito o pago como sistema final contra el delito.

Novelas como 1984 están dejando de ser obras de ficción ya que los hechos a los que asistimos diariamente nos hacen pensar que muchas de las cosas que ellas anticiparon se están concretando. Quizás, en un futuro no muy lejano, el estado pueda, al fin, saber no solo nuestros gustos y nuestros pasatiempos sino también con quien nos reunimos y acerca de qué deliberamos gracias a un ojo en el cielo.

domingo, 23 de diciembre de 2007

feliz navidad


No es ni incorrecto ni correcto celebrar la navidad aunque he de aceptar que tanto ímpetu consumista visible en esta época llega a empujarme hacia el ateísmo, por no decir a la herejía. Si sumamos a esto la acción evangelizadora del Papa, la situación vigente en el entorno que nos circunda, la economía, la política, la renaciente xenofobia, el jamás aniquilado racismo, la suerte de las mujeres en países que durante mucho tiempo fueron el faro cultural de la humanidad (faro cultural, creo que la ecología me está haciendo adscribir al reciclado de metáforas), el calentamiento global y todas esas cosillas que son como piedritas en nuestros zapatos me pregunto si la navidad no sería, más adecuadamente, una día utilizable para el recogimiento y la meditación antes que una celebración por todo lo alto.

En otras palabras ¿Se ha conseguido imponer en el mundo el pensamiento cristiano? Desde mi humilde punto de vista Jesús no solo no ha triunfado, sino que la doctrina que intentan inculcarnos sus representantes en la tierra está demasiado alejada de lo que él predicó, aún cuando aceptemos lo dicho por los textos revisados del nuevo testamento.

Siempre he pensado que los diez mandamientos expresados en el nuevo testamento son no solo bonitos, sino muy adecuados para llevarnos bien aunque cueste un triunfo el seguirlos, sobre todo eso de respetar a los padres en la adolescencia y lo de no desear a la mujer del prójimo ni de pensamiento o lo de no fornicar, pero bueno, las directrices sirven para saber cuando estamos metiendo la pata y en ese sentido serían útiles. Pero también siempre he pensado que lo más importante de las enseñanzas cristianas no descansa en estos mandamientos sino en el intento de promover virtudes nuevas que destronasen las viejas virtudes.

Por ejemplo, para Jesús era una virtud ayudar a los pobres más nosotros solemos pensar que los mendigos son unos vivales y nos mostramos renuentes a darles algunos céntimos sin considerar qué, como en todo, hay mendigos vivales y mendigos legítimos y que estar en condiciones físicas de trabajar no nos da la seguridad de poder conseguir un trabajo. También intentó prevenirnos contra la codicia, actividad que hoy no solo está universalmente reconocida como virtud sino que es señal de triunfo y éxito. Nos enseñó a perdonar a aquel que no piensa como nosotros o que no vive de acuerdo a nuestros cánones (la parábola de la adúltera que iba a ser lapidada es un ejemplo) y sin embargo sus mismos representantes condenan a quienes se atreven a pensar diferente (bueno, se registra una mejora respecto a esto, ahora ya no los queman sino que simplemente hablan mal de ellos).

También Jesús predicaba acerca del compartir cuando lo aceptado hoy, a menos desde el punto de vista económico, es concentrar, nos predicó sobre el ser solidarios y ayudar al prójimo, pero no creo que nadie siente a un mendigo a su mesa en navidad para compartir su bienaventuranza. De hecho, muchas fiestas navideñas pasan por la regalomanía, el comer hasta hartarse, el criticar a los parientes y cosas por el estilo. Digamos que no aparece esto como una actitud cristiana a menos que aceptemos como cristiana la crítica, la gula y la ostentación.

A veces imagino a Jesús tomando su cabeza con ambas manos mientras nos mira desesperado diciendo su famoso slogan “Padre, perdónalos, no saben lo que hacen” cosa que a Rajoy ni se le ocurriría pedir mirando a los que apoyan a Zapatero.

De hecho, yo estoy criticando, así que me sumo a todos aquellos que no tienen la más mínima idea de lo que se simboliza en esta época: El nacimiento de un pensamiento distinto, opuesto, que trataba de decirnos que el mundo es de todos, que todos somos hermanos, iguales y con los mismos derechos a la existencia, que debemos pensar en el otro, que jamás debemos olvidarnos del otro, y que el sálvese quien pueda no es la manera más apropiada de entrar al reino de los cielos.

Feliz navidad a justos y equivocados, pensemos aunque sea un segundo en todos aquellos que están luchando por iniciar una vida en tierras extrañas separados de sus hijos y sus raíces, en todos aquellos que seguramente cocinarán piedras para creer que comerán algo, en todos aquellos que mueren en guerras ajenas decididas por otros, en todos aquellos que son nuestros hermanos y que, aparentemente, no gozan del derecho de ser tratados como el hijo pródigo. Deberíamos considerarnos afortunados por tener tanta oportunidad de ser solidarios, deberíamos considerarnos fracasados por no aprovechar la oportunidad y serlo.

viernes, 21 de diciembre de 2007

preguntas sin respuesta


Aquí la palabra disidente del que no cree que el mundo tenga sentido siempre y cuando el goce sea de unos pocos. Aquí el sentimiento de derrota al ver que siempre triunfan las necesidades económicas sobre las necesidades del hombre ¿Por qué se ha permitido esta conquista? ¿Por qué el absurdo de excluir se impone sobre la necesidad del todos juntos?

Una pelota de tierra y agua suspendida en el espacio a mil años luz de cualquier otra posibilidad de vida donde se produce el alimento suficiente como para que nadie pase hambre y sin embargo el hambre existe y hay quien dice que esto es lo correcto. ¿Por qué son la ley de la oferta y la demanda y la salud de la gran empresa la ley suprema y no la solidaridad y el derecho a la existencia?

Siempre he pensado que las cosas se miran de acuerdo al lugar que uno ocupe. Esto torna impensable que un gran propietario o millonario esté de acuerdo con las leyes que limiten la propiedad o la riqueza porque, intrínsecamente, somos egoístas. Nuestra raza, la humana, no solo tiene conciencia del yo sino que también tiene conciencia de su mortalidad y saber que somos y que podemos morirnos nos torna inseguros (nada es suficiente para garantizar nuestro futuro). Sumado a esto está el instintivo afán de competencia de toda raza animada, de ser el individuo (hembra o macho) mejor dotado para la supervivencia.

Esto es, en sí, lo que provoca que nada sea suficiente, lo que provoca que tengamos que ser los mejores para no considerar que hemos siquiera rozado el fracaso y este sentimiento, este mismo sentimiento, que nos ha llevado a hacer tantas grandes cosas también nos condena al largo plazo porque ¿Qué somos?

Somos gente que considera que existen los prescindibles, que es natural que haya quien fallezca aún antes de tener la oportunidad de aportar algo, de que es imprescindible que existan diferencias para así poder asegurar a algunos la oportunidad de ser felices.

No basta con ser fuertes, hay que demostrarlo subyugando al más débil. Hay que asegurarlo impidiendo o dificultando a muchos la oportunidad de alcanzar nuestra fortaleza. Si todos fuésemos iguales nada tendría, desde el punto de vista del instinto, sentido alguno. Sobresalir es la regla.

Durante décadas nos han inculcado esto. El mejor compañero, el mejor alumno, los records olímpicos, todo busca resaltar al uno sobre el todo. Nos hemos vuelto individualistas y al mismo tiempo adoradores de las individualidades que resaltan.

Aplaudimos al diferente olvidándonos de lo necesario. Cambiamos las medidas que han de emplearse en la justicia.

Y nos decimos humanos como si ser humanos marcase una diferencia.

¿Qué es lo que se ve al mirar la selva, la jungla, la sabana? Competencia. ¿Qué es lo que se inculca desde todos los lugares de propaganda? Competencia.

¿Es buena la competencia? ¿Es bueno que existan mejores y peores? ¿Es bueno plantear la diferencia de aptos y no aptos para la vida?

Por una parte se condena a quien ayuda a un desesperado a acortar su vida, se prohíbe la eutanasia, el suicidio se condena. Por otra parte nos dicen que es inevitable que cientos y miles de seres humanos malvivan muertos de hambre, enfermos, debilitados por la inasistencia y la indiferencia ¿Cómo conciliamos estas dos realidades en un mismo planeta?

Tengo tantas preguntas sin respuesta, y este es el precio que hay que pagar por ser un ingenuo o, peor, un humanista.

jueves, 20 de diciembre de 2007

¿derechos de autor o privilegios?


Podríamos rastrear el origen de los principios que rigen a la propiedad intelectual hasta el código de leyes judías llamado Shulján Aruj sin embargo esto constituiría un simple ejercicio cultural. La historia y evolución de la idea que sostiene a la propiedad intelectual recorre distintas épocas, desde la antigua roma hasta nuestros días, ya sea patentes de inventos, patentes de software, derechos de autor o derecho de copia (copyright) y se basa en dar por supuesto que las ideas son propiedad exclusiva de quien las tiene, equiparándolas con la propiedad de la tierra que permite al dueño trasmitirla, dejarla en herencia a sus hijos, o sacar provecho económico de su usufructo.

El problema de este razonamiento es que las ideas no son equiparables a la propiedad terrena sino al fruto de esta propiedad. Doy un ejemplo sencillo:

El propietario de un terreno (campo, por ejemplo), pierde todos los derechos sobre ese terreno una vez que lo vende, de la única manera en la cual puede obtener ganancias permanentes gracias al mismo es o bien sembrando y vendiendo la cosecha obtenida o bien arrendándolo. Ahora, la propiedad intelectual es diferente en el sentido de que si este buen hombre gozara de este derecho podría obtener regalías de cada uno de los pasos en los cuales su cosecha, supongamos trigo, permite ganar dinero a alguien. Esto implica que además del monto de dinero obtenido por la venta de la cosecha, tanto el acopiador al vender la cosecha al molino y el molino al vender la harina al panadero y el panadero al vender el pan a sus clientes deben pagarle al propietario del terreno regalías por “haber ganado dinero con el fruto de su trabajo”.

Esta idea es fácilmente identificada como demencial, pero el problema con la propiedad intelectual es que confundimos el fruto del trabajo, pensar, razonar, crear, inventar, con el trabajo en sí. Es correcto que una persona reciba beneficios por el trabajo que realiza, lo que es incorrecto es pensar que el fruto de ese trabajo siga perteneciéndole en el tiempo y luego de haber recibido una paga por el mismo, trasmitiendo su propiedad a un tercero.

En resumen, el trabajo de un artista es crear y es lógico que obtenga beneficios de su labor creadora, pero así como un campesino obtiene beneficios de su labor productiva una única vez, el artista no puede ni debe pretender obtener beneficios más de una vez por el fruto de su labor. Tampoco un inventor, tampoco un científico o un actor (no analizaré la existencia de Sociedades de Intérpretes que también perciben regalías por interpretar canciones ajenas ya que su mera existencia ronda la definición de inverosímil) aunque, como sabemos, los actores no gozan todavía de derechos de autor por su manera de interpretar un papel, aunque esa manera sea su creación artística.

Es decir que o nos sinceramos y aceptamos que cuando compramos un Cd de música, un Dvd de video o un Cd de software estamos solamente comprando el soporte u arrendando el contenido, con lo cual su precio de elevado pasará a ser exorbitante o aceptamos que el fruto de una propiedad no puede gozar de los derechos inherentes a esa propiedad. Dicho más escuetamente, una vez que vendo algo ese algo deja de estar bajo mi control y/o dominio.

Ahora bien, como ya he expresado, todos aceptamos que si un campesino produce trigo y ese trigo termina como pan en la mesa de un restaurante el campesino no tiene derecho a reclamar al dueño del restaurante regalías por la explotación comercial que realiza de su trigo, por obtener beneficios del trigo que él sembró, el fruto de su trabajo, pero si un músico reclama al dueño de un restaurante que le pague regalías por estar pasando sus canciones como música de fondo , dando por sentado que la gente además de comida va a los restaurantes a consumir música, no solamente no parece descabellado sino que muchos lo aceptan como lógico y la misma ley lo protege.

Se establece, entonces, una diferenciación entre ambos tipos de trabajo, digamos que el trabajo de artista se reconoce como un trabajo creador mientras que no se le reconoce capacidad creativa a la siembra o a la producción de pan y por ello ese distingo ¿Es correcta esa distinción? Pues sinceramente, puedo imaginarme un restaurante sin música de fondo pero me cuesta imaginar un restaurante sin comida por lo que, a mi entender, la importancia de la comida es mil veces mayor para un restaurante que la música de fondo y, por lo tanto, el trabajo del campesino aparece como fundamental mientras que el trabajo del músico pasa a ocupar la categoría de secundario o no imprescindible ¿por qué entonces, la ley favorece lo secundario sobre lo imprescindible?

Reconozco el valor y la importancia del arte en una sociedad, de hecho escribo poemas, sin embargo siempre he considerado que el único derecho que el autor posee sobre obra una vez vendida es del tipo moral y es el derecho a que su nombre esté indisolublemente unido a su creación. No existe otro derecho, no es posible exigir o pretender otro derecho, solo ese.

Ahora bien, analicemos ahora las cosas desde que salen de manos del autor y pasan a manos de quien explotará comercialmente su obra, la editorial en el caso de obras literarias, las antiguamente llamadas compañías disqueras para las obras musicales, etc.

Estas empresas compran al autor su obra, la obra deja de ser del autor y pasa a ser propiedad de ellas lo que es justo y correcto, ellos son los únicos que pueden reproducir esa obra con fines comerciales, es decir, venderlas legalmente en el soporte adecuado. La copia de esa obra por parte de terceros no autorizados con fines comerciales guarda similitud con la copia de dinero por quien no está autorizado a ello, es decir, es una falsificación, constituye delito penal, y como tal debería ser tratado. Es el ánimo de lucrar con lo que pertenece a un tercero lo que establece el delito, y el delito es el de falsificación y no otro. De esta forma se respetaría el derecho de quien compra un Cd o un libro de utilizarlo con fines comerciales propios sin necesidad de imponerle un canon o multas o penas de otro tipo, doy un ejemplo.

Una biblioteca privada compraría libros y los pondría a disposición de sus clientes por una cuota mensual determinada, el cliente pide el libro, se lo lleva a la casa, lo lee (podría hasta fotocopiarlo para uso privado), y lo devuelve sin que este hecho constituya un delito. De igual forma, una radio podría emitir la música de los cd`s que ha comprado sin necesidad de pagar regalías por usar lo que es de su propiedad, etc.

El delito de falsificación, esto es, copiar algo con fines comerciales, debería estar (y de hecho lo está) penado por la ley, más el delito de copia de algo con fines privados sin la búsqueda de un beneficio comercial (sin ánimo de lucro) es parte de los derechos de ser propietario de ese algo y este derecho tendría que ser reconocido. También debería ser reconocido el derecho a ser uso correcto de nuestra propiedad con el fin de obtener un beneficio comercial de ella, esto implicaría que las emisoras de radio tienen el derecho de reproducir al aire los Cd’s que ha comprado sin que ello le implique tener que pagar regalías a quienes compusieron o editaron esa música.

El trabajo del artista es crear y por esto ha de gozar todos los derechos morales que se desprenden de ese trabajo, ha de gozar también de los beneficios del fruto de ese trabajo que se traducen en la suma de dinero que recibirá de parte de quien editará su obra, quien edita esta obra ha de estar protegido de las copias no autorizadas con fines comerciales, que han de ser consideradas como una falsificación lisa y llana y quien compra el fruto del trabajo de artista ha de poder gozar de todos los derechos inherentes a ser propietario de algo sin ningún tipo de limitación u obligación posterior a la adquisición de ese algo. De eso se trata, después de todo, el ser propietario.

Enlace a la plataforma Todos contra el canon

lunes, 17 de diciembre de 2007

la riqueza de las naciones


Es interesante comenzar a hurgar en el arcón de los recuerdos para encontrar definiciones y datos ya olvidados pero que, inevitablemente, han colaborado en el proceso de formación de mi ingenuidad política. De hecho debería decir a quien esté leyéndome que para aprender me baso en una serie de postulados que son los que me permiten construir esta especie de anfisbena que es mi criterio, y digo anfisbena en el total significado metafórico que puede dársele a la palabra ya que con la mente se puede, y de hecho se pudo, construir monstruos.

Estos postulados podrían ser resumidos en una serie de puntos breves como estos:
1. Nadie está libre de cometer errores, ni siquiera dios es infalible.
2. Todos tenemos el derecho inalienable a cometer nuestros propios errores.
3. Por haberte equivocado antes no sabes más que yo.
4. Que te aplaudan no implica que tengas razón, solo implica que tus pensamientos coinciden con los de la gente que te aplaude.
5. No es bueno que la gente muera si puede evitarse.
6. A todos nos gusta sobresalir de alguna forma.
7. Todos, de alguna manera, hemos arreglado alguna vez el mundo.
8. La sociedad fue la forma de oponernos a la supervivencia del más apto o ley de la jungla.
9. No hablo porque tenga algo que decir, sino porque quiero decir algo.
10. De nuestras certezas provienen nuestros futuros errores.

Cuando me lanzo al juego de pensar, pensar siempre es un juego para quien carece de poder formal o fáctico, lo primero que hago es pensar en un mundo utópico en el cual nadie pase hambre, nadie muera de abandono, nadie vea coartados sus derechos por alguien que, de alguna forma, pueda ser más poderoso. Sin embargo en mi mundo ideal persisten las diferencias o distingos porque, y esto es algo sabido por todos, el ser humano precisa diferenciarse para alejarse de la manada como identidad. En mi mundo ideal no hay imposiciones aunque sigue habiendo delitos por lo que, indefectiblemente, se necesita de leyes y normas, etc., etc.

Tomo entonces como premisas del pensamiento las simples ideas que surgen, a su vez, de mis postulados. El ser humano se agrupó en sociedades para luchar contra la ley de la selva, la supervivencia del más apto, no eran condiciones de vida aceptables para un animal consciente de su propia mortalidad y que, además, establecía lazos de afecto con los demás integrantes. Procuraban a supervivencia de todo el grupo antes que la supervivencia de solo algunos miembros aunque, también por aquellos tiempos antediluvianos, han de haber nacido las ideas de auto sacrificio gracias a las cuales uno de los integrantes del grupo se sacrificaba voluntariamente por el bien del conjunto (recalco la palabra voluntariamente).

Pero, indudablemente, diez mil años de evolución positiva (llamémosla así) no ha alcanzado a eliminar noventa mil años de instinto y dentro de cada ser humano subsisten los rasgos instintivos como en cualquier otro animal, rasgos que condicionan su manera de comportarse en grupos, de intentar destacar, de aparearse, etc. Estos rasgos instintivos también condicionan la manera de pensar del ser humano, y este condicionamiento es fácilmente identificable en cuanto se justifican medidas que parecen seguir las leyes evolutivas postuladas por Charles Darwin.

Podríamos, entonces, decir que la idea de civilización se contrapone a la idea de la evolución. La civilización implicaría un rompimiento de los postulados evolutivos y de la selección natural. Ya no sobrevive solo el más apto, al menos aparentemente, sino que la sociedad acepta que aquellos con determinadas deficiencias no solo sobrevivan, sino que gocen también de las mismas ventajas y derechos que los demás lo qué, desde un punto de vista civilizado, es más que correcto.

Sin embargo los seres humanos tienen, aparentemente, la costumbre de pensar en aptos y menos aptos desde un punto de vista orgánico, una persona con determinadas limitaciones orgánicas (un celíaco, por ejemplo) es fácilmente identificable como una persona con “problemas” o una discapacidad. Pero en el mundo moderno la capacidad de sobrevivir ya no proviene del estado físico u orgánico de una persona, al menos no solamente de eso, sino también de otras capacidades o atributos como, por ejemplo, su capacidad poder satisfacer su ambición de poder, sea este poder formal o fáctico.

De esta forma parece correcto aceptar la idea de excluir socialmente a un individuo cualesquiera a partir de su fracaso, dicho de otra manera, considerar a los pobres como seres marginales no aptos para la supervivencia en sociedad. Por esto muchos pensadores han sostenido en su momento que el Estado no ha de ocuparse de socorrer a quienes son incapaces de socorrerse a sí mismos, una idea que a poco que la analicemos se nos demuestra como totalmente de acuerdo con los postulados de la selección natural y totalmente opuestos a la idea de civilización humana.

De hecho, siempre he pensado que el éxito que han tenido el capitalismo y el liberalismo encuentra sus razones no en el hecho de que hayan funcionado para el bien de todos, sino que lo encuentran en el hecho de que han funcionado para el bien de unos pocos. Quizás crean que digo esto sin base cierta, pero si pensamos que en el mundo actual el 20% de sus habitantes disfrutan del 80% de los recursos encontramos la base sin demasiado esfuerzo.

Más, aparentemente, puede decirse que hay países pobres por no seguir las ideas liberales y países ricos por seguirlas y que la globalización de los principios del liberalismo económico garantizaría el bien de todos. A esta idea podemos contraponerles los descubrimientos de Vilfredo Pareto que es conocido como el Principio de Pareto que dice, en pocas palabras, que el 20% de las causas producirá el 80% de los efectos (las cifras no son exactas, pero demuestran una tendencia natural en la ocurrencia de las cosas). Este principio es aplicado en la economía con mucho éxito y también se aplica en el gerenciamiento empresas. Cualquier gerente sabe que el 20% de su cartera de productos es el responsable del 80% de sus ventas, o que el 20% de sus clientes producen el 80% de sus ganancias. Naturalmente, se tiende a eso.

En economía, por su parte, se sabe que naturalmente el 20% de una población disfrutará del 80% de los recursos y del poder político mientras que el 80% restante “gozará” del 20% de los recursos y de ningún poder político siempre y cuando se permita seguir el curso natural de las cosas.

Y aquí se abre paso la noción de que el Estado, pese a todo lo que se sostiene, está obligado a intervenir en la economía para evitar que las cosas sigan su curso natural, esto es, para evitar que suceda la natural concentración de la riqueza en una capa minoritaria de la nación. Sin embargo, la idea de Estado intervencionista ha sido desechada innumerables veces, siendo considerada hasta nociva para la salud de la economía de una nación. Pese a esto distintas corrientes de pensamiento dieron lugar al marxismo, comunismo, socialismo, socialismo utópico, la socialdemocracia, cuyo propósito es buscar la forma de evitar o influir en la economía para obtener, de esta forma, una distribución de la riqueza más equitativa con más fracaso que éxito.

Sin embargo el supuesto éxito del liberalismo económico está basado en la exclusión sistemática de la mayor parte de los habitantes de una nación preservando a una minoría de esa nación el privilegio de gozar sus riquezas, esto no debería verse como un éxito, a mi entender, a menos que se hable del éxito del permiso a la explotación del individuo por parte de otros individuos.

Nos queda pendiente, como sociedad, reconocer que la palabra exclusión no es asociable a la palabra civilización, que una sociedad no puede ni debe permitir que existan individuos en su interior que hayan sido excluidos del goce de los bienes producidos en esa sociedad y que ninguna teoría económica debería ser aceptada como justa o exitosa mientras existan pobres dentro de las fronteras donde se le aplica.

viernes, 14 de diciembre de 2007

teoría del asedio


Supongo que alguien por allí estará escribiendo una “Teoría del asedio” que explicará, o intentará explicar, porqué determinadas regiones viven la inmigración como un fenómeno del que hay que defenderse como si los inmigrantes asediaran su civilización con el único fin de saquearla. Tal vez todo provenga de “mi tribu, tu tribu” y “yo bueno, tú malo” o sea un subproducto del miedo provocado por el siempre vigente sentimiento de precariedad que posee nuestro entorno, ese sentimiento de “nada es seguro” o “todo cambia para peor”.

Por otra parte, resulta interesante comprobar como el imperialismo sigue también vigente aún cuando en lugar de ser explícito como en el pasado, cuando las grandes naciones del mundo dominaban en la práctica sus posesiones coloniales, tiende a ser implícito, a estar incluido en determinadas decisiones a través de las cuales las grandes naciones influyen en las economías más débiles. Las grandes decisiones son decididas por un grupo pequeño de países que luego trasladan esas decisiones a la categoría de imposición para las restantes naciones. Un país, por ejemplo, que decida por su cuenta desoír el tratado internacional contra la proliferación de armas nucleares y se decida a realizas investigaciones para el aprovechamiento de la energía atómica como arma, fabricar la bomba A en síntesis, es considerado un fuera de la ley peligroso por las otras naciones, sobre todo por aquellas que impulsaron ese tratado que son, inconsecuentemente, las que poseen más armas atómicas. Dicho tratado aparece ante los ojos de todos como un intento de preservar la vida en la tierra, más también puede ser una forma de garantizarse el ser los más fuertes: Yo, que tengo la bomba atómica, bueno mientras que vos, que deseas tenerla, malo.

Si unimos el sentimiento de estar asediados por una humanidad que codicia nuestros bienes a la idea de un imperialismo no expresado pero vivo aparece ante nuestros ojos la imagen de una antigua ciudad amurallada, rica y poderosa, rodeada por una baraúnda de acosadores harapientos y débiles que solo desean entrar para saquear sus bienes y violar sus mujeres.

La imagen no puede ser más lejana a lo que sucede en la realidad ya que los “acosadores” desean, sí, entrar en la ciudad amurallada pero para compartir y proveer a su riqueza, esto implica que la noción de asedio sea una noción no coincidente con la realidad y, por lo tanto, podríamos suponerla una clara muestra de alienación de la cordura pero ¿La cordura de quién?
Por un lado tenemos al Estado y los grupos de poder económico, que directa o indirectamente se benefician de esta situación, por otra parte tenemos a quienes sostienen a este Estado, actores necesarios que no conocen, porque no se les permite conocer, lo que se esconde detrás de las decisiones que se toman. ¿Cómo se benefician los Estados? Al crear la situación “nosotros o ellos” todo Estado halla determinadas prebendas entre las que se incluye el aumento de su poder práctico, esta situación fue la que permitió aprobar, como lo he comentado en varias ocasiones, la Patriot Act en los EE.UU., una ley que lesiona todos los derechos de aquellos individuos sospechosos de llevar adelante actividades terroristas, y todos sabemos (o habríamos de saber) lo elástica que es la palabra “sospechoso”.

Si estudiamos el pasado reciente veremos que la forma acostumbrada por quienes están ocupando el gobierno en un Estado de presentar las medidas a tomar es “sí a las medidas o desastre”, esto es exactamente lo mismo que decir “o hacen lo que les decimos o nos hundimos”. La oposición por su parte contesta apenas cambiando un término “no a las medidas o desastre”, ambos, el gobierno y la oposición, juegan al “nosotros o ellos” cambiando el nosotros por prosperidad, u orden y el ellos por crisis o caos. El tercer integrante de este juego es el miedo, es decir, incentivar el miedo que nos produce saber de la precariedad de las cosas, como si una sociedad fuese un castillo de naipes y la sola caída de uno de ellos la condenara al derrumbe cuando, y esto es comprobable, muchos naipes se caen continuamente del castillo sin que este se venga abajo.

Los Estados, entonces, consiguen manipulando este miedo a lo precario, que es también miedo a las consecuencias del cambio, la aprobación de poderes que de otra forma no podrían haber obtenido, el Estado tal y como está hoy concebido precisa mantener a la gente en estado de ansiedad porque cuando la gente está en estado de ansiedad es cuando peor razona ¿Por qué? Porque cualquier persona insegura o ansiosa busca la satisfacción inmediata de sus necesidades sin preocuparse por lo que pueda ocurrir mañana, razona a corto plazo por no decir a plazo inmediato. Por otra parte, una persona segura y tranquila normalmente se toma su tiempo para pensar y decidir y es, por lo tanto, mucho más difícil de manipular (aunque no imposible).

Ahora, también debemos aceptar que una sociedad está conformada por más de un tipo de persona, esto es, ninguna sociedad está compuesta por un 100% de ansiosos o temerosos o por un 100% de seguros y tranquilos sino por una mezcla de ellos, por gradaciones de estos dos estados. También hemos de aceptar que una persona segura y tranquila a la hora de decidir si compra una casa puede ser una persona ansiosa e intranquila a la hora de decidir la conveniencia de cambiar a su hijo de colegio, o la conveniencia de cambiar su trabajo. Somos como un caleidoscopio en el cual cada cristal de colores es uno de los aspectos de nuestro carácter y temperamento.

Aquí entra en juego la necesidad de los Estados de contar con la forma, o posibilidad, de dominar o influir los medios a través de los cuales las personas adquieren esa información y esto lo consiguen, por lo general, a través de los grupos de poder económico que pueden controlar a estos medios. Las formas son sencillas y creo que ya las he comentado en su oportunidad. Una de las maneras es a través de la contratación de espacios publicitarios, la otra es directamente adquiriéndolos o adquiriendo una proporción significativa de su capital accionario.

De ambas forman pueden presionar e influir en la línea editorial de cualquier medio informativo y si se influye en esto también es posible tamizar y trasfigurar la información que recibirá el ciudadano en ese Estado y esto, además, también es comprobable contrastando las noticias en distintos medios dentro de un mismo Estado, a menos este sea totalitario, donde los medios de información controlados por grupos de poder económicos afines al gobierno y los medios controlados por grupos afines a la oposición suelen dar la misma noticia con distintas conclusiones, lo que para uno es acertado, para el otro está contraindicado, lo que para uno es una victoria, para el otro una derrota.

Si un Estado puede controlar o influir en los medios de información puede, entonces, influir en el estado de ansiedad de las personas que viven en su territorio y pueden influir en las decisiones de aquellas personas que, pese a todo, conserven la mente fría dándoles información equivocada. De hecho, esto se hizo durante la segunda guerra mundial para preparar la invasión aliada a Normandía.

Es decir que la “teoría del asedio” se caracterizaría por la generación de la idea, en el inconsciente colectivo, de que todo lo obtenido puede esfumarse en un segundo por culpa de un grupo de personas, un país o conjunto de países, es una variación de la fórmula de “nosotros o ellos” en la cual nosotros somos los asediados, y por lo tanto los buenos, y ellos son quienes nos asedian, y por lo tanto los malos.

Así suelen presentársenos los hechos facilitándonos abundante información a la cual, anteriormente, se la ha adaptado para que conduzca al objetivo deseado.

Eso evita que nos hagamos determinadas preguntas como, por ejemplo ¿Es correcto que las grandes empresas obtengan beneficios cada vez más elevados mientras que sus trabajadores no hayan recibido aumento de salarios? ¿Por qué jamás se llega al empleo pleno? ¿Por qué a menores ingresos, mayor es la proporción de ellos destinados a sostener los gastos del Estado? ¿Cuál es la imagen de “mundo ideal” a partir de la cual se diseñan las grandes estrategias destinadas a alcanzarlo?

Una sociedad sana no debería tolerar, nunca más, que se le obligase a decidir entre “nosotros o ellos” porque este tipo de disyuntivas han sido utilizadas ya en el pasado y con resultados funestos. La inquisición, el nazismo, el racismo, la xenofobia, el sexismo, el belicismo, se caracterizan por la utilización de esta disyuntiva como base de planificación de su propaganda. Debería de aceptarse, como ley común o principio ético, que las sociedades se engrandecen a través de la solidaridad, jamás a través del egoísmo.

domingo, 9 de diciembre de 2007

¿el rey ha muerto?



¿Cuál es la razón de ser del estado democrático? Cuando más leo acerca de este tema más creo que estamos meando fuera del tiesto. No puede ni ha de concebirse, según mi entender, que el estado democrático esté para ser sostenido por los ciudadanos que conforman ese estado sin que él tenga ninguna obligación respecto a ellos, pero parece ser que muchos creen que es así y de hecho lo han escrito en ensayos y libros más que celebrados.

El estado no ha de ser solamente economía, ni defensa, ni salud, el estado ha de ser bienestar, vida, interés por sus integrantes, el gobierno de un estado democrático ha de ser un servidor de sus ciudadanos y no la viceversa de esto, porque esa es la única razón que justifica su existencia.

Si el estado solo ha de estar para servirse a sí mismo generando una clase política y burocrática, una nueva aristocracia, que vive a expensas de los demás ciudadanos ¿En que se diferencia de una monarquía? Si el estado solo ha de procurar la protección de sus fronteras estando los ciudadanos obligados a proveer a sus gastos en este sentido y para sostener y pagar a quienes se dedican a ello ¿En que se diferencia del feudalismo?.

Quienes componen un gobierno democrático no son señores, son nosotros, no son una nueva aristocracia, son nosotros, provienen de nosotros, son elegidos por nosotros para servirnos y a cambio de ello reciben un salario pagado por nosotros. Ellos han de cuidar de nuestro bienestar y de nuestra salud y de nuestra seguridad, para eso los hemos elegido. Ellos han de cuidar que no se aplique una ley de la selva que permita al fuerte aprovecharse del débil pero esto también en el área económica, el estado ha de cuidar que unos pocos no medren gracias al esfuerzo de unos muchos. Esa, y no otra, ha de ser la misión del estado porque si no fuera así ¿Cuál sería su utilidad sino la de mantener un status quo en favor de una nueva aristocracia denominada grandes contribuyentes? ¿Y que es un gran contribuyente? ¿Aquel que paga una gran suma de dinero que no le significa más de un 10 o 15% de sus ingresos o aquel que paga una pequeña suma de dinero que sin embargo significa el 30 o 40% de los mismos?

¿El estado está obligado a proteger a los más débiles o hemos vuelto a permitir que solamente sobreviva el más apto? ¿No cuidamos de nuestros menos aptos? ¿No importan acaso? Y en una sociedad neoliberal hemos de recordar que la palabra débil también incluye el aspecto económico, a los débiles de bolsillo, los sin trabajo, los sin techo.

¿Por qué es tan utópico el pretender que un estado se rija por principios humanistas, de igualdad, de protección y solidaridad? ¿Por qué se sigue pensando que el sálvese quien pueda y el egoísmo son las formas correctas de construir un estado moderno?

¿Cuál es la razón de que un presidente o un funcionario se crean con el derecho de decir a un ciudadano que se calle? ¿O de decirle de que puede y de que no puede hablar? ¿Dónde descansa la legitimidad de un estado si no es en el bienestar del pueblo? Porque el pueblo no es del estado, sino que el estado es del pueblo, y eso es algo que supongo ya se ha olvidado.

La ley está y sirve para asegurar la convivencia, el estado está para servir al ciudadano, la policía como protección y no como represión, la justicia al servicio del ciudadano y no como brazo de presión del servidor del ciudadano, la salud como un derecho de todos, la educación como derecho de todos, la vivienda como un derecho de todos, y comprender de una vez que los derechos no se dan, sino que se tienen, y que reglamentar el ejercicio de un derecho es exactamente igual que quitarlo, y que un derecho que no se puede ejercer de manera efectiva en realidad no se tiene.

sábado, 8 de diciembre de 2007

¿concentración de riqueza o dólar en crisis?


Y al final saltó la liebre. Irán se decidió y comenzará a vender su petróleo en euros, abandonando el dólar, la noticia fue dada en el día de hoy por Reuters y aunque Irán ya venía desde hace un tiempo atrás aumentando sus exportaciones de crudo en euros esta noticia transformaría esa tendencia en oficial y, aparentemente, en irreversible.

Venezuela e Irán eran los dos miembros de la OPEP más interesados en cambiar la moneda utilizada para la transacción del crudo, sus argumentos nacían de la inestabilidad demostrada en los últimos años por la moneda estadounidense y de la necesidad de utilizar una moneda con la estabilidad suficiente como para evitar la erosión de las ganancias de los países exportadores pero a nadie puede ocultársele que ambos países integrantes de la OPEP mantienen, desde hace años, relaciones que bien podrían definirse como hostiles con este país del norte.

Sin embargo, hablar de valores records en el precio del petróleo ignorando el efecto que la inflación ha tenido sobre el dólar es creer que 100 dólares de hoy son iguales, en poder adquisitivo, a 100 dólares de hace 20 años.

En el gráfico que acompaña este análisis (Extraído de Inflationdata.com) podrán ver la evolución de los precios del barril de petróleo en dólares ajustados según la inflación (línea roja) donde es posible apreciar que el valor record del barril de petróleo se alcanzó en diciembre de 1.979 con un valor de U$S 38 qué, ajustados según la inflación, se corresponderían con U$S 100,27 de principios de enero del 2.007, a su vez, 100 dólares de principio del 2.007 poseían más valor adquisitivo que 100 dólares de finales del 2.007, más si tenemos en cuenta la acelerada caída del valor del dólar frente al valor del euro, entre otras monedas.

A su vez, los países de la OPEP se han negado a incrementar la oferta de crudo argumentando que el incremento del valor del barril se debe a la especulación financiera y no a la existencia de un desequilibrio entre la oferta y la demanda. El representante del gobierno venezolano manifestó que la caída del precio en un 11% la pasada semana era un claro indicador de la existencia de maniobras especulativas (ver El País del 6 de diciembre de 2007).

Lo que esta situación nos permite ver es que el mercado global no solo es manipulable por los grandes agentes financieros, sino que es manipulado de hecho y que todos sufrimos las consecuencias de esta manipulación.

Desde mi punto de vista la caída del precio del dólar frente al euro es también una manipulación que permitirá, como siempre, absorber riqueza por parte de unos pocos a costa de la pobreza de unos muchos. Explico y doy un ejemplo:

No existe una tabla que fije el valor de una cosa. De hecho podríamos decir que en microeconomía se acepta que el Precio Ideal de un producto es aquel que coincide con el Valor Percibido por el cliente de este producto.

La web Solidaridad.net informa en una de sus páginas que el costo de fabricación de los medicamentos contra el sida es de 50.000 pesetas (aproximadamente 300€) mientras que el precio de estos medicamentos ronda los 2.000.000 de pesetas (unos 12.000 euros). Las farmacéuticas pueden exigir este precio dado que el valor percibido por los “clientes” de estos medicamentos es altísimo, es el valor de sus vidas.

Bien, eso en el caso de los medicamentos contra el sida pero analicemos algo más prosaico como el valor de las acciones de una empresa en la bolsa y como pueden manipularse. Para esto nos podemos basar en un caso real, el de la empresa ENRON Corporation, en los EE.UU.

Esta empresa a través de la manipulación de sus resultados financieros y de una apropiada campaña destinada a seducir los medios informativos consiguió ubicarse entre las 7 primeras empresas del país y fue elogiada en las páginas de revistas como Fortune quien la designó como una de las 100 empresas más innovadoras del país durante 5 años consecutivos.

Luego, aparecieron una serie de rumores que provocaron la caída de las acciones de la empresa, en un tiempo brevísimo, desde valores que rondaban los 85 dólares hasta valores de 30 dólares por acción, lo que significó el desastre financiero para innumerables pequeños inversores y grandes pérdidas para muchos fondos de pensión.

Sobre lo que deseo llamar la atención es, sin embargo, que una campaña de prensa favorable aumenta el valor percibido de un producto en la mente del consumidor por lo que estará dispuesto a pagar más dinero por él, mientras que una campaña desfavorable disminuye este valor percibido. En la bolsa, donde el precio de las acciones varía día a día, esto es percibido más fácilmente que en otras áreas económicas pero puede hacerse, y de hecho se hace, en la mayoría de ellas.

De un tiempo a esta parte los medios de comunicación nos informan de la pérdida de valor del dólar, por esta causa muchas economías están deshaciéndose de sus inversiones en dólares, bonos del tesoro de los EE.UU. por ejemplo, cada vez a menor precio en un intento de migrar hacia valores más estables como la libra o el euro.

Sin embargo no deberíamos olvidar los, al menos, dos factores beneficiosos que tiene este hecho sobre la economía de los EE.UU. Por una parte le permite equilibrar su balanza comercial sin esfuerzo ya que los productos que importan desde otros países se ven revalorizados y, por lo tanto, aumentan de precio lo que dificulta su venta al reducir el número de los compradores potenciales de estos productos, es decir, les reduce el mercado. Por otra parte pueden recuperar muchos de sus bonos del tesoro a precios paupérrimos comparado con el que poseían años atrás, es decir, compran su deuda externa a precio de saldo frenando su índice de crecimiento.

Pero la pregunta del millón es ¿Pueden volver a revalorizar su moneda? Y la respuesta es sí, no en vano son la primera economía mundial y no en vano la economía de los EE.UU. es responsable de mantener miles de puestos de trabajo en los países que venden sus productos en él, como los países Europeos, China o Japón, sinoque también es el país que permite a estos países equilibrar sus cuentas y mantener saludables sus economías. Dicho de otra forma, el impacto de una crisis económica en los EE.UU. se trasladaría con velocidad inusitada hacia todos aquellos países que en los últimos años se han beneficiado de las relaciones comerciales mantenidas con él. China, Japón y la misma Europa deberían lamerse más de una herida y aplicar políticas altamente austeras y ni aún así podrían escapar de una recesión económica comparable al crack del 29 de la bolsa estadounidense.

De allí que muchos países que se saben profundamente interrelacionados con la economía estadounidense tengan más interés en mantenerla que en su caída y apuesten a una recuperación del dólar al medio plazo.

Esta situación, acompañada de una campaña de prensa hábil, aumentaría el valor percibido del dólar en la mente de los inversores y la moneda estadounidense recuperaría su salud en un tiempo más que apropiado. De hecho, de la misma forma en la que se ha derrumbado el valor del dólar en el mercado internacional puede derrumbarse el valor del euro ya que muchos bancos europeos han invertido en bonos del tesoro de los Estados Unidos. Si los medios informativos europeos comenzaran a poner en tela de juicio la solidez de las distintas instituciones bancarias de la U.E. la confianza de la gente en ellas caería y existiría el riesgo de que se produzca un retiro masivo de depósitos lo que, como sabemos aquellos que hemos presenciado alguno, causa la devaluación monetaria al mismo tiempo que el colapso financiero.

Este tipo de elucubraciones, al mismo tiempo que me introducen de lleno entre aquellos que creen en la existencia de distintas conspiraciones a escala mundial, me animan a decir que el fin de esta historia estará enmarcada en un dólar recuperado frente al euro, un número de grandes millonarios aún más millonarios, un gran número de pequeños inversores arruinados y un nuevo renacer de la influencia estadounidense en el mundo que bien podría conocerse como El Imperio Contraataca.

martes, 4 de diciembre de 2007

táctica y estrategia


Cuando alguien habla de pensamiento táctico o de pensamiento estratégico habla de dos formas necesarias e interrelacionadas de planificación, a grosso modo podemos decir que el pensamiento táctico está contenido por el pensamiento estratégico pero este no está contenido en el primero. Esto pareciera implicar, necesariamente, que la táctica se desprende de la estrategia y normalmente es así, pero al mismo tiempo la estrategia está limitada por las posibilidad de aplicar ciertas tácticas y la imposibilidad de aplicar otras. De esta forma podemos concebir al pensamiento estratégico y al pensamiento táctico en toda su honda interrelación y allí, también, encontramos la razón por la cual ha dejado el campo de batalla para trasladarse y ser aplicado en la administración de las organizaciones.

Pensar estratégicamente es pensar al largo plazo, es trasladar la situación organizacional hacia una posición deseada desde una posición dada pero también es reaccionar a cambios del entorno, entendiéndose como entorno todo lo que rodea a una organización y tiene importancia para su subsistencia. Al ser aplicado un plan estratégico este produce cambios en su entorno, cambios que podrían haber sido previstos en la planificación o que, por imprevistos, obligan a introducir mejoras en el plan original, por lo que podemos identificar una relación pensamiento->acción->reacción->pensamiento, es decir, un circuito de retroalimentación.

Sería más sencillo de explicar diciendo que los cambios introducidos en el ambiente generan una reacción de este ambiente hacia el cambio que puede sinergizarlo positiva o negativamente. Existe una sinergia positiva cuando dos factores sumados producen un efecto mayor que el de cada uno por separado y viceversa. Cualquier estratega intentará potenciar e impulsar la sinergia positiva y tratará de disminuir o controlar los daños en caso de sinergia negativa.

El problema que surge al aplicar una plan estratégico es la inexistencia de una correlación temporal inmediata entre el cambio producido y la respuesta del medio, se produce como un efecto resorte que ralentiza tanto el efecto como la respuesta a ese efecto, y para identificarlo se precisan herramientas indicadoras que las organizaciones llaman ratios o índices (renta per cápita, índice de endeudamiento, índice de liquidez, etc.).
Para una mejor comprensión supongamos que deseamos viajar de la ciudad X a la ciudad Z para llegar a una hora determinada (Objetivo estratégico deliberado). Seleccionaremos la ruta a seguir, la hora de salida, la velocidad a la que deberemos viajar, las detenciones que necesitaremos hacer ya sea para repostar combustible o tomar un breve descanso (táctica del viaje). Luego partimos y nos detenemos en el primer sitio elegido y seguramente empezaremos a tomar en consideración las variables del entorno, esto es, el estado del camino elegido, el estado del tráfico, clima, etc. y controlaremos cuanto hemos tardado en llegar hasta ese punto, supongamos que pensábamos tardar 100 minutos pero nos llevó 125 minutos llegar hasta allí, es decir, un 25% de desviación en el tiempo estimado (esto sería un ratio de puntualidad) y el resultado de este control nos impulsará a cambiar las tácticas empleadas para alcanzar nuestro objetivo estratégico (y aquí entran a jugar las consideraciones acerca de las variables del entorno) o llamaremos a destino para avisar que llegaremos tarde (cambio en los objetivos estratégicos) si nuestra conclusión es que no tenemos forma de corregir la desviación detectada.

En este viaje, la primera respuesta a las tácticas empleadas se identificó a los 125 minutos de empezado, al aumentar la complejidad del hecho sobre el cual aplicamos una estrategia aumenta el retardo en la respuesta como, por ejemplo, si hoy aumentamos las tasas de interés bancarias el efecto de esta alza sobre la toma de créditos comenzará a apreciarse a los dos, tres o más meses de la fecha en la cual se llevó a cabo y este retardo entre acción y reacción hace difícil el asociar ciertas medidas tomadas con el efecto provocado por estas.

Al contrario de los empresarios y gerentes de empresas, los que administran un estado democrático desde cargos electivos dependen de su imagen y de sus éxitos para poder aspirar a ser reelegidos y para ellos es un inconveniente este retardo entre la acción y la reacción de una medida. Supongamos que un gobierno sabe que aplicando una política de austeridad puede solucionar una crisis económica heredada de un anterior gobierno, pero al mismo tiempo sabe que las medidas a tomar lo harán sumamente impopular y que el punto de inflexión de la crisis, el momento cuando esta empiece a remitir si se aplica este plan de austeridad llegará al final de su mandato destrozando todas sus posibilidades de re-elección, inmediatamente asumirá que todos identificarán al nuevo gobierno como al solucionador de la crisis y no a quien se vio obligado a tomar medidas sumamente impopulares, y ningún gobernante del mundo está, por lo general, dispuesto a sacrificarse para que los laureles se los lleve otro.

Esto provoca que la mayoría de quienes ocupan cargos electivos apuesten más por la táctica que por la estrategia y las consecuencias de esto es que aunque los resultados tácticos puedan ser brillantes en el corto plazo al no existir una coordinación entre las distintas tácticas aplicadas el resultado suele ser negativo en el decurso del tiempo pero dado que, normalmente, estos efectos negativos pueden descargarse sobre las espaldas de quienes asuman el nuevo gobierno no se perciben como un problema para determinada clase de políticos.

Una analogía práctica nos dice que si navegamos siendo azotados por una tormenta mantenernos a flote es tan importante como saber hacia donde vamos y de a que tipo de tormenta nos enfrentamos porque, y hay muchos ejemplos de estos, quizás nos felicitemos creyendo haber salido cuando en realidad solo hemos llegado al ojo de un huracán.

Notas relacionadas:



domingo, 2 de diciembre de 2007

las desventajas de creer


Lo más difícil del oficio de escritor no es, como suele pensarse, encontrar la primera frase o el final, sino encontrar la historia acerca de la cual escribir. Una vez hallada el resto es fácil, ocurre casi por necesidad y urgencia y esto es así cuando deseas escribir un poema, un relato o novela o una nota periodística o un ensayo.

Lo paradójico es que vivimos en un mundo infinito en historias reales o inventadas, desde la que puede ocultarse, por ejemplo, detrás de la sonrisa estereotipada de quienes trabajan de cara al público como la que vegeta detrás del basurero que persigue día a día el camión que devora lo que la ciudad descarta. Todos tenemos historias y estas se entrelazan y mezclan y reconvierten en otras, como si se retroalimentaran de sí mismas, pero nos cuesta encontrarlas, discernirlas, detrás de los gestos cerrados, caras hurañas, sonrisas falsas, conductas arquetípicas.

Por eso siempre he creído que una de las cualidades más importantes de un escritor es la empatía, no logro concebir que pueda escribirse desde la indiferencia, aunque hay quien lo hace y goza de efímera relevancia. El escritor ha de ser o bien empáticos con el mundo o bien empáticos con ellos mismos, porque algo que muchas veces olvidamos es ver las cosas desde nuestro particular y propio punto de vista y no a través de lo que nos dicen, cuentan o nos han enseñado. Cierto es que la personalidad de cada uno es la suma de cientos de personalidades antiguas, que se entrelazan y mezclan y retroalimentan como las mismas historias, y que nuestro punto de vista o criterio nace de la diversidad de criterios que nos han alimentado. Por eso es también tan importante el ser curioso.

Alguien que escribe, yo en este caso, va dejando en el papel trazo tras trazo partes de un mapa que no es otra cosa que el mapa de sí mismo pero pocos lectores no entrenados podrían descubrir a quien se descubre de esta forma. Solemos creer, solemos creer lo que está escrito porque al leer lo que está escrito las palabras resuenan en nuestras cabezas como si brotaran de nosotros y pocas veces, muy pocas veces, cuestionamos lo que leemos.

Sí, sé que hay personas que poseen el oficio de cuestionarlo todo, de verificar y volver a verificar lo que se dice, como se dice, para lograr entresacar lo cierto de lo que no lo es tanto, para conseguir discernir los hechos reales, sea lo que sea lo que entendemos por realidad, de los hechos tergiversados pero la gran mayoría suele creer lo que lee siempre y cuando lo que lee no choque frontalmente con sus creencias más íntimas o principios más firmemente sostenidos.

Los grandes políticos, una raza en extinción en nuestros tiempos, solían leer profundamente una gran cantidad de periódicos, opositores u oficialistas, de izquierda, centro o derecho, todos poseían pequeñas partes de una verdad que contribuía a concebir una noción más aproximada a lo que sucedía de la que se obtendría al leer un solo diario. La gente de la calle no hace esto por distintas razones, desde la puramente económica hasta la de no tener tiempo, se aficiona a una manera de decir las cosas y se forma e informa a través de un periódico determinado que, generalmente, defiende y apoya su punto de vista, su criterio. El problema que encontramos en esto es que nos posicionamos en uno de los ángulos a través del cual se puede contar una historia y esto impacta directamente sobre nuestro criterio, cerrándolo.

Dentro de este juego la televisión funciona como una especie de dictador omnipresente. La tenemos allí y la encendemos para que nos haga compañía, pero es una compañía que puede ser peligrosa al influenciar nuestros pensamientos y acciones. No en vano vivimos la explosión del consumismo, no en vano tendemos a ver al hemisferio occidental como bueno y al oriental como malo, no en vano en mi país, Argentina, ciertos periodistas recibían desde subsidios hasta publicidad o directamente sueldos del gobierno de turno. Si desde la televisión y los diarios se repite continuamente “estamos en crisis”, la gente de la calle, yo o vos, terminamos por creerlo aunque no sea cierto.

Nosotros, los ciudadanos de la calle, no podemos darnos el lujo de continuar siendo el objetivo impasible de información y actitudes tendenciosas, debemos negarnos a aceptar la ventana parcial que determinadas personas o medios abren para que veamos los hechos de la forma en que ellos quieren que sean vistos.

Debemos acceder a distintos puntos de vista para tener la capacidad de analizar un hecho desde la mayor cantidad de ángulos posibles para poder, de esta forma, construir nuestra opinión, una opinión informada pero no formada por quienes intenta utilizar el inmenso poder que tienen en sus manos con fines privados o corporativos.

Contrastar fuentes, hechos, opiniones, etc., nos da la imagen más aproximada de lo que ocurre, conformarnos con saber lo que desean que sepamos, resignarnos a recibir la información de una sola fuente y ya digerida y manipulada solo contribuye a hacernos ignorantes.

Nuestro poder, el poder del ciudadano de la calle, comienza en su formación y en la capacidad de discriminar la información que recibe y no podemos dejar ese poder también en otras manos. A quienes gobiernan y a quienes desean gobernar no les interesa que el ciudadano que han de gobernar sepa y conozca y pueda interpretar lo que ocurrió, ocurre o se planea, le interesa solamente que el ciudadano seleccione entre un montón de baratijas aquellas que más le gustan, sin cuestionar como fueron hechas o de donde provienen o si realmente no les costará nada y les traerá beneficios. Y quienes gobiernan no son solo los políticos de turno, sino también los empresarios a través del lobby y todo aquél que haya tenido la habilidad suficiente como para manejar un determinado caudal de dinero o de votos.

sábado, 1 de diciembre de 2007

flexibilización laboral ¿solución o problema?

La Unión Europea ha emitido un informe llamado “Situación social y situación del empleo en Europa” destinado, supuestamente, a aumentar los índices de empleo en el marco de los objetivos de la Estrategia Europea de Empleo (EEE) y de la Estrategia de Lisboa revisada.

Entre los métodos propuestos por este informe, se encuentra la propuesta de estructurar un sistema de flexiseguridad laboral basado en “la interacción de cuatro factores”:

1.la flexibilidad de los contratos;
2.el dinamismo y la eficacia de las políticas del mercado de trabajo;
3.la credibilidad de los sistemas de educación y de formación;
4.la modernidad de los sistemas de seguridad social.

Estos factores podrían implementarse a través de distintos métodos que podrían contemplar, entre otras cosas:

1.la creación de cuentas individuales y transferibles de desempleo;
2.la sustitución de todos los tipos de contrato laboral por uno solo;
3.el abaratamiento del despido;
4.la creación de un impuesto de despido para financiar la prestación por desempleo y los servicios públicos de empleo (SPE).

Según esta comisión “Como los subsidios de desempleo son relativamente elevados, la búsqueda de un puesto de trabajo se hace menos intensa y se alargan los períodos de inactividad. Este inconveniente se podría compensar coordinando el subsidio de desempleo (políticas pasivas) con la reconversión de los trabajadores hacia actividades productivas y la mejora de las perspectivas de empleo (políticas activas)”.

La flexiseguridad, leída a vuelo de pájaro, se basa en el retorno a la precariedad del trabajo. Sustituir los contratos de trabajo existentes por un solo tipo, quitaría seguramente la característica de indefinido o fijo que tienen algunos contratos, se apuesta al contrato temporal y con cláusulas tales como “el empleador deberá avisar al empleado con un mes de anticipación…”

Buscando analogías, recuerdo que los japoneses en la antigüedad construían sus casas con materiales livianos, madera, papel, por ejemplo, para que en caso de que ocurriese un terremoto y la casa se derrumbase no matase a sus habitantes. Si bien este objetivo era alcanzado, dichas casas eran extremadamente frágiles frente a incendios y ciclones (ciclón es el nombre que tiene un huracán en el pacífico, en el índico se llama monzón, supongo que podrían, también, unificar el criterio en cuanto a esto). De hecho durante la segunda guerra mundial las ciudades de Japón fueron arrasadas con bombas incendiarias en lugar de con bombas de fragmentación, y las muertes ocurridas por este tipo de bombas superan las provocadas por las dos bombas atómicas. Precarizar sus viviendas fue, para los japoneses, un paliativo más no una solución. La solución encontrada al fin muchos años después fue construir edificios de materiales sólidos que soportaran, sin caerse (al menos en teoría) terremotos, ciclones e incendios. Pero vayámonos a otra parte del mundo que es tan lindo.

Durante la hambruna de la papa, en Irlanda, ocurrida durante los años 1.845 a 1.848, un hongo exterminó las cosechas de papas o patatas, la principal fuente de alimento de los irlandeses por aquellos tiempos. Culpa de esto no pudieron pagar sus rentas y fueron desalojados de las granjas que arrendaban por los propietarios de estas granjas que vivían de sus rentas. Se calcula que durante este período 800.000 personas fueron sacadas a la fuerza de sus casas, 1 millón murió de hambre o de enfermedades asociadas a la desnutrición y 2 millones de irlandeses migraron principalmente a los EE.UU.

En aquellos tiempos nadie había, todavía, escuchado hablar de la protección del empleado. El dueño de la tierra no creía tener ninguna obligación hacia sus colonos pero sí el derecho a cobrar la renta establecida. Estos rentistas representaban el capital, la tierra, y ellos eran dueños del capital y por lo tanto quienes gozaban de todos los derechos sobre este capital. El campesino que había trabajado y cuidado de ese capital durante años, por su parte, solo poseía derechos sobre el mismo mientras pudiera pagar la renta.

En la actualidad, las cosas han cambiado, más no tanto. Los capitalistas son los dueños de los medios de producción (fábricas, máquinas, tierras, etc.) y los empleados hacen uso de estos medios para proveer a su sustento. Sin embargo, los empleados no pagan una renta a su empleador, sino que cobran de este un jornal o salario estipulado en un contrato. Esto permite al empleador gozar de lo que se llamó plusvalía, podríamos definir plusvalía someramente diciendo que todo el tiempo que un trabajador dedica a un trabajo por encima del tiempo que se necesita para pagar por su trabajo. Es decir que si un obrero en 1 hora de trabajo fabrica o presta los servicios necesarios como para satisfacer su sueldo, las 7 hs. restantes de trabajo son apropiadas por su empleador y se denominan plusvalía, esta es la base de la acumulación capitalista.

Pero el problema al que se enfrentan los empleadores es que al cambiar el concepto de renta a sueldo cambiaba la percepción de la gente respecto a la relación entre ambos. Los trabajadores se negaban a creer que todos los derechos eran de los empleadores y que todas las obligaciones eran de ellos, creían que de la misma forma en la cual ellos estaban obligados a ayudar a generar la riqueza de su empleador, su empleador estaba obligado a velar por ellos cuando llegasen las épocas malas o de escasez. Es decir que el empleador no podría, simplemente, deshacerse de ellos como antiguamente hicieron los propietarios de la tierra. Esto fue, entre otros, el origen de los grandes movimientos obreros que finalizaron por conseguir la jornada de trabajo de 8 hs. diarias, el reconocimiento de las horas extraordinarias, el derecho a períodos de descanso, la seguridad en los lugares de trabajo, etc.

La propia filosofía capitalista habla de la maximización de los beneficios, esto implica extraer todo el beneficio necesario de una inversión dada, no solo la mayor parte de él. Es decir que cualquier empresa hoy en día, tiende primero a producir beneficios y una vez logrado a recortar los gastos en los que incurre para generar estos beneficios. Si el dueño o directorio de una empresa tiene la posibilidad de recortar o aumentar el número de su fuerza de trabajo según el vaivén de sus ventas sin costos extras, lo hará. La indemnización por despido, la rigidez de ciertos contratos de trabajo, evitan que el empleador haga uso de ellos como antiguamente el rentista con los campesinos irlandeses. Los trabajadores lucharon, y consiguieron, que el empleador aceptase que contrae obligaciones para con quienes son el origen de su fortuna. De esta forma si un trabajador es despedido por su empleador sin causa justa, ha de pagarle lo suficiente como para que este no esté condenado a la mendicidad o al hambre. De igual forma, cuando un trabajador llega al fin de su “vida útil” (de máxima productividad), posee el derecho a cobrar una pensión o jubilación adecuada. Esto no son dádivas, son derechos ganados a pulso luego de años de lucha activa.

El subsidio de desempleo es una forma en la cual la sociedad en su conjunto devuelve al trabajador parte de lo que este ha colaborado en su sostenimiento. No es un “beneficio” puro como muchos parecen creer, sino una justa retribución por el tiempo trabajado.

¿Por qué, entonces, este tipo de organismos manifiestan métodos de preservación y desarrollo del empleo tan contrarias a la experiencia real? Se basan en la creencia de que un empleador tomará empleados si le es barato contratarlos y despedirlos cuando en realidad lo que procurará hacer es reconvertir la fuerza laboral de fija a temporal y en la creencia, equivocadísima, de que trabajar es un “beneficio” en lugar de un derecho.

Cuando se habla de que todas las personas tienen derecho a un trabajo digno, se está diciendo que nadie puede ser explotado por su empleador. Y dar al empleador el poder de despedir sin costo a una persona hasta por razones injustificadas priva de ese derecho a la persona porque otorga al empleador la fuerza necesaria como para cambiar las condiciones de contratación bajo la amenaza de prescindir de sus servicios.

Promover planes o sugerir sistemas de desarrollo del empleo sin tener en cuenta la filosofía imperante en las empresas es un error muy común y muy repetido. Se basa en la utilización errada de indicadores macroeconómicos como el viejo y perimido índice de renta per cápita en lugar del índice de Gini que es un ratio entre los ingresos de las distintas clases que componen un país, ya que es mucho mejor decir que la renta per cápita en España es de unos 22.000€ antes que decir que el índice de Gini es de aproximadamente 38% (y aunque no lo parezca, es bastante bueno).