Hoy, no he podido menos que mosquearme con las últimas noticias referidas al juez Baltasar Garzón. En este post, por ejemplo, se dice que uno de los jueces que firma como ponente la admisión a trámite de la querella presentada por el Sindicato Manos Limpias ha firmado un manifiesto contrario a la exhumación de los cadáveres de las víctimas del franquismo y, al mismo tiempo, el diario El País declara, en este otro artículo, que el citado juez es patrono de honor de la Fundación para la Defensa de la Nación Española, organización “próxima al sindicato ultraderechista autor de la querella, Manos Limpias”.
¿Es tonto suponer que se ha conspirado para quitar a Garzón, y al mismo tiempo, al caso Gürtel, del escenario político? ¿No falta a la ética judicial que una persona asociada a movimientos contrarios a la exhumación de los restos de las víctimas del franquismo y que al mismo tiempo es patrono de honor de una organización cercana a la organización querellante sea uno de los que admitan a trámite una querella que la misma fiscalía aconsejó desestimar?
La razón nos indica que algo se mueve debajo de las aguas visibles, algo extraño y quizás más corrupto que los hechos de la trama Gürtel y que es no solo necesario, sino indispensable, esclarecer.
¿Es tonto suponer que se ha conspirado para quitar a Garzón, y al mismo tiempo, al caso Gürtel, del escenario político? ¿No falta a la ética judicial que una persona asociada a movimientos contrarios a la exhumación de los restos de las víctimas del franquismo y que al mismo tiempo es patrono de honor de una organización cercana a la organización querellante sea uno de los que admitan a trámite una querella que la misma fiscalía aconsejó desestimar?
La razón nos indica que algo se mueve debajo de las aguas visibles, algo extraño y quizás más corrupto que los hechos de la trama Gürtel y que es no solo necesario, sino indispensable, esclarecer.
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