sábado, 2 de mayo de 2009

¿Inflación? ¿Deflación? ¿De qué va esto?


Recuerdo que existía una teoría acerca de la oferta y la demanda que explicaba, al menos intentaba explicar, como se formaban los precios de un producto o servicio. Este modelo económico, mal llamado ley, formaba parte de la “mano invisible del mercado” que, supuestamente, corregía de manera natural y sin interferencia humana los problemas económicos.

Es decir que, basándonos en esta ley, si la demanda sube los precios suben, si la oferta supera la demanda los precios bajan. Dicho de otra forma, si la demanda de bienes sube y la oferta de bienes se mantiene tendríamos inflación, una subida de precios, si la demanda de bienes baja y la oferta de bienes se mantiene estable tendríamos deflación, una bajada de precios.

Estamos acostumbrados, por otra parte, a escuchar que las causas de la inflación provienen de la pérdida de confianza en una moneda particular, esta pérdida de confianza provocaría que el valor de la moneda cayese en relación a otras monedas y el precio de los productos se incrementase. Por otra parte, si la confianza en una moneda en particular crece, sería esperable que los precios de productos (y englobaré bajo el término producto a bienes y servicios) bajase.

Pero en un entorno en el cual el valor de una moneda frente a otras se mantiene estable o creciente, tal como fue la relación del Euro con otras monedas, especialmente el dólar, en años pasados, el incremento de precios estaría basado en el incremento de la demanda, la oferta de productos se mantendría estable, la demanda crecería, y la inflación obedecería a estas causas y sería esperable que si la demanda de bienes y productos decrece, manteniéndose la oferta, los precios bajen, es decir existiera deflación.

Según los entendidos, algunos entendidos, la inflación se controlaría congelando los ingresos de los trabajadores, de esta forma la demanda no subiría y los precios se estabilizarían, esto nos lleva a deducir, por lo menos a los legos, que un incremento en los salarios de los trabajadores aumentaría la demanda, esto es, evitaría caer en una espiral deflacionaria.

Sin embargo nadie recomienda esta medida y de hecho, seguramente, ni se tiene en cuenta.

En lugar de eso nos advierten de los peligros de la Deflación (esta vez con mayúsculas) sin darnos datos para que analicemos las causas de esta deflación.

Me arriesgo a decir que el escenario actual de Deflación es provocado por el aumento de desempleo, menos dinero en la calle, el no incremento de los salarios de los trabajadores y el haberse endeudado hasta el límite en los pasados años para vivir una vida a la que no se tenía acceso de otra manera.

La Deflación, contra lo que se cree, no causa pérdidas inmediatas en todas las empresas, causa más bien una disminución de sus ganancias de la misma forma en que la inflación causa un incremento de beneficios. Los servicios y bienes indispensables (alimentación, electricidad, teléfono y salud) mantendrían un nivel de ventas más o menos estable, habría un desplazamiento en el consumo de lo caro a lo barato, tomándose como base para definir caro y barato el salario de un trabajador. Existiría un incremento en el consumo de marcas blancas y de segunda línea y una disminución en el consumo de primeras marcas. Esto es empírico y no teórico.

Los bienes y productos que no son de primera necesidad registrarían una disminución de consumo directamente proporcional a su precio, cuando más alto el precio, mayor la disminución en sus ventas.

Esto explicaría la disminución en las ventas de las automotrices, de los viajes al exterior (turismo), y de todo aquello que no es indispensable. Uno puede aguantar unos años más con su viejo automóvil de un año de antigüedad, sobre todo en ausencia de créditos.

Esto obligaría a las automotrices y demás a decretar, internamente, una época de austeridad, con despido de empleados para minimizar las pérdidas y un achicamiento en la gama de vehículos, es necesario invertir para producir nuevos modelos pero en los tiempos actuales no hay mercado para ellos por lo cual es dable suponer que este tipo de inversiones se reducirán (o deberían reducirse).

Todo esto nos lleva a pensar que el gran problema está asociado al desempleo y a la baja del poder adquisitivo de los salarios, y que la mejor respuesta que podemos dar ha de estar destinada a reducir el desempleo y a evitar que las empresas reduzcan el salario de los trabajadores. En su momento, Henry Ford se negó a disminuir el salario de sus trabajadores durante la crisis de 1929 alegando que alguien tenía que comprar sus autos. Igualmente, Roosevelt puso en marcha su New Deal.

Debemos tener en cuenta, dentro de esta situación, que no solo disminuyen los precios de los productos finales, sino también de los precios de las partes que forman ese producto, dicho de otra forma, una empresa automotriz pagará menos a sus proveedores porque estos también habrán reducido sus precios.

Sin embargo, y pese a que el valor del petróleo ha disminuido de su récord histórico a unos 51 dólares el barril, esa disminución en el precio de la materia prima no se ha visto reflejada, de manera proporcional, en el precio de los combustibles. Esto evita que el precio de determinados productos (electricidad y transporte, por ejemplo) guarde una proporción acorde a la disminución de los demás precios, máxime si tenemos en cuenta que una proveedora de electricidad no incrementa en gran medida su plantilla laboral según el consumo aumente o disminuya, aunque sí incrementa sus inversiones (a más consumo, más infraestructura).

Inexorablemente, los hechos pasados nos llevan a deducir que la crisis actual solo puede ser controlada, pese lo que les pese a los gurúes económicos, con un aumento del gasto público, una disminución del desempleo y con la inyección de dinero líquido en las capas de menores ingresos de la sociedad, esto incrementaría el consumo, evitaría los impagos de hipotecas, ayudaría a la creación de bienestar social. También han de aumentarse los controles y regulaciones para evitar escenarios de especulación futuros, tal como se han registrado en cada uno de las crisis anteriores, generadas por la especulación y la falta de controles.

Por el contrario, el dinero sigue inyectándose en las capas de mayores ingresos, provocadoras de la crisis, y no se han tomado medidas serias que eviten un nuevo escenario de “burbuja especulativa”.

Como medidas anexas, todos los países de la UE y demás países inmersos en la actual crisis deberían tomar una senda que garantizara la igualdad fiscal de los ciudadanos en todos los territorios del mundo, es decir que un obrero de Marruecos debería recibir como salario lo mismo que un obrero de España o del Reino Unido, y que el porcentaje del salario que un obrero de Tailandia destina al pago de impuestos debería ser el mismo que destina un obrero de España o del Reino Unido, y que si un obrero español o británico destina el 30% de sus ingresos para pagar impuestos un empresario británico o español también debería pagar en la misma proporción.

Esto conllevaría a la eliminación de los impuestos al consumo, los impuestos al consumo desvirtúan la igualdad que deberían tener los ciudadanos de un país frente al fisco de ese país. Gracias al IVA, por ejemplo, un obrero español dedica un mayor porcentaje de su salario al pago de impuestos que una persona de la clase alta española. La realidad, hoy, indica que a mayores ingresos menor impacto proporcional de los impuestos en esos ingresos (quien más gana, menos paga proporcionalmente).

Eso es posible gracias a que existen países donde es posible producir contratando mano de obra esclava y es posible gracias a la existencia de paraísos fiscales. Lo lógico sería que las cargas impositivas fuesen de igual impacto en todos los países y que las condiciones de los trabajadores fuesen las mismas, y que los países desarrollados no comerciaran ni adquiriesen productos de los países que permiten la existencia de mano de obra esclava.

¿Qué significa esto? Significa generar un movimiento que procure la implantación en todas las naciones de los Derechos Universales de los Trabajadores, significa imponer la igualdad ante la ley y ante el fisco de ricos y pobres, significa que todos los países del mundo se encuentran en igualdad de condiciones de manera tal que una empresa no pueda irse a otro país para aprovechar la explotación del trabajador en ese país para seguir incrementando sus ingresos.

No existe “la mano invisible del mercado”, las pruebas demuestran que toda inversión de dinero en las capas de mayores ingresos aumenta la distancia entre ricos y pobres, la experiencia demuestra que si una empresa tiene la oportunidad de extorsionar a un gobierno, lo extorsiona.

El gobierno de un Estado ha de cumplir su función y esta es la de gobernar para todos, y esto implica no favorecer la desproporción participativa en el sostenimiento de los costos de funcionamiento del Estado. Significa favorecer la creación de riqueza a través de la inversión productiva y no a través de la inversión especulativa, que no genera genuina riqueza sino que solo aumenta la brecha entre pobres y ricos.

No hay comentarios: