martes, 30 de octubre de 2007

la inflación, ese viejo índice del medio


La “inflación preliminar” se ha disparado en el mes de octubre en la Unión Europea, lo que provocaría que el dato final a fin de año superase el 3%, algunos sugieren que esto no provocará la subida de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (Reuters España).

Luego de leer esto me quedé en silencio unos segundos, mientras mis ojos repasaban los defectos en el estucado del techo, cosa que me gusta hacer mientras reflexiono porque, verán, en esta obra no solo trabaja la inflación como actor invitado, sino también la depreciación que ha venido sufriendo el dólar en los distintos mercados.

¿Qué es lo que causa la baja en el precio del dólar y cuáles son sus efectos?

Distintos factores se conjugan para este descenso en el valor de la moneda estadounidense, podemos citar, entre ellos, el déficit en su balanza comercial (importa más de lo que exporta) y el desequilibrio presupuestario (El Economista), que en el año 2.005 fue de unos 318.700 millones de dólares, en el 2.006 de 247.700 millones de dólares y para el 2.007 no están muy seguros, por su parte el Congreso de los Estados Unidos estima un déficit de 158.000 millones de dólares mientras que la Casa Blanca prevé cerrar con un desequilibrio de unos 204.700 millones de dólares estadounidenses (La diferencia entre ambas estimaciones es de “apenas” 46.700 millones de dólares, una suma que solucionaría las cosas en más de un país tercermundista). Es decir que la superabundancia de dólares en el mercado internacional es, a la postre, la causa del descenso del valor de esta moneda y no solo en el mercado común europeo. Esta superabundancia se ve incrementada por el hecho de registrarse una migración en las grandes carteras de inversión que abandonan el dólar para comprar euros y libras. También muchos países han decido proteger sus reservas de la depreciación del dólar, entre ellos China, que ya a principios del 2.006 comenzó a reestructurar sus gigantescas reservas de más de 800.000 millones de dólares en otras monedas.

El mecanismo que la gran democracia del norte utiliza para detener la caída del valor de su moneda es, por lo general, la subida de los tipos de interés, esto vuelve atractivo los depósitos en dólares y, por lo tanto, crea una inmovilización de grandes sumas de dinero en los distintos bancos retirando dólares del mercado tal y como nos lo indica la ley de la oferta y la demanda… a mayor oferta menor precio, a mayor demanda mayor precio. Pero este mecanismo sufrió el revés provocado por la debacle de las hipotecas subprime y, esta vez, no alcanzó a corregir las cosas.

La pérdida de valor de la moneda estadounidense provoca, a su vez, una baja en la competitividad de los productos fabricados en Europa (que contabilizaba el 14% del déficit), China (dueña del 31,5% de este déficit) y demás países del este de Asia (que representan 14,5% del total del déficit), etc., porque el precio de estos productos varía de manera inversamente proporcional al valor del dólar. Esto es: Si el valor del dólar sube, el precio de las importaciones baja, y viceversa. Un dólar caro provoca que los productos fabricados en los Estados Unidos sean, comparándolos con los importados, más costosos, lo que provoca que la gente los sustituya por estos, por su parte, si el dólar se deprecia el valor de estos productos crece, la brecha de valor entre lo “nacional” y lo “importado” disminuye, y la gente deja de sustituir los productos fabricados en su país por productos extranjeros, es decir, compra “nacional”.

La baja del valor del dólar explicaría, en parte, la lenta declinación del déficit que la balanza comercial de los Estados Unidos ha presentado a lo largo de este año.

De allí que el tema de subir o bajar los tipos de interés en la Unión Europea no sea un tema banal, ni mucho menos. Si se sube el tipo de interés para detener o reducir la inflación se tendrá como efecto rebote una mayor depreciación del dólar frente al euro, es decir, una nueva pérdida de competitividad de los productos europeos frente a los estadounidenses que, otro punto a tener en cuenta, durante este mes de octubre la Reserva Federal de los Estados Unidos bajó el tipo de interés del 5,25% al 4,75%, es decir, medio punto (Y aquí cabría preguntarse si lo que buscaban era solamente controlar el problema generado por las hipotecas subprime ya que para mantener el precio internacional del dólar las tasas de interés deberían haber subido para estimular a los propietarios de dólares a inmovilizarlos en depósitos a plazos). Por otra parte, las razones de este repunte en las tasas inflacionarias se encuentran, según los expertos, en el incremento del precio internacional del petróleo y de los alimentos y no en un exceso de liquidez en el mercado.

Esto conduce a pensar que un incremento en los tipos de interés existentes en la Unión Europea con el fin de controlar este pequeño repunte inflacionario conduciría a una nueva depreciación de la moneda norteamericana respecto al euro que, a su vez, impactaría negativamente en la balanza comercial de los países que la conforman.

Extrañamente esto nos lleva a pensar que la salud de la moneda estadounidense es cuestión de todos ya que de su valor frente a las otras monedas internacionales depende el ser, o no, competitivos en el mercado más importante del mundo.

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