Sin querer entrometerme en la historia ajena y sin pretender juzgar una época que no conocí, aunque he leído sobre ella, me resulta increíble leer ciertas noticias como la que puede leerse en la edición electrónica del diario El País este recién iniciado miércoles 31 de octubre.
La nota peridoística se titula "El cementerio de Paterna pierde el color republicano" y cuenta que "El gobierno local, en manos del PP desde las pasadas elecciones municipales, retiró hace unos días las flores rojas, amarillas y moradas que decoraban la zona ajardinada situada junto al monumento a los fusilados por la libertad y la democracia. En su lugar colocó crisantemos blancos y amarillos, al igual que en el resto del cementerio", la nota agrega que el motivo esgrimido por el PP para semejante acción fue el de adecentar el cementerio de cara a la festividad de Todos los Santos "con colores neutros" y "sin referencia política".
Este hecho que seguramente no alcanzará una relevancia internacional me hace pensar, sin embargo, en que los dirigentes políticos deberían ser conscientes que una vez elegidos y al contrario de lo que creen, no son el poder, a menos que la frase completa el poder servir. Ningún partido debería dejar de recordar que el ocupar un cargo público significa, precisamente, ocupar una posición de servicio desde la cual ha de administrar los bienes de la comunidad en beneficio de toda la comunidad, no solamente de aquellos que "piensan como ellos".
Una comunidad, cualesquiera sea, tiene derecho a recordar a los vecinos que cayeron en defensa de un ideal y más cuando este ideal tiene la particularidad de coincidir con la defensa de un gobierno legalmente elegido, más allá de cualquier irregularidad que pueda aducirse, o ineficiencia que se le pueda achacar, en elecciones libres y democráticas, de la misma forma que se recuerda a los caídos de la parte franquista en el Valle de los Caídos, uno de los monumentos más ciclópeos de España.
Siempre ha sido un esfuerzo inútil el querer borrar la memoria histórica pero que sea inútil no significa que sea imposible al menos el intento, y cambiar el color de unas flores no borrará la memoria colectiva de toda una comunidad y, muchísimo menos, de todo un país pero si lo consiguiese, lo único que se obtendría es la posibilidad de repetirla. Y no creo que ningún habitante del suelo español desee eso.
2 comentarios:
Decía mi abuela que "el que tiene un vicio, o se mea en la puerta o se mea en el quicio". Es muy difícil renunciar a los ideales. De la misma forma que los republicanos no van a abandonar su pensamiento político, tampoco lo harán los "nacionales" -es curiosos los dos bandos eran de la misma nación, pero sólo a unos se les decía así-.
Lo que sí es cierto y me llama mucho la atención, es la facilidad que algunos tienen para disfrazar sus actos, bajo mi punto de vista trasnochados y sin sentido, alegando neutralidad (aunque sea en los colores) y adecentamiento por la inminente llegada de una festividad que sólo celebrarán los que a día de hoy poco tienen que ver con el fatricidio e ilegalidad de aquella guerra.
Por cierto, me encanta que hayas comenzado este nuevo blog.
Mi más profunda admiración y respeto, y suerte.
Fran.
Devolverles a la memoria con la historia, con Ley o sin ley (en mi opinión muy mejorable) y con los colores de las flores que eligieron.
No hacerlo, cambiarlas, es un acto ruin. Así lo pienso.
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