domingo, 24 de febrero de 2008

la carga inversa


El sistema capitalista puede funcionar en la teoría pero, lamentablemente, no en la práctica, de la misma forma que los sistemas socialistas y comunistas. Todos los sistemas funcionan en la teoría porque las simulaciones teóricas no tienen en cuenta la corrupción, la explotación, ni la deformación de la filosofía sostenida por quien gobierna el Estado que permite, por ejemplo, que un Estado presuntamente socialista sea gobernado de acuerdo a la filosofía fascista.

Ahora bien, y centrándonos en el
artículo de Félix (de donde nació este post), es lógico suponer que más puede aportar quien más tiene, no la inversa, y que existe un límite de ingresos por debajo del cual la supervivencia de una persona se ve comprometida. Quien gobierna un Estado jamás ha de perder de vista estas dos casi premisas que, contra lo que normalmente se supone, no implica quitar a los más pudientes en beneficio de los menos pudientes sino que consiste en evitar que los más pudientes olviden sus obligaciones para con el Estado descargando estas obligaciones en las espaldas de quienes menos pueden.

Cuando el Estado incrementa los
impuestos indirectos está, y esto es sabido, aumentando la carga de su sostenimiento de manera no proporcional, quitándole más a quienes menos tienen y menos a quienes más tienen, el IVA y los demás impuestos indirectos distorsionan severamente el principio de equidad que debería regir el funcionamiento de un buen Estado democrático. Este principio de equidad no implica que las cosas han de ser igual para todos, sino que las cosas han de ser proporcionales al poder de cada uno, en este caso específico, al poder económico.

No es posible pedir a quien necesita, lo lógico es pedir a quien le sobra, un ejemplo de esto: Si estamos perdidos en el desierto y se nos acercan dos personas, una con una sola botella de agua y otra con un camión cisterna repleto de agua ¿De quién esperaríamos más ayuda? Ahora bien, los distintos gobiernos persisten en pedirle agua al poseedor de la botella y no al conductor del camión.

Cuando uno más tiene más puede dar sin ver afectado su bienestar, esto es lógico desde todo punto de vista, sin embargo en la actualidad quien más tiene menos aporta en proporción cuando, en realidad, debería aportar una cantidad proporcionalmente mayor a quien menos tiene. Lo que estoy diciendo es que una persona que gana 30 millones de euros al año puede soportar sin peligro para su bienestar y el de su familia que el Estado le pida un 40% de sus ingresos para su sostenimiento, mientras que quien gana 36.000€ anuales puede ver afectado grandemente su bienestar y el de su familia si el Estado le pide un 20% de esta suma para su sostenimiento.

Es decir que la idea de carga proporcional también tiene sus bemoles, el valor proporcional de un impuesto de este tipo ha de incrementarse al mismo tiempo que se incrementan los ingresos del ciudadano para, de esa forma, tener verdadera equidad en su aplicación. Sin embargo muy pocas personas son capaces de aceptar esto, aún cuando utilice sus ganancias no con fines productivos sino suntuarios.

El problema es que si damos un vistazo a la forma en la cual se distribuye la
influencia política de acuerdo al nivel de ingresos podríamos confeccionar un gráfico en el cual la mayoría de la población, que generalmente goza de bajos ingresos, está en la posición más distante de los centros de poder mientras que una minoría poblacional, la de mayores ingresos, es la más cercana a estos centros.

Indudablemente, cuando más cercano se esté a un centro de poder más se puede influir en este centro y a las decisiones que emanen de él. Como ejemplo de este poder de influencia basta contrastar cuando ha de esperar un ciudadano con ingresos anuales superiores a los 30 millones de euros para conseguir una entrevista con el presidente de gobierno y cuanto ha de esperar un ciudadano con ingresos anuales de 36.000€ con el mismo objetivo. Todos sabemos que la probabilidad de que el presidente de una audiencia personal a un ciudadano es directamente proporcional a su nivel de ingresos.

De allí que la estructura impositiva de un Estado se construya para que este Estado sea, mayoritariamente, sostenido por el aporte de sus ciudadanos de menores ingresos y aún cuando una gran parte de estos queden, supuestamente, excluidos de esta obligación los impuestos indirectos se encargan de incluirlos (aún los gorrillas pagan IVA).

El otro aspecto tocado por Félix es el salarial. Normalmente sería lógico esperar que un trabajador cualquiera vea satisfecha sus necesidades de bienestar con su salario sin embargo esto no es así. Normalmente el
salario mínimo es a todas luces insuficiente para garantizar a un trabajador la satisfacción de sus necesidades de alimentación, educación, vivienda, esparcimiento, debiendo sacrificar una o más de estas necesidades si desea sobrevivir.

Se acepta como premisa básica que alcanzar un "
estado de bienestar" general es imposible cuando bien podríamos cambiar la palabra "imposible" por "improbable", y acepto la palabra "improbable" por la sencilla razón de que nadie se esfuerza, en los círculos de poder, por alcanzar este estado de bienestar general, simplemente desechan la idea.

Siendo los trabajadores los primeros eslabones en la creación de riqueza sería esperable que su sostenimiento estuviese garantizado, sin embargo en la actualidad se han creado ciertos mecanismos, algunos rayanos en el esoterismo, que permiten crear riqueza sin la necesidad de poseer bienes de capital ni de realizar trabajo o transformación alguna sobre algo, ya que ese algo, poseedor de la capacidad de dar riqueza, es del orden virtual y no de orden real.

Estos mecanismos de creación de riqueza permiten la
especulación financiera y comercial y permiten, a su vez, utilizar el conocimiento como creador de la riqueza. Hoy día vale más tener el conocimiento necesario para transformar la materia prima en un bien que tener la materia prima, digamos que el impacto de la materia prima en el precio de un producto llega a ser, en casos como ordenadores o automóviles, despreciable.

Al disponerse de estos mecanismos de generar riqueza los trabajadores pueden, y de hecho son, dejados en segundo plano. Sin embargo esta riqueza no solo es volátil, una caída en la bolsa puede hacer perder más de 1.000 millones de dólares a una persona en pocos días, sino que existe porque se ha trabajado la percepción de la gente haciéndole creer que existe, para ello se han construido teorías y “leyes” económicas que permiten explicar el porqué la riqueza puede ser generada aumentando el
valor percibido de algo aunque ese algo no haya aumentado, realmente, de valor.

Un ejemplo de esto se observa en la
operatoria bursátil. Originalmente las acciones servían a una empresa para obtener financiación directamente del mercado, sin necesidad de acudir a un banco oficial o privado. Una empresa tenía el poder de emitir acciones que representaban fracciones de su capital social, estas acciones podían ser adquiridas por distintos inversionistas quienes pasaban a tener derecho sobre parte de las ganancias que produciría la empresa. El mecanismo era sencillo y permitía a las empresas conseguir financiación barata sin la necesidad de acudir a un intermediario financiero.

Sin embargo poco a poco estas acciones dieron origen a un mercado en el cual se especulaba con su valor. El sistema para especular con el valor era relativamente sencillo. El valor de las acciones de una empresa que producía ganancias se incrementaba, el valor de las acciones de una empresa que no las producía caía aún cuando el valor de la empresa fuese siempre el mismo el valor de la acción caía en la percepción de la gente. El subir y bajar del valor de las acciones pronto comenzó a formar parte de una especie de juego, si yo vendo mis acciones cuando alcanzan un precio máximo incremento mi capital, obtengo más dinero que el invertido originalmente, si yo compro acciones de bajo valor con posibilidades de suba estoy apostando a un crecimiento futuro en el valor de esas acciones que, de producirse, multiplicará aún más esa ganancia.

Esto implica que si se logra manipular el valor percibido por las personas es posible manipular la suba y baja en el precio de las acciones. El
grupo Enron en los EE.UU. manipuló por largo tiempo el valor percibido de sus acciones con una exitosa campaña de marketing institucional basada en la fraudulenta confección de sus balances, la creación de compañías inexistentes, etc. Al descubrirse los mecanismos utilizados por esta empresa el valor de sus acciones cayó de tal manera que significó altísimas pérdidas para quienes habían invertido en ellas que pasaron de ser inversores exitosos a inversores esquilmados en un breve período de tiempo. Igual suerte corrieron en España quienes invirtieron en el Fórum Filatélico y Afinsa.

La
especulación inmobiliaria, por su parte, necesita de la coexistencia de algunos factores para poder producirse. Una alta demanda de viviendas, posibilidad de acceso a préstamos hipotecarios, escasez en la oferta de viviendas. Las tres condiciones estaban presentes en el mercado inmobiliario español en años pasados y permitió que el precio de las viviendas se incrementase muy por encima de su valor real. Sin embargo a un incremento de valor suele sucederle un decremento hasta que los precios alcanzan un equilibrio o nivel real y eso es algo conocido por los entendidos en el mercado, no así por los neófitos. Al igual que en el mercado bursátil, nada asciende para siempre.

Ahora bien, cada mercado especulativo puede ser a su vez fuente de ingresos importantes si pudiésemos predecir su comportamiento o acceder a información que nos coloque en una situación de privilegio respecto a los demás inversores. Como bien podemos deducir la predicción lisa y llana es casi imposible, por lo que normalmente los intentos están dirigidos a la consecución de
información privilegiada y esta información privilegiada está, por lo general, en manos de quienes poseen el poder económico y/o político en un Estado. De esta forma quien más cercano esté a este centro de poder más posibilidades tiene de acceder a esta información y de beneficiarse de ella.

Pocas veces el ciudadano de a pie tiene acceso a esta información por lo que suele ser el último en enterarse y quien generalmente ha de soportar las pérdidas ocasionadas por el derrumbe en el valor del bien con el que se especula.

Es decir que toda la estructura del sistema capitalista favorece a quienes poseen el poder económico desfavoreciendo a quienes no lo poseen y el salario es un fiel reflejo de esta situación. La imposibilidad de los trabajadores de fijar su salario permite al empleador aumentar su nivel de
plusvalía (beneficios, en suma), cuanto menos pague a su empleado mayor será el beneficio que le produzca su trabajo. Sin embargo de estos salarios es de donde el Estado se provee de la mayor parte de sus ingresos a través de la utilización de los impuestos indirectos, impuestos indirectos que se emplean por la sencilla razón de que su cuantía pasa desapercibida para el ciudadano de a pie (no así para quienes poseen empresas y con ellas la posibilidad de debitar estos impuestos).

Inexorablemente, la percepción nos indica que los costos del Estado recaen en mayor cuantía sobre quienes menos tienen, que la información que permite la generación de grandes fortunas está al alcance de quienes más poseen, que la posibilidad de disminuir su carga fiscal a través de distintos mecanismos también favorece a quienes más tienen, y estos tres puntos ya nos permiten deducir que el sistema capitalista está estructuralmente construido para derivar la riqueza de las capas de ingresos inferiores a las capas de ingresos superiores en una sociedad.

Sumado a esto, la creencia que un incremento en el salario mínimo derivará en un proceso inflacionario también afecta a las capas de ingresos inferiores que son los afectados por el congelamiento de sus ingresos. Sin embargo históricamente no se ha podido demostrar una relación previa entre
inflación y salario, aunque si una relación posterior. En una economía inflacionaria el salario suele crecer a cotas insospechadas pero siempre por detrás del índice de la inflación, esto significa que si bien el valor numérico del salario se incrementa su valor real disminuye.

A su vez, la inflación es la medida de la confianza que un ciudadano posee sobre la moneda emitida por su Estado, si este valor percibido puede manipularse, y de hecho se manipula, es posible manipular el índice inflacionario. Tal acción es muy visible en las economías de los países en vías de desarrollo o subdesarrollados, como Argentina, donde a partir de grandes espirales
hiperinflacionarias se generaron inmensas fortunas.

miércoles, 20 de febrero de 2008

la soledad del laburante

El martes por la tarde leía el que, hasta ese momento, era el último post de la bitácora Im-Pulso y en mi mente quedó grabada esta pregunta: ¿A qué obedece esa renuencia a reconocer el valor del trabajo? , pregunta a la cual solo cambié una palabra para transformarla en ¿A qué obedece la renuencia a reconocer el valor del trabajo? Apenas hecha la pregunta se me reveló que la ganancia del empresario se encuentra en la diferencia entre lo que paga para que un producto (o servicio) sea fabricado (o prestado) y lo que cobra por ese producto (o servicio), esto implica que cuando mayor sea la diferencia entre el costo de fabricación (o prestación) y el precio de venta, mayor será el beneficio de la empresa y del empresario y esto resiste cualquier análisis.

¿Para qué alguien o un grupo de alguien (por no decir algunos) crean empresas? Para obtener beneficios económicos. Prestar atención a esto, dije beneficios económicos, ni éticos, ni morales, ni sociales, solo económicos. El fin sobre el cual descansa la empresa privada es la obtención de ganancias, es decir, que las empresas privadas se construyen y cimentan sobre el ánimo de lucro. A primera vista a nadie debería escapársele que existe una infinita cantidad de maneras de obtener ganancias pero que todas las maneras de obtenerla se basan en una regla imposible de sortear: El costo de fabricación (o prestación) del producto (o servicio) ha de ser menor que su precio de venta, si esta regla no se cumple no existe forma de obtener ganancias.

El trabajo humano (o mano de obra) utilizado para la fabricación de un producto o para la prestación de un servicio forma parte de los costos de fabricación o prestación lo que implica, de manera lógica y simple, que cuanto más se pague a quien realiza este trabajo menores serán los beneficios posibles de obtener por la venta del producto y dado que el objetivo de una empresa es ganar dinero (obtener lucro) cuanto más minimice sus costos más maximizará sus ganancias lo que también puede decirse de la siguiente manera: Cuanto más puedan reducirse los costos de fabricación de un producto o los costos de prestación de un servicio mayor será el beneficio obtenido.

Esto implica, necesariamente, que una empresa privada cualquiera luchará para que el impacto de los salarios de sus trabajadores en el costo del producto que fabrica o servicio que presta sea el menor posible. Esto aparece como una lógica solución al problema empresarial de obtener lucro más que algo sea lógico no implica, necesariamente, que sea justo (y no confundamos, por favor, ley con justicia). El ánimo de lucro tiende a hacer que la empresa explote laboralmente a sus trabajadores y, más allá de cualquier definición que recibiesen los términos explotación laboral en el pasado, defino a la explotación laboral como el pago de un salario inferior al que necesita un trabajador para mantener cubiertas sus necesidades básicas en cuanto a alimentación, vestimenta, vivienda y esparcimiento.

Dada esa tendencia a la explotación laboral por parte de la empresa los trabajadores comenzaron a unirse en sindicatos, los sindicatos tienen entonces la obligación de defender los intereses de los trabajadores representándolos ante los empresarios y se basan en la idea de concentrar la fuerza laboral para poder enfrentarse a la concentración de la propiedad de los bienes de capital en manos de pocas personas o grupos de personas.

Sin embargo con el paso del tiempo los sindicatos que surgieron de la fuerza laboral se fueron separando paulatinamente de esta hasta constituirse casi como organizaciones ajenas a la misma, y digo organizaciones basándome en que los sindicatos presentan una organización interna similar a la de las grandes empresas y que muchos de sus directivos y funcionarios reciben remuneraciones mayores que los salarios de aquellos que representan disfrazadas como gastos de representación, viáticos, etc. En la actualidad, muchos sindicatos operan como si fuesen empresas que prestan servicios al trabajador más que como organizaciones de base destinadas a defender los derechos del trabajador.

Por esto muchos sindicatos han dejado de defender los intereses de sus representados para comenzar a defender, como toda empresa privada, sus propios intereses. En Argentina se llega al punto de que muchos sindicalistas defendieron la necesidad de una mayor flexibilización laboral argumentando que la flexibilización laboral proveería al pleno empleo cuando, y esto está demostrado por hechos, al aplicarse la flexibilización laboral el índice de desempleo llegó hasta valores cercanos al 20%.

En definitiva, la concentración de los líderes sindicales en lugares físicos determinados, alejados de aquellos que representan, facilitó a los representantes de las grandes empresas influir en ellos de una forma más directa que en el pasado, cuando el representante sindical era, simplemente, un portavoz de lo que se decidía en las asambleas de trabajadores. Inexorablemente, los sindicatos cruzaron la línea entre la democracia directa y la democracia indirecta en perjuicio de sus representados, de la misma forma en que el sistema democrático actual favorece los intereses de los grandes centros de poder en perjuicio de los intereses del ciudadano de a pie.

Esto conlleva, por una parte, a la degradación paulatina de los derechos de los trabajadores en beneficio de los privilegios, ya no derechos, de la gran empresa dado que la gran empresa no tiene como fin reconocer el valor del trabajo de sus empleados sino la obtención de un beneficio económico y este fin está directamente enfrentado a los intereses del trabajador. Por otra parte, quien debería defender los derechos del trabajador ya no lo representa, no actúa como su portavoz sino como un “negociador” que desconoce, en la práctica, la situación que han de soportar sus “representados” y cuyo único interés es proteger los intereses de la organización sindical como si fuese una organización independiente de sus representados.

sábado, 16 de febrero de 2008

Los vericuetos de la crisis inmobiliaria


Muchos factores jugaron en favor del encarecimiento de la vivienda, entre ellos la fácil obtención de préstamos hipotecarios que alimentó el crecimiento de la demanda, la escasez de viviendas de segunda mano, la especulación privada (muchos compraron viviendas con préstamos hipotecarios para luego alquilarlas y así pagar la cuota del préstamo y obtener una ganancia), el lento crecimiento de la oferta (en los primeros tiempos, fomentaron por una parte el boom de la construcción. Luego, las empresas constructoras (o promotoras) ayudaron a que los precios se eleven hasta los niveles de hace unos meses. Lo que precipita la crisis no es, como puede creerse, la caída de la demanda de viviendas sino el hecho de que los bancos endurecieran las condiciones que el solicitante de un préstamo hipotecario ha de cubrir para obtenerlo. Como ejemplo, hace unos años el ratio de endeudamiento era del 50%, en la actualidad algunos bancos exigen que no supere el 35% (o menos), hace unos años la tasa Euribor era del 2%, en la actualidad ha alcanzado más del doble de ese valor.


Que un piso por el cual se pagaba una cuota de 350 euros se pague hoy una cuota de 500 euros reduce la demanda de vivienda, porque esa cuota exige que el solicitante del crédito gane, como mínimo, unos 1450 euros en nómina y que no esté pagando otro crédito porque, de estarlo, el monto total de la cuota de ese préstamo se quita del monto definido por el ratio de endeudamiento, siguiendo con el ejemplo, si una persona que gana 1450€ ha comprado un auto por el cual paga 150€ de cuota, el monto que el banco considera como disponible para cubrir la cuota es de 507€ - 150€. Pocas casas pueden comprarse con un préstamo que posea una cuota de 343€ aunque sea a 35 años.


En realidad esta crisis tiene pocos inocentes aunque muchos terminarán pagando las consecuencias. Era normal, por ejemplo, que los compradores de una vivienda unificaran deuda, para esto solicitaban un préstamo que les permitiera, además de comprar la vivienda, pagar otros préstamos que tuviesen concedidos, para esto era indispensable que al precio del inmueble que compraban se le sumara el valor restante del credito que pagaban por el vehículo, y era indispensable que el valor de tasación igualase, o superase, el monto de ese crédito. La falta de un control firme por parte de los municipios derivó en tasaciones muy por encima del valor de las viviendas, tasaciones que eran utilizadas por quienes deseaban vender para fijar sus precios, al igual que un incendio, la crisis se alimentaba a sí misma hasta que se consumiera el combustible, combustible que, en este caso, es el dinero, dinero que, en la mayoría de los casos, provenía de préstamos hipotecarios.


Esta crisis no es hija de un solo gobierno, es hija de ambos gobiernos, es hija de los gobiernos de los distintos ayuntamientos, es hija de la prodigalidad bancaria, del descontrol en las tasaciones, de la avaricia de las empresas promotoras. Era fácil vender, por eso se reprodujeron las franquicias inmobiliarias, pero los precios de las viviendas no lo ponían las inmobiliarias en la mayoría de los casos, sino quienes vendían sus viviendas y las empresas que construían esas viviendas. Por lo que conozco del mercado la mayoría de las inmobiliarias captaba al precio que le indicaba el propietario si bien luego sus comisiones variaban de volumen, llegando algunas a superar el límite legal del 5%. En la actualidad, podría decirse que las inmobiliarias están contribuyendo en lo posible a la caída de los precios de venta ya que precisan vender para mantenerse, y para vender necesitan precios bajos a los que cargan comisiones mínimas. Mientras que hace unos años era posible poner un pase de dos millones de pesetas a una casa que se ofertaba por veinte millones en la actualidad eso es casi imposible. Sumado a esto, el gobierno ha tomado algunas medidas (tardías, por supuesto) que obligan a un mayor sinceramiento en cuanto a las tasaciones y precios.


¿Se necesitan viviendas en España? Sí, se necesitan, hay demanda y hay gente que desea tener una vivienda y que ve su acceso a la misma como una tarea imposible por las tasas de interés, el endurecimiento de las condiciones bancarias, el precio de la vivienda. ¿Bajará mucho o poco el precio de los inmuebles? Bajará, eso es cierto, pero no tanto como muchos esperan. Una casa que hoy cuesta unos 27 millones de pesetas podrá ver reducido su precio a 22 millones, pero no a 14 o menos. ¿Conviene alquilar? Esto no lo tengo muy claro y explicaré porqué aún a riesgo de ser pesado.


Un alquiler promedio hoy día en Málaga está entre 500 y 600 euros. Un crédito bancario promedio tiene una cuota de 800 euros. Pero si uno alquila, todo lo que paga es gasto, si uno compra, parte de lo que paga es ahorro y parte de lo que paga es ganancia para el banco. Es decir que si uno compra una vivienda puede considerar que de los 800 euros de cuota está ahorrando, aunque más no sea, 500€ por mes, eso pasa a formar parte de su capital. Por otro lado, si el interés bancario baja, que debería bajar si se cumplen las reglas de la economía para aumentar la cantidad de circulante y no perder competitividad frente al dólar, la cuota que es a tasa variable también bajará. Por supuesto, esto depende de cuanto tiempo se debe esperar antes de que los precios lleguen a un valor aceptable. Si una casa que vale hoy 27 millones de pesetas (162.000€) pasa a valer en tres años unos 22 millones (30.000€ menos) y yo pago de alquiler unos 550€ he pagado 19.800€ de alquiler en ese período, lo que implica un ahorro de 10.200€. Ahora, si negocio con el vendedor de la vivienda y consigo una reducción del precio, supongamos de 5.000€, el ahorro resultante sería de 5.200 euros. ¿Espero o no espero?.


Para calcular más exactamente si esperar o no tendríamos que calcular cuanto pagamos de interés por un crédito de 157.000€ (162.000 menos los 5.000€ que conseguimos descontar del precio) y cuanto por un crédito de 132.000€, es decir ¿Cuanto es la diferencia en 30 años? Considerando una cuota de 840€ mensuales para el primero y una de 709€ para el segundo, tendríamos que la diferencia total pagada sería de: 302.400€-255.240€= 47.160€ a los que debemos restar el gasto de alquiler de 3 años. Esto nos daría que en 30 años obtendríamos un ahorro neto de 27.360€ o, lo que es lo mismo, unos 76€ al mes.


Y aquí la pregunta ¿Conviene terminar pagando unos 76€ más al mes por comprar una casa hoy y no dentro de tres años? ¿Bajará tanto el valor de la vivienda? ¿Y si sube el alquiler? Las variables son tantas que, indudablemente, muchos optarán por esperar hasta notar una reactivación en el mercado pero existe el riesgo de que cuando se perciba una reactivación del mercado muchos de los que hoy venden opten por esperar a que los precios se recuperen. (Lo siento, pero especular no ha sido jamás fácil).


Por último, los precios de los inmuebles no bajarán de manera proporcional. Mientras que una casa que cuesta unos 25 millones de pesetas puede que disminuya su precio en unos 5 millones (un 20%), una casa que cuesta al día de hoy unos 50 millones no bajará en la misma proporción ya que el target de mercado (el mercado objetivo) está conformado por personas de ingresos y con una filosofía muy diferente.

viernes, 15 de febrero de 2008

Manipular al ciudadano


¿Cómo se manipula la opinión pública para preparar el terreno antes de la toma de una medida de corte impopular por parte del gobierno de un Estado? Las formas más comunes de hacerlo son a través del miedo, el engaño y la presión. Ejemplos de ello los tenemos todos los días, en determinados discursos partidarios, en diarios, revistas, informativos, bloggers... es decir, en todo medio de información al que podamos acceder, de allí que sea importante, sino fundamental, detectar cuando un mensaje entra dentro de esta categoría.

Primero definamos algunas palabras para, de esa forma, evitar malentendidos. En todo proceso de comunicación hay un emisor (persona, organización) que envía información a un receptor (persona, organización, conjunto de personas) por medio de un canal de comunicación (soporte o medio a través del cual se transmite la información, puede ser por ejemplo, un mensaje escrito, un mensaje oral, a través de un teléfono, de la radio, de la TV), esta información se define como mensaje y es la razón de que nos comuniquemos.

A su vez, la información o mensaje contiene ciertas dosis de objetividad y subjetividad, sin llegar jamás a ser 100% objetivo o 100% subjetivo. De hecho, aún un mensaje construido con información 100% objetiva (datos concretos y propios del objeto según la definición
ontológica del término) puede ser subjetivo (lo que es propio del sujeto) si se han seleccionado los datos cuidando que los mismos favorezcan o generen una determinada idea.

Un ejemplo de esto es una información que diga, por ejemplo, que se han registrado 1200 hechos delictivos en determinada ciudad donde antes solo se registraban 1000 sin informar que la población de dicha ciudad ha crecido de 100.000 a 200.000 habitantes en el mismo período de tiempo. Una sencilla ecuación matemática nos permite descubrir que también se podría haber informado que antes, en dicha ciudad, ocurría un hecho delictivo cada 100 habitantes mientras que ahora se registra un hecho delictivo cada 166,67 habitantes. La primera información produce una idea negativa de la situación, la segunda una idea positiva. Datos objetivos se han manipulado para trasmitir un mensaje subjetivo.

También es dable pensar que si a esto lo sé yo hay mucha más gente que lo sabe, y que lo usa para alcanzar determinados fines propios. Por ejemplo, España se encuentra en pleno período de efervescencia política a causa de acercarse la fecha de las elecciones de un nuevo gobierno, cada uno de los partidos políticos que participen en esta elección transmitirán por todo canal de comunicación a su alcance datos que apoyen su mensaje, estos datos son por lo general parciales y es obligación, o tarea al menos, del receptor depurar la información que recibe para intentar extraer información correcta de los distintos mensajes que le han transmitido.

Indudablemente, los partidos oficialistas se basarán en datos e indicadores económicos que demuestren la correcta gestión de la cosa pública, mientras que los partidos opositores harán precisamente lo contrario. De hecho, no importa si se informa acerca de temas de importancia fundamental sino de hablar de aquellos temas que puedan ser manipulados para favorecer un determinado punto de vista.

Igualmente y aunque no nos encontremos en período de elecciones desde el gobierno de un Estado puede emitirse información que apoye o niegue la necesidad de tomar determinadas medidas. Una norma que comúnmente se sigue a rajatabla es que cuando más traumática es esta medida más se manipulará la información que se provea a los habitantes de ese Estado tanto por oficialistas como por los no oficialistas, unos para justificar la medida y otros para justificar la oposición a esa medida. Yendo nuevamente a los ejemplos, el acto terrorista del 11-S permitió al gobierno de los EE.UU. tergiversar la información de manera tal que la mayoría de la población apoyó no solo la invasión de un país que no ponía en peligro su paz interior, sino también la aprobación de una ley que afectaba seriamente sus derechos civiles.

En los mensajes trasmitidos por los representantes del gobierno de los EE.UU. es posible ver los tres elementos característicos de toda manipulación: El miedo (si no se invadía Iraq se iban a sufrir más ataques terroristas), el engaño (Iraq se señalaba como un productor y poseedor de armas de destrucción masiva), la presión (Iraq tenía o estaba a punto de tener armas de destrucción masiva, por lo que demorar la invasión sería un desastre para los EE.UU.).

Pero no solamente los estadounidenses manipulan los mensajes, sino que todo gobierno y toda oposición a ese gobierno lo hacen y, por lo general, en todo lugar del mundo. Los mensajes pueden ser más o menos desembozados, pero al ojo crítico no se le escapa el intento de manipular la opinión pública en uno u otro sentido que se realiza a través de ellos. Yendo a un ámbito como el de la educación, en el día de hoy se ha dado esta noticia:
Un titulado en derecho en Barcelona cuesta siete veces más que en Sevilla. Dicha noticia puede ser interpretada como un intento de manipular la opinión pública teniendo en cuenta que, por lo general, se acepta que educar al ciudadano es invertir en el futuro del Estado. Es decir que dicha noticia podría muy bien haber sido titulada: En Barcelona se invierte siete veces más en la educación de un titulado en Derecho que en Sevilla. La diferencia entre ambos titulares es ostensible, mientras que la primera introduce la noción de la educación como un costo estatal, algo negativo, y da la idea de que un costo superior es un derroche superior, el segundo titular da la idea de que la educación es una inversión a futuro, algo positivo, y que una inversión superior es un acierto.

Sin embargo, si aceptamos que el Estado invierte en educación no podemos considerar la inversión como un costo, la diferencia entre
inversión y costo es, y vuelvo a repetir esta palabra, más que ostensible. Dicho de otra forma, invertir presupone incurrir en costos, pero tener costos no presupone una inversión.

¿Cuáles pueden ser las razones de que en Barcelona los costes de la inversión sean mayores que en Sevilla? El artículo no da esta información, el título de la noticia no se refleja en el contenido de la misma, es decir que el título de la noticia se selecciona por su impacto y no por su relevancia en el cuerpo de la noticia, que trata acerca de las conclusiones generales a las que ha llegado el
Tribunal de Cuentas luego del análisis de un documento de más de 200 páginas que se resumen en una noticia de menos de un cuarto de página. Sin embargo (punto a favor del medio de comunicación) ponen a disposición del lector un enlace hacia el documento del Tribunal de Cuentas para que este lo lea y analice por su cuenta (lo que se me antoja no hará la mayoría, teniendo en cuenta la extensión del documento, por lo que se quedará con el titular y la idea de que se está gastando mucho y mal).

Este tipo de noticia, consciente o inconscientemente, suele preparar el camino para tomar medidas destinadas al arancelamiento de los estudios universitarios, esto es, prepara el camino para que cada alumno universitario pague un arancel o tasa para tener derecho a recibir una educación universitaria. En España, si no me equivoco, ya existe una tasa que los alumnos han de pagar por este derecho, sin embargo creo leer en la noticia la necesidad de rever estas tasas en el futuro.

Lo que no dice esta noticia es que un Estado democrático ha de garantizar los servicios de educación, salud y seguridad a todos sus habitantes y que todos estos servicios han de ser gratuitos para el ciudadano ya que por esa razón el ciudadano paga impuestos que deberían destinarse a cubrir los costos de operación del Estado. Entre los costos de un Estado podemos determinar los fundamentales, que son los originados por las actividades que un Estado ha de prestar obligatoriamente ya que justifican su existencia, y los asociados o propios de la infraestructura estatal (la definición o clasificación es de mi cosecha así que solicito a los expertos me traten con benignidad). Es decir que el sueldo de los representantes políticos que integran un gobierno, el sueldo de los empleados públicos de los distintos organismos de gobierno que no pertenecen al área de la salud, de la seguridad, de la educación, son costos asociados al Estado, mientras que los costos de Salud, Educación y Seguridad (incluidos los de defensa, por supuesto), son costos fundamentales del Estado.

Pero por razones ajenas a su constitución, pertenecientes a los intereses de quienes ocupan el gobierno o desean ocupar el gobierno del Estado, los Estados intentan minimizar sus costos en Salud y Educación, servicios cuyo beneficio se ve al muy largo plazo, eficientizar los de Seguridad (una policía y un ejército fuertes garantizan la integridad del Estado y, más aún, la de quienes gobiernan el Estado), y dirigir los gastos hacia actividades de rédito inmediato, como puede ser la creación de estacionamientos públicos, el rediseño de plazas y jardines, la remodelación de los edificios estatales, la retribución de funcionarios, es decir, inversiones y gastos cuyos réditos se obtienen durante el período en el cual un partido determinado está en el gobierno. Un ejemplo de esto son las inversiones que la ciudad de Valencia ha efectuado para ser sede de la Copa América, construcción cuyos beneficios no van a ser disfrutados por el total de sus habitantes.

Para poder hacer este tipo de cosas quienes se encargan temporariamente de ocupar los puestos de gobierno han de manipular la información de forma que los receptores de esta información aprueben sus medidas, y quienes están en la oposición han de manipular la información para conseguir el efecto contrario y, como hemos visto, el engaño consistente en la presentación parcial de datos, la tergiversación de los hechos, la presión, son las herramientas más utilizadas. Pero también está el miedo.

Si una fuerza política logra generar miedo hacia algo y se presenta como quien tiene el remedio conseguirá, en teoría, el apoyo necesario como para llegar al gobierno. Un ejemplo de esto lo tenemos en las fuerzas opositoras al presente gobierno de España, que intentan presentar la inmigración como a la causa de todos los males. Desde el servicio en hostelería hasta el desempleo es culpa de la inmigración, desde la pérdida de las tradiciones hasta la degradación del lenguaje. Este método, presentar a un colectivo perfectamente identificable, como el causante de todos los males se ha usado más de una vez en el pasado, un reflejo de las políticas utilizadas por los nacionalsocialistas alemanes en la década del 1930.

El miedo a una
recesión económica es otro de los utilizados, más allá de que las causas que provoquen una disminución del PBN durante tres trimestres consecutivos sean internas o externas y, en este caso, las causas son de fundamental importancia. Tomando como ejemplo a Europa, los vínculos comerciales existentes entre la economía europea y la estadounidense hacía factible que una crisis económica estadounidense impactara en la economía europea y provocase una recesión. La crisis de los préstamos subprime en los EE.UU. impactó doblemente en el área bursátil, ya que estos préstamos se habían titularizado, y en el área de la construcción tanto de los EE.UU. como de Europa al causar una retracción en el sector de los préstamos bancarios que provocó un achique de mercado en el área inmobiliaria. La caída en el índice de crecimiento del PBN era, por esta causa y dado el impacto que el sector de la construcción tiene como activador de la economía, más que esperable.

La recesión económica causa desempleo, el desempleo es uno de los hechos utilizados para generar miedo sobre los inmigrantes, es decir que el desempleo no aumenta culpa de la recesión, sino de inmigración. Si a esto se le suman otros indicadores negativos para la inmigración, como por ejemplo señalar el crecimiento en porcentaje de los delitos cometidos por inmigrantes pero no indicar el crecimiento de la población inmigrante se obtiene parte de una plataforma política cimentada en el miedo, que tal es la plataforma política de algunos partidos políticos españoles: Miedo a la recesión, miedo a la inmigración, miedo al terrorismo.

Por eso el receptor de información ha de estar atento a los mensajes que recibe. Jamás debe aislar al mensaje del emisor del mensaje, el mensaje nace en los intereses de su emisor, jamás debe tomar como cierto el mensaje contenido por la información sin haberlo contrastado o al menos verificado la integridad de los datos que se trasmiten en este mensaje, siempre ha de recordar que se le puede manipular de tres distintas formas:

1.Engañándolo a través de la presentación de hechos no probados, tergiversados o incompletos.
2.Atemorizándolo, creándole miedo hacia una situación o un colectivo social en particular.
3.Presionándolo o chantajeándolo, esto es, dándole dos opciones contrapuestas para elegir y al mismo tiempo señalando o indicando la que se ha de elegir ya que, de no hacerlo, él será el responsable de su propio mal.

Existen ejemplos de esto a granel, si aprendemos a identificarlos aprenderemos a ser un poco más libres.

jueves, 7 de febrero de 2008

capitalismo y Estado, cuando las funciones se delegan


Existe la tendencia, al hablar de economía, a referirse a leyes económicas y hago aquí un mea culpa ya que varias veces he hablado de la ley de la oferta y la demanda cuando, indefectiblemente, esta ley no existe sino que es, simplemente, una tendencia observada pero imposible de generalizar fuera del sistema de gestión capitalista, porque los grandes sistemas económicos, capitalista, comunista, cooperativista, son sistemas de gestión, es decir, una manera de hacer las cosas.

Adam Smith era un observador, observó la sociedad de su época y dedujo el
sistema económico imperante, pero donde Adam Smith veía leyes deberían verse estructuras. Una estructura es la forma en la cual las distintas partes se ordenan para formar un todo, dentro de esa disposición u orden existe una forma de interrelacionar las distintas partes de manera que interactúen entre sí, es decir que una vez visualizada la estructura Adam Smith llamó leyes a las resultantes de esa interacción cuando, en verdad, debería haberlas clasificado como “características” del mismo.

Dicho de otra forma, si deseamos construir un sistema económico capitalista hemos de aceptar que el precio de un producto dependa de la relación existente entre la oferta y la demanda de ese producto, llamando a esto “ley de la oferta y la demanda”. Aceptamos que cuando mayor la oferta y menor la demanda menor el precio, cuando mayor la demanda y menor la oferta mayor el precio. Esto se debe a la competitividad que se genera en la sociedad por la adquisición de dicho producto, cuanto más personas compitan por la adquicisión de un producto mayor el valor “percibido” del mismo ¿Y qué es el valor percibido? Es el valor que damos a las cosas de acuerdo a nuestra percepción, es completamente subjetivo, personal y, por ejemplo, tomando el caso de dos personas, una con trabajo y otra sin trabajo, seguramente la persona con trabajo estará disconforme con su sueldo mientras que la sin trabajo desearía poder desempeñar esa tarea aún y cuando le paguen menos que al que ya la desempeña. El valor que da a tener trabajo el desempleado es mayor que el de quien ya lo tiene. Y eso lo saben quienes poseen empresas.

Si no usásemos dinero y el estado nos ocupara en distintas tareas teniendo por ello la posibilidad de vivir cómodamente teniendo todos el mismo auto, la misma casa, las mismas posibilidades de viajar, etc., es decir, si viviésemos en un estado comunista ideal (no los que existieron), donde no hubiera escases de bienes o servicios, la ley de la oferta y la demanda dejaría de cumplirse. Es decir que para exista la ley de la oferta y la demanda ha de existir un sistema que permita la desigualdad de poder adquisitivo, y ese sistema es el capitalista.

Pero los sistemas capitalistas se aplican en determinados territorios llamados Estados. Un Estado es un concepto político y se refiere a la forma en la cual la sociedad se organiza dentro de un territorio determinado. La misma palabra política proviene del griego, politikós, definiéndose como todo lo relativo al ordenamiento de una, o la, ciudad, recordando aquí que en la antigua Grecia cada ciudad era un Estado. Es decir que un Estado es un sistema abierto (considerándolo desde el punto de vista de la
Teoría General de los Sistemas) en el cual las distintas partes que lo componen se interrelacionan e interactúan entre sí, interdependiendo de su entorno, formando un todo sinérgico que se orienta a la consecución de un propósito.

Y aquí llegamos al meandro de la situación ¿Cuál es el propósito del sistema económico capitalista? Adam Smith reflexiona acerca de dos características fundamentales que han de existir en este sistema, una es el egoísmo y la otra la empatía. El egoísmo, el pensar en lo que a mí me hace bien, a mí me gusta, en lo que yo supongo necesitar para ser feliz, favorece que yo acepte tomar determinados riesgos para alcanzar a satisfacerme, me impulsa a tomar riesgos para generar riqueza, es decir, me impulsa a crear y poseer capital. La
empatía por su parte, me permite ponerme en el lugar del otro, mi vecino o quien trabaja para mí, me facilita reconocer las necesidades y deseos del otro y evita que lo sacrifique en pro de la consecución de mi destino, es decir, que lo explote.

Lamentablemente, en la práctica, el sistema capitalista ha fomentado el egoísmo pero no la empatía y ese es su fracaso, fracaso que causa el evidente desequilibrio que existe en la actualidad en cuanto a la distribución de la riqueza, y es aquí donde empieza a jugar el Estado como factor del sistema que debería tender a minimizar el desequilibrio existente ¿Cómo? A través de su función recaudadora que permite, mediante la división proporcional de la carga económica que conlleva pagar sus costos operativos asegurando su funcionalidad asegurándose al mismo tiempo que todos sus ciudadanos puedan gozar de los servicios mínimos indispensables de seguridad, educación y salud, independientemente de su poder económico.

Pero el Estado actual no solamente no se preocupa de minimizar el desequilibrio económico dentro de sus fronteras, sino que muchas veces lo estimula. Este estímulo bien puede ser traducido en una disminución de la carga impositiva hacia sus miembros y organizaciones más pudientes o en el traslado de tareas que caen bajo su responsabilidad al sector privado. ¿Por qué desequilibra aún más la balanza al hacer esto último? Porque una organización pública no necesita obtener beneficios, mientras que una organización privada encuentra su razón de ser en la obtención de un lucro económico. Esto implica, por necesidad, que las organizaciones privadas que reemplazan al Estado en la provisión de determinados servicios evitarán satisfacer las necesidades de aquellas personas que no puedan dárselo y en ningún lugar se ve más esto que en la salud.

Al mismo tiempo, el pasaje de servicios del área pública al área privada debilita al Estado ya que su orden interno dependerá no solo de la eficiencia y eficacia que estas organizaciones privadas demuestren al prestar el servicio que se les ha delegado, sino también de la empatía que sus directivos demuestren al desempeñar estas funciones y, claramente, el acceso a un servicio indispensable no puede estar sujeto a la existencia, o no, de la empatía en los dirigentes de una organización privada.

Esto implica que el Estado tiene funciones irrenunciables, estas funciones se traducen en servicios prestados al conjunto de sus ciudadanos y se dividen en áreas básicas, tales como la justicia, la seguridad, la salud y la educación. Si el Estado no garantiza a todos sus integrantes el libre acceso y disfrute de estos servicios no está cumpliendo su función, es decir, está permitiendo que se genere un desequilibrio que, en la práctica, quita razones a su existencia.

Y esto es lo que está sucediendo en la actualidad. La delegación de las funciones básicas del Estado en manos privadas permite que estas manos puedan aplicar presión sobre los distintos gobiernos que se ocupan de dirigirlo, la presión que aplican los grupos privados busca, indefectiblemente, la consecución de mayores beneficios, maximizar el lucro, por lo cual se excluye de las distintas funciones delegadas por el Estado a parte de la población, se quita a gente del sistema aún cuando está, territorialmente, dentro del sistema. Esta exclusión es una muestra del desequilibrio, en cuanto a la distribución de los recursos económicos, que existe dentro de ese Estado, muestra el incumplimiento de las funciones del Estado y, a la larga, niega la necesidad de la existencia de ese Estado.

Por eso, es imprescindible no solamente regenerar la función del Estado sino también redefinir y recrear un sistema económico que evite la exclusión dentro del mismo y para ello es necesario ver hasta donde es cierta la inamovibilidad de las reglas del capitalismo y hasta donde esta inamovibilidad no es simplemente una mentira destinada a ocultar los verdaderos motivos por los cuales se persiste en seguir dentro de un orden de cosas que, a lo largo de los años, solo ha generado una mayor desigualdad y un mayor desamparo sobre la mayoría de los ciudadanos en beneficio de una minoría cuyo poder le permite escapar de todas las reglas del juego.

viernes, 1 de febrero de 2008

la policía como brazo represor del estado


La primera idea de un policía que tienen los niños es la de un hombre uniformado que porta una placa y un arma y cuya misión es la de atrapar ladrones y asesinos y defender la justicia. Luego crecemos y nos damos cuenta que no es así, que la misión de un policía lejos de ser la de dar seguridad y protección a los ciudadanos es la de obedecer las órdenes emanadas desde un gobierno central y que sea cual sea la filosofía o posición de este gobierno central ellos obedecerán. Esto es la perversión de una función pública, definiendo como perversión el acto de viciar con malas doctrinas las costumbres y funciones de una cosa como, en este caso, un organismo del Estado.

Los casos de
Pocho “Hormiga” Lepratti y de Pericles José Ortiz Calles son más que ilustrativas. Ambos, dos personas respetuosas de la ley moviéndose en países (Pocho en Argentina y Pericles en Venezuela) distintos, entre clases sociales diferentes (Pocho entre la clase obrera y los más humildes y Pericles entre empresarios y la clase media, media alta) que compartieron un destino común: ser asesinados sin razón ni motivo, siquiera aparente, por policías que representaban la ley en sus respectivas naciones.

El hecho de que Pocho Lepratti haya sido asesinado por la policía provincial de Santa Fe y que Pericles José Ortiz Calles por el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas de Venezuela no hace ninguna diferencia. Ambos casos son originados por la pérdida de orientación de un organismo estatal que no ha logrado definir un rumbo acorde con su misión o que lo ha definido mal, equivocadamente, y que obra en consecuencia, lo que es muchísimo más peligroso. Contaré sus historias.

El día 19 de diciembre del año de 2001 Pocho Lepratti se encontraba trabajando en una escuela donde funcionaba un comedor escolar cuando los ocupantes de un móvil policial identificado por el nº.2270 y perteneciente al Comando Radioeléctrico de la ciudad de Arroyo Seco, ubicada a unos 30 km. al sur de la ciudad de Rosario, comenzaron a disparar apuntando hacia el fondo de la escuela. Consciente del peligro que significaba esto para los niños, Pocho Lepratti se sube al techo de la escuela y desde allí grita “No tiren que aquí solo hay pibes comiendo”. Los uniformados, lejos de hacerle caso, dispararon contra Lepratti con sus escopetas destrozándole la tráquea con uno de sus perdigones y causando su muerte. Pocho Lepratti estaba desarmado y jamás significó una amenaza para los ocupantes del móvil policial 2270.

Por su parte, la historia de
Pericles José Ortiz Calles es contada por Afrael en su blog ALD. En resumen, Pericles era un ingeniero en sistemas diplomado en la UNEFA que regresaba a su casa desde Caracas, donde había asistido a varias entrevistas previas a su ingreso como trabajador de una empresa de electricidad del estado luego de haber trabajado durante muchos años en el área de sistemas de empresas como Arroz Cristal y otras de su región. La última charla entre Pericles y su esposa fue a través del teléfono, él le decía que haría un alto en el camino, en la ciudad de Taguanes, para luego continuar hacia su casa. Ante la falta de noticias posteriores los familiares de Pericles comenzaron a averiguar sobre su suerte hasta encontrar su cuerpo en la morgue del Hospital Acarigua-Araure. La explicación que su esposa recibió de la muerte de Pericles era que había fallecido a causa de los impactos de bala que sufrió luego de enfrentarse a tiros con los policías de la CICPC que alegaron haber encontrado en su auto una pistola calibre 38 y altas sumas de dinero. Dada la ausencia de testigos fiables y la falta de antecedentes policiales de Pericles José Ortiz Calles no es descabellado suponer que armas, dinero y toda otra prueba posteriormente encontrada en su vehículo (en estos días al arma y al dinero se le suma una bolsa que contenía cocaína o marihuana) fuera plantada por la fuerza policial para disimular su trágico error. El diario Impulso, de Barquismeto tituló así la noticia: “Por equivocación en Acarigua Comisión del Cicpc de Lara mató a ingeniero de sistemas”.

Ambos casos muestran una forma de actuación policial que se compenetra y auto sustenta. Por una parte tenemos el asesinato desembozado realizado por dos policías que enviados por el gobierno de turno para reprimir a un grupo de manifestantes hace exposición de fuerza disparando contra una escuela y matando a una persona poco más que por gritarle. En la otra tenemos a un grupo de policías que por error matan a un inocente y que en lugar de admitir ese error y cargar con las consecuencias prefieren ocultar la verdad, transformando a una persona inocente en un criminal a fuerza de mentiras.

Ambas fuerzas policiales muestran un amplio desconocimiento de la naturaleza de sus funciones, una falta de respeto altísima, por no decir total, por las personas que les han dado la misión de protegerlas poniendo para ello armas en su mano, esperando que dichas armas sean utilizadas con responsabilidad e inteligencia. Ambas personas, Pocho Lepratti y Pericles J. Ortiz Calles eran personas de bien, que luchaban en ambientes distintos, que pensaban distinto, seguramente, pero que jamás hubiesen cometido un delito. Ambos fueron masacrados por la fuerza policial.

Ya se han ido las épocas de Luis XIV y su frase “El estado soy yo” ha de ser transformada en “El estado son sus ciudadanos”. La soberanía de una nación, el Estado de una Nación, se apoya en todos y cada uno de sus ciudadanos si es libre y democrático. Por lo tanto las fuerzas “del orden” han de aprender que los derechos y libertades de los ciudadanos que protegen no son estúpidas reglas que dificultan una investigación, sino algo que han de respetar porque de no respetarlas, todo el concepto de libertad y democracia cae por su propio peso.

Los gobernantes han de comprender, por su parte, que no pueden utilizar a las fuerzas policiales libremente y según su antojo, para disolver por la fuerza manifestaciones contrarias a su gobierno, sino que ha de utilizarlas solo y para defender a esos mismos ciudadanos que suelen amenazar aumentando la presencia policial cuando se manifiestan libremente. Por todos es sabido que los gobiernos utilizan, o han utilizado, a agentes encubiertos como agentes provocadores, personas que protagonizaban o iniciaban hechos de violencia aislados dentro de una gran manifestación para dar a la policía la oportunidad de atacar, porque atacan, no defienden, atacan aún a costa de posibles muertes.

Es esta filosofía policial que la pone al servicio del gobierno de turno para atender sus necesidades y caprichos, esta filosofía que les enseña que los derechos de un ciudadano son una cosa molesta y enojosa y no un bien público que ha de protegerse aún a costa de la vida, la que les impide comprender que el orden democrático no es un estado de cosas impasibles e hieráticas, sino un conjunto de normas, leyes y reglas que permiten a los ciudadanos manifestar libremente sus opiniones. La policía ha de comprender que cuando le ordenan cerrar un periódico solo por ser contrario a un gobierno le están ordenando romper con la ley y el orden, ha de comprender que si un miembro del gobierno le ordena arrestar a una persona solo porque esta se manifiesta pacíficamente contra ese gobierno, le está ordenando que se convierta él, el policía, en un delincuente.

Casos como el de Pocho Lepratti y el Pericles José Ortiz Calles se repiten en todo el mundo, aún en países como España, Francia, Inglaterra, supuestamente civilizados y democráticos. Son comunes en los Estados Unidos, comunes en Latinoamérica, y son causados por la disociación que existe entre los Estados y sus ciudadanos, son causados porque los gobiernos solo desean que los ciudadanos emitan votos, jamás opiniones, y en procura de esto enseñan a su brazo armado a no respetar al ciudadano, a verlo como un objeto casi prescindible.

Y esto es algo que debería comenzar a cambiar ahora mismo.

Premio



Kurtz, en su blog Mis Pensamientos 2.0 me ha otorgado un premio "porque sus opiniones sobre la sociedad son de lo mejorcito que circula por la Blogosfera". Dicha acción me obliga, éticamente, a proseguir esta cadena en la cual uno premia a los blogs que visita regularmente por considerarlos "fuera de series", es decir, únicos. Dicho lo dicho, gracias Kurtz por el premio otorgado y paso a mencionar mis 7 blogs preferidos pero, por supuesto, excluyendo tu blog de mi selección por considerar que no puedo otorgar a quien otorga (guiño con el ojo izquierdo).
Bien, mis 7 blogs premiados son:

1. Im-Pulso: Por el tenor de los temas que trata, por el incuestionable valor de la opinión de Félix, su administrador, por impulsar a quien lee a analizar determinados hechos sociales y por tener, realmente, su bolígrafo en el pulso de lo que sucede.
2. A Ultima Fronteira Radio: Porque me parece un esfuerzo interesantísimo el realizado por este grupo de jóvenes profesionales radiofónicos gallegos, caracterizado por dar a través de la red información acerca de los músicos que más les gustan, muchos de ellos lejanos al mercado establecido, nuevos creadores de música electrónica y new age que encuentran en su programa y en su blog una forma de difundir sus creaciones.
3. Esquizopedia: Un verdadero collage de opiniones e información actualizado diariamente y de muy buen nivel, que no se queda solo en el enseñar lo que hay por allí.
4. Ikarakú o de como ser un buen calamar: Por la forma de presentar y tratar distintos hechos culturales, por la calidad de las poesías que escriben sus miembros, por el interés constante en actualizar su blog en beneficio de sus lectores.
5. Inner, el pendejo trenológico: Por su desenfado, su bizarrismo, su pensamiento claro, su constante transgresión sin caer en la provocación sin causa (aunque a veces se le va la mano, no apto para lectores impresionables). Una de las mentalidades más abiertas y representativas de la locura de nuestros tiempos que he encontrado en este ámbito.
6. Según como se mire: Por la indudable maestría de su administrador, Rodrigo Fino, por su manera de decir las cosas y de entablar un ameno pero rico debate intelectual cuando las opiniones de sus lectores (ejem) no coinciden. Por su manera de acercarnos a las nuevas tecnologías y sus ganas de compartir lo que ha aprendido.
7. Apuntes de bolsillo: Por la bonhomía de su administrador, Manuel Ortiz, su manera de presentar los hechos (uno se imagina hablando con él, tranquilo, pausado, pero filoso en la opinión, cuando lo va leyendo), y porque, extrañamente, es uno de esos tipos a los que me gustaría tener como amigoaún si haberlo conocido.

Bueno Kurtz, ya he pasado el testigo a nuevos corredores para que ellos ahora hagan entrega del mismo. Y te aseguro que gracias a tu blog voy aprendiendo más de lo que pasa en Valencia que en Málaga, ciudad donde vivo.