sábado, 5 de abril de 2008

del FMI o el guía ciego (ejercicio discursivo parietal)


Existen algunos casos comprobables de personas que han estado de ambos lados del espejo, dando nombres podemos mencionar a Vidoq que de ladrón terminó siendo jefe de la Sûreté Nationale o Frank William Abagnale Jr., que de estafador pasó a ser director de una compañía que asesora a los bancos sobre sistemas de seguridad y cuya vida sirvió de base para la película “Atrápame si puedes” . La clave de ambos casos es, para mí, que ambos no tuvieron que cambiar su manera de pensar, es decir, siguieron pensando de la misma manera pero con distintos fines, de pensar “para robar” pasaron a pensar “para evitar que me roben”.

¿A qué viene esto en este blog en el que suelo hablar de economía, política y otras zarandajas por el estilo? Viene porque se conjuga con mi deseo de hablar acerca del
Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros grupos económicos en cuanto a su costumbre de dar consejos acerca de política económica y de la actitud mayoritaria de tomar esos consejos, sugerencias, análisis, etc. como “palabra santa”. ¿Y qué tiene que ver Vidoq con el FMI? Preguntarán aquellos que no suelen ver la quinta pata del gato, pues que al dar consejos, sugerencias, al hacer análisis de la situación económica, al ofrecer sus “especialistas” para ayudar a los países con problemas económicos el FMI ocupa el rol del que pide dinero… sin abandonar el rol de ser el que lo presta.

Mirar hacia atrás es útil, nos permite descubrir que muchos de los países puestos como ejemplos de resurgimiento económico en su día por el FMI, la Argentina de Menem es una clara muestra, terminaron al corto plazo inmersos en hondas crisis económicas con una extraño paralelo: Cuando más fielmente se aplicaban las sugerencias, consejos, cuando más al pie de la letra se tomaban los análisis económicos del FMI por parte de estos países, más profunda la crisis en la que se sumergían.

Sin embargo, si analizamos el tipo de medidas sugeridas por los gurúes del éxito veremos que hay algunas que siempre se repiten, son casi medidas costumbristas, entre ellas están la de sanear el presupuesto público a expensas del gasto social, generación de un superávit fiscal suficiente para cubrir los compromisos de las distintas deudas externas, eliminación de los subsidios a la producción y los aranceles de comercio exterior, reestructuración del sistema impositivo buscando la implantación de impuestos directos como el IVA, eliminación de las barreras cambiarias (libre flotación de divisas y mercado abierto), fomentar una política económica de libre mercado sin injerencia del estado, aplicar políticas de flexibilización laboral (gracias Wikipedia).

Bien, corriendo el riesgo de que me tomen por un animal anti-económico o, lo que es peor, por un erudito en la materia diré algo que respaldan los hechos: Ninguna de estas medidas se ha mostrado útil para asegurar el desarrollo económico en país alguno y, yendo más lejos, su aplicación puede asociarse inexorablemente a las crisis subsiguientes.

¿Por qué, entonces, se respeta la opinión del FMI y se acepta su intervención en el área económica de algunos países? Ha de ser el riego, como decía Punto y raya, el riego de préstamos que se asegura el gobierno que se compromete y ejecuta estas medidas (ej. gobierno menemista en Argentina), préstamos que se dan sin que el FMI tenga forma de saber en que se aplican, por cierto.

Algunos dirán que bueno, que es normal cometer errores pero que la experiencia nos permite aprender y mejorarnos, a esos yo les diría que lean la siguiente noticia firmada por James Cogan y titulada “
Las medidas del Fondo Monetario Internacional causan estragos en el pueblo iraquí” que confirma que a los brujos parecen no funcionarle los hechizos ¿O sí?.

Vidoq, un ladrón que sabía los métodos y la sicología de los ladrones por serlo, usó esa sabiduría personal para resolver los casos cuando le tocó ser policía. Frank William Abagnale Jr. sabía más que nadie de la falsificación de cheques y de la filosofía de la estafa, algunos le dicen método, cuando le tocó trabajar del lado de los “buenos” simplemente creó un cheque que él con sus conocimientos no pudiese falsificar y un método bancario que no pudiese sortear, y resultó un éxito.

El oficio del FMI y de organizaciones por el estilo es el de dar préstamos, si aplicamos el sistema inverso utilizado en los dos casos anteriores podremos concluir, muy poco científicamente por cierto, que el otro lado del FMI le permite conocer cómo hacer para que esos préstamos sean devueltos, pero en ningún caso lo habilita a saber cómo ayudar a desarrollar un mercado o un país entero. Solo sabe qué medidas han de tomarse para asegurar el retorno de su dinero, y eso hacen, con los resultados que resultan (chiste, tal vez).

Si alguien toma un préstamo bancario sabe que ha de gastar menos de lo habitual para poder pagarlo, lo que busca el FMI entonces es que los países reduzcan el déficit reduciendo el gasto público y aumentando los impuestos y el lector avisado sabe que estas medidas son recesivas, frenan el desarrollo, no lo promueven.

Sin ir más lejos, el mismo
Franklin Delano Roosevelt sacó a los Estados Unidos de su peor crisis financiera acrecentando el gasto público (y gracias a una guerra también, la verdad sea dicha), aparentemente existe una correspondencia entre desarrollo económico y gasto público, esta correspondencia puede verse en los últimos tiempos en países como España donde el gobierno declara tener superávit por un lado y donde los economistas señalan que se está a las puertas de una recesión, sino ya en recesión, por el otro. Paradójico ¿No?

Sumemos a esto que los gurúes del FMI
auguran que el precio de la vivienda en España caerá hasta en un 20% en los próximos años porque las viviendas están sobrevaloradas pero ¿Cómo puede sobrevalorarse un bien en un mercado cuyos precios son regulados por la oferta y la demanda? Si esto fuese posible toda la teoría económica de Adam Smith estaría equivocada y si está equivocada, también lo está el neo-liberalismo.

Sumándose a esto, bien podríamos decir que el mercado de la vivienda en España tenía los visos del mercado perfecto. No estaba regulado por el estado, los precios eran establecidos por la relación oferta-demanda, tanto la demanda como la oferta estaban lo suficientemente diversificadas como para asegurar la inexistencia de monopolios, la fuente de dinero, léase bancos, también carecía de monopolios que podrían haber distorsionado las fuerzas del mercado, sin embargo las cosas se fueron a pique.

Indudablemente el FMI no puede decir que la culpa de algo la tiene la filosofía que sostiene como ideal y quedarse tan tranquilo. Si las fuerzas establecidas entre la oferta y la demanda provocan resultados que luego declaran como “la fuente del problema” (la sobrevaloración que se registra en los precios de la vivienda) y como futura causa de una crisis económica han de reconocer que la filosofía que defienden y promueven, que tiene a la relación entre oferta y demanda como la más eficaz fijadora de precios, está meando fuera de tiesto.

Y si el FMI reconoce que uno de los fundamentos esenciales de la filosofía económica que sostiene y aplica es el causante de la crisis del mercado de la vivienda en España ¿Por qué sigue sosteniéndola?

Y me pregunto si nadie más ve esta incongruencia…

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Por qué sigue sosteniéndola?

Porque no saben como salir de ella...´?

el mercado de la vivienda en España tenía los visos del mercado perfecto. No estaba regulado por el estado, los precios eran establecidos por la relación oferta-demanda

Lo cual derrumba el mito liberal de que el mercado se regula solo y hay que dejarlo...

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