Varios factores contribuyen al poder económico de los EE.UU. y podríamos enumerarlas, aunque jamás exhaustivamente. Haciendo historia, la posición de fuerza que los EE.UU. alcanzaron al intervenir en la 2da. Guerra Mundial no ha sido ya jamás abandonada, la capacidad productiva de este país, solo comparable a la de la U.R.S.S. en aquellos tiempos y la ausencia de ataques en su territorio, situación que le otorgaba ventajas sobre la U.R.S.S. de Stalin, facilitaron las cosas para que los EE.UU. se erigieran como “el arsenal de las democracias”. Al mismo tiempo, la retirada de la libra esterlina del rol de moneda internacional y su reemplazo por el dólar al cual se había acordado, durante la Conferencia Monetaria y Financiera de las Naciones Unidas llevadas a cabo en Breton Woods en 1.944, establecer su convertibilidad a razón de 35 dólares estadounidenses por onza de oro ayudaron a establecer a los EE.UU. en una posición de pre-eminencia en el círculo de las naciones. Luego, la suspensión de la convertibilidad del dólar en oro decretada por Richard Nixon en 1.971, en lo que se considera una decisión inconsulta del gobierno de los EE.UU., y las dos devaluaciones que sufre esta moneda, del 10% en 1.971 y del 10% en 1.973 provocan el final del pacto de Breton Woods y el comienzo de la flotación libre en el valor de las monedas (al menos las más importantes, como el marco alemán, la libra esterlina y el yen) sin que la moneda estadounidense fuese abandonada como patrón del comercio internacional.
Podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que es en este momento cuando los EE.UU. garantizan su posición de primera potencia mundial no solo en lo militar sino también en lo económico (pese a la crisis inflacionaria interna que provocó la medida tomada por Nixon) dado que los EE.UU. eran el único país del “mundo libre” cuya moneda era la utilizada para fijar los montos de los préstamos internacionales. Dicho de otra forma, los EE.UU. tienen el poder de emitir dólares sin respaldo alguno al mismo tiempo que su deuda externa está fijada en dólares.
La masa de dólares en circulación ha crecido más que el P.N.B. de los EE.UU. Esto, que en cualquier país del mundo hubiese causado una inflación desproporcionada no tuvo este efecto en este país. La razón es que dado que el dólar sirve como moneda de cambio en el mercado internacional las emisiones de esta moneda fueron rápidamente absorbidas por este para financiar las distintas operaciones y al mismo tiempo, los bonos (títulos de deuda) emitidos por el Tesoro de los EE.UU. fueron comprados por inversores privados y los gobiernos de aquellos países con rentabilidad en su balanza comercial ya que se consideraban una inversión segura, con lo que tenemos, por una parte, la necesidad de sostener el valor de una moneda para evitar una escalada inflacionaria a nivel global y por otro lado la necesidad de apuntalar el valor de esta moneda para evitar que se erosione el valor de los bonos adquiridos por los distintos países ricos del llamado “mundo libre” ya que si esto ocurriera se verían arrastrados a un desastre de proporciones dantescas.
EE.UU. goza, entonces, de la privilegiada situación de ser el único país cuya economía es tenida en cuenta por los demás países y de cuya salud económica depende la estabilidad económica de todos los demás países. Decimos esto basándonos en lo siguiente. Si una crisis bursátil en un país de economía emergente como México se sintió, con variantes en cuanto a impacto, en todo el mundo, una crisis bursátil en los EE.UU. implicaría un impacto infinitamente superior en todas estas economías. Los efectos de la quiebra de la economía estadounidense, por su parte, son absolutamente incuantificables e inimaginables.
Tenemos entonces, un país que aúna el poder militar y el poder económico, y por esta razón es que este país puede permitirse, entre otras cosas, interferir en los asuntos internos de cualquier otra nación del mundo, interferencia que una vez roto el equilibrio que implicaba la existencia de su contraparte en la U.R.S.S. no encuentra obstáculo ni impedimento alguno para ser ejercida.
No solo la economía europea depende de la salud de la economía estadounidense, una muestra de esto la tenemos en el impacto que las hipotecas subprime han tenido en la U.E., sino también la economía del otro gigante militar y económico mundial representado en la actualidad por China. La renuencia de la república China a devaluar el valor del dólar apreciando su moneda y de evitar impulsar la caída de la moneda estadounidense vendiendo parte de sus reservas, es un indicador claro de esto.
Por esto, no es de extrañar que países económicamente más débiles estén dispuestos a servir a los intereses de los EE.UU. a cambio de hipotéticos beneficios, que jamás se expresan, ni que podamos inferir que la situación generada entre Colombia y Ecuador ha obedecido a que el gobierno de Uribe aceptó, lisa y llanamente, las sugerencias estadounidenses de que la lucha contra el terrorismo internacional prevalece sobre la integridad de una nación ¿En qué me baso para decir esto?
Si un país como EE.UU. no vacila en invadir un país independiente como Afganistán o Iraq, fuese cual fuese su situación interna y tengamos aquí en cuenta que muchos países de oriente medio apoyados por los EE.UU. tienen gobiernos igual de tiránicos a los que existían en ambas naciones, menos vacilarán en aconsejar a un aliado en bombardear un campamento terrorista establecido en el territorio de una nación amiga. Sumado a esto, si consideramos que las invasiones a Iraq y Afganistán son invasiones legitimizadas por el apoyo y refugio que daban a distintas organizaciones terroristas (aun cuando todavía no haya sido demostrado esto en el caso de Iraq) también debemos considerar como legítimo el ataque que el ejército colombiano efectuó en territorio ecuatoriano. Desde este punto de vista, aquellos gobiernos que apoyaron la invasión a Iraq encontrarían seguramente razonable dicho bombardeo (El gobierno de Aznar y el de Blair, por ejemplo).
Esto nos lleva a una peligrosa interpretación de la ley internacional. Desde este punto de vista, si España creara una fuerza similar a la de los GAL en la actualidad, dicha fuerza podría operar legítimamente en territorio francés aún con desconocimiento de las autoridades francesas. La lucha contra el terrorismo, desde el 11S, justifica TODO.
¿Y qué es lo que sucede en la actualidad entre Colombia y Ecuador? Por una parte tenemos un presidente, el de Ecuador, que ha actuado con razonable sangre fría tratando de minimizar los efectos de la crisis creada sin dejar de defender los derechos soberanos de Ecuador sobre su territorio, derechos soberanos que hasta el 11S eran compartidos y reconocidos por cualquier otra nación del mundo, inclusive Colombia. Por otra parte tenemos un presidente que actúa de acuerdo al nuevo derecho internacional que desea implantar EE.UU., este es el de que contra el terrorismo las fronteras carecen de significado, además de servir como agente provocador de los EE.UU. con el fin de disgregar la posible unión de los países sudamericanos en un mercado económico común lo que, indudablemente, estorbaría a los fines que la potencia estadounidense tiene en esa región del globo.
El presidente venezolano, por su parte, ha respondido seguramente tal y cual los estadounidenses esperaban. Es indudable que si Colombia se enfrenta militarmente a Ecuador recibirá el apoyo de los EE.UU. en cuanto a armas e información estratégica, mientras que si Venezuela entra en el conflicto, esta ayuda estadounidense podría ampliarse de distintas formas, desde financiar una revolución en suelo venezolano apoyando financieramente a los adversarios políticos de Chaves de la misma forma que financiaron a los contras en Nicaragua a participar directa y activamente en el conflicto. Esto que parece una locura no lo es si consideramos que Venezuela posee petróleo en grandes cantidades y que esto la coloca dentro de los objetivos estratégicos y geopolíticos de los EE.UU.
Nunca se necesitó más imponer la calma en una región del mundo con el fin de que parte de esa región no pierda su independencia. Hugo Chaves debería comprender que no se enfrentaría solamente con Colombia y Uribe debería comprender que las sugerencias estadounidenses no están destinadas a apoyarle, en este juego es un peón sacrificable, sino a conseguir aumentar su presencia en la región aunque para esto fuese necesario generar un gobierno títere en el país venezolano y, al mismo tiempo, daría al traste con los sueños de una sola gran región que parecía esta cristalizándose con la hace poco decidida creación de una entidad financiera común.
La contemporaneidad entre los avances en la creación de un mercado común y una fuente de financiación común obtenidos por los países sudamericanos y esta súbita e irracional violación de los derechos soberanos de un país vecino por parte de Colombia no son hechos aislados, sino que pueden explicarse como causa y efecto si no perdemos de vista la forma de accionar que ha tenido EE.UU. en las últimas décadas. Podemos encontrar huellas de las actividades de este país en la ascensión del Sha de Irán al poder, en el derrocamiento de Salvador Allende en Chile, en los golpes militares que se sufrieron en la Argentina desde la era Perón en adelante, en el accionar de los contras en Nicaragua, etc.
Podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que es en este momento cuando los EE.UU. garantizan su posición de primera potencia mundial no solo en lo militar sino también en lo económico (pese a la crisis inflacionaria interna que provocó la medida tomada por Nixon) dado que los EE.UU. eran el único país del “mundo libre” cuya moneda era la utilizada para fijar los montos de los préstamos internacionales. Dicho de otra forma, los EE.UU. tienen el poder de emitir dólares sin respaldo alguno al mismo tiempo que su deuda externa está fijada en dólares.
La masa de dólares en circulación ha crecido más que el P.N.B. de los EE.UU. Esto, que en cualquier país del mundo hubiese causado una inflación desproporcionada no tuvo este efecto en este país. La razón es que dado que el dólar sirve como moneda de cambio en el mercado internacional las emisiones de esta moneda fueron rápidamente absorbidas por este para financiar las distintas operaciones y al mismo tiempo, los bonos (títulos de deuda) emitidos por el Tesoro de los EE.UU. fueron comprados por inversores privados y los gobiernos de aquellos países con rentabilidad en su balanza comercial ya que se consideraban una inversión segura, con lo que tenemos, por una parte, la necesidad de sostener el valor de una moneda para evitar una escalada inflacionaria a nivel global y por otro lado la necesidad de apuntalar el valor de esta moneda para evitar que se erosione el valor de los bonos adquiridos por los distintos países ricos del llamado “mundo libre” ya que si esto ocurriera se verían arrastrados a un desastre de proporciones dantescas.
EE.UU. goza, entonces, de la privilegiada situación de ser el único país cuya economía es tenida en cuenta por los demás países y de cuya salud económica depende la estabilidad económica de todos los demás países. Decimos esto basándonos en lo siguiente. Si una crisis bursátil en un país de economía emergente como México se sintió, con variantes en cuanto a impacto, en todo el mundo, una crisis bursátil en los EE.UU. implicaría un impacto infinitamente superior en todas estas economías. Los efectos de la quiebra de la economía estadounidense, por su parte, son absolutamente incuantificables e inimaginables.
Tenemos entonces, un país que aúna el poder militar y el poder económico, y por esta razón es que este país puede permitirse, entre otras cosas, interferir en los asuntos internos de cualquier otra nación del mundo, interferencia que una vez roto el equilibrio que implicaba la existencia de su contraparte en la U.R.S.S. no encuentra obstáculo ni impedimento alguno para ser ejercida.
No solo la economía europea depende de la salud de la economía estadounidense, una muestra de esto la tenemos en el impacto que las hipotecas subprime han tenido en la U.E., sino también la economía del otro gigante militar y económico mundial representado en la actualidad por China. La renuencia de la república China a devaluar el valor del dólar apreciando su moneda y de evitar impulsar la caída de la moneda estadounidense vendiendo parte de sus reservas, es un indicador claro de esto.
Por esto, no es de extrañar que países económicamente más débiles estén dispuestos a servir a los intereses de los EE.UU. a cambio de hipotéticos beneficios, que jamás se expresan, ni que podamos inferir que la situación generada entre Colombia y Ecuador ha obedecido a que el gobierno de Uribe aceptó, lisa y llanamente, las sugerencias estadounidenses de que la lucha contra el terrorismo internacional prevalece sobre la integridad de una nación ¿En qué me baso para decir esto?
Si un país como EE.UU. no vacila en invadir un país independiente como Afganistán o Iraq, fuese cual fuese su situación interna y tengamos aquí en cuenta que muchos países de oriente medio apoyados por los EE.UU. tienen gobiernos igual de tiránicos a los que existían en ambas naciones, menos vacilarán en aconsejar a un aliado en bombardear un campamento terrorista establecido en el territorio de una nación amiga. Sumado a esto, si consideramos que las invasiones a Iraq y Afganistán son invasiones legitimizadas por el apoyo y refugio que daban a distintas organizaciones terroristas (aun cuando todavía no haya sido demostrado esto en el caso de Iraq) también debemos considerar como legítimo el ataque que el ejército colombiano efectuó en territorio ecuatoriano. Desde este punto de vista, aquellos gobiernos que apoyaron la invasión a Iraq encontrarían seguramente razonable dicho bombardeo (El gobierno de Aznar y el de Blair, por ejemplo).
Esto nos lleva a una peligrosa interpretación de la ley internacional. Desde este punto de vista, si España creara una fuerza similar a la de los GAL en la actualidad, dicha fuerza podría operar legítimamente en territorio francés aún con desconocimiento de las autoridades francesas. La lucha contra el terrorismo, desde el 11S, justifica TODO.
¿Y qué es lo que sucede en la actualidad entre Colombia y Ecuador? Por una parte tenemos un presidente, el de Ecuador, que ha actuado con razonable sangre fría tratando de minimizar los efectos de la crisis creada sin dejar de defender los derechos soberanos de Ecuador sobre su territorio, derechos soberanos que hasta el 11S eran compartidos y reconocidos por cualquier otra nación del mundo, inclusive Colombia. Por otra parte tenemos un presidente que actúa de acuerdo al nuevo derecho internacional que desea implantar EE.UU., este es el de que contra el terrorismo las fronteras carecen de significado, además de servir como agente provocador de los EE.UU. con el fin de disgregar la posible unión de los países sudamericanos en un mercado económico común lo que, indudablemente, estorbaría a los fines que la potencia estadounidense tiene en esa región del globo.
El presidente venezolano, por su parte, ha respondido seguramente tal y cual los estadounidenses esperaban. Es indudable que si Colombia se enfrenta militarmente a Ecuador recibirá el apoyo de los EE.UU. en cuanto a armas e información estratégica, mientras que si Venezuela entra en el conflicto, esta ayuda estadounidense podría ampliarse de distintas formas, desde financiar una revolución en suelo venezolano apoyando financieramente a los adversarios políticos de Chaves de la misma forma que financiaron a los contras en Nicaragua a participar directa y activamente en el conflicto. Esto que parece una locura no lo es si consideramos que Venezuela posee petróleo en grandes cantidades y que esto la coloca dentro de los objetivos estratégicos y geopolíticos de los EE.UU.
Nunca se necesitó más imponer la calma en una región del mundo con el fin de que parte de esa región no pierda su independencia. Hugo Chaves debería comprender que no se enfrentaría solamente con Colombia y Uribe debería comprender que las sugerencias estadounidenses no están destinadas a apoyarle, en este juego es un peón sacrificable, sino a conseguir aumentar su presencia en la región aunque para esto fuese necesario generar un gobierno títere en el país venezolano y, al mismo tiempo, daría al traste con los sueños de una sola gran región que parecía esta cristalizándose con la hace poco decidida creación de una entidad financiera común.
La contemporaneidad entre los avances en la creación de un mercado común y una fuente de financiación común obtenidos por los países sudamericanos y esta súbita e irracional violación de los derechos soberanos de un país vecino por parte de Colombia no son hechos aislados, sino que pueden explicarse como causa y efecto si no perdemos de vista la forma de accionar que ha tenido EE.UU. en las últimas décadas. Podemos encontrar huellas de las actividades de este país en la ascensión del Sha de Irán al poder, en el derrocamiento de Salvador Allende en Chile, en los golpes militares que se sufrieron en la Argentina desde la era Perón en adelante, en el accionar de los contras en Nicaragua, etc.
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