sábado, 14 de junio de 2008

los juegos que no todos juegan

Ciertas cosas, inevitablemente, conducen a reflexionar acerca de las asimetrías sociales que se registran, de forma más que evidente, en estos tiempos. Por ejemplo, y teniendo en cuenta que los beneficios son el “salario” de una empresa, podemos decir que mientras las grandes empresas han aumentado sus “salarios” de manera continua cada uno de estos años los trabajadores los han tenido congelados con el pretexto de que si se incrementaban la inflación se desataría. Extrañamente, la inflación parece haberse desatado pese a que los salarios se han mantenido invariables y ahora lo que se dice es que los salarios han de mantenerse estables para que la inflación pueda contenerse.

Desde un punto de vista formal y luego de haber andado revolviendo antiguos y polvorientos escritos he deducido que lo que llamamos inflación es un subproducto de la expansión monetaria, cuando más moneda circula más peligro de inflación existe porque, como nos han hecho saber los más grandes pensadores económicos de occidente, a mayor oferta menor precio, la abundancia abarata, la escasez encarece, si se crea moneda sin haber creado, al mismo tiempo, riqueza, las cosas suelen ponerse feas porque es como poner en juego más boletos para un mismo premio (los jugadores saben que el valor de un billete de lotería suele ser razonable cuando el monto del premio guarda una razonable relación con la cantidad de billetes emitidos). Ahora bien ¿los aumentos de salario producen el efecto de aumentar la masa monetaria de un Estado? Indudablemente un Estado deberá poner más dinero en circulación para satisfacer la demanda de dinero en metálico por parte de las empresas para poder tener la capacidad material de pagar los salarios a sus trabajadores pero…

…por casualidad el trabajo es el más genuino creador de riqueza conocido por el hombre, trabajar implica, necesariamente, agregar valor a algo, los obreros de las fábricas automotrices agregan valor a un conjunto de chapas y piezas de motor al ensamblarlas y el fabricante, que sabe eso, les paga una x cantidad para obtener X beneficios. Es decir que mientras el aumento de salario sea menor que el aumento de valor generado por el trabajo del obrero la emisión de moneda está justificada y tiene un “respaldo” lógico. De allí que uno pueda decir alegremente que mientras el salario sea inferior a la plusvalía generada por ese trabajo no existen razones para hablar de inflación ya que todo aumento de salario se corresponde con una creación de riqueza genuina.

La inflación, pues, no es provocada por el aumento de salario ¿Qué la provoca entonces? A vuelo de pájaro la inflación es provocada por el empresario que, al aumentarle los salarios a sus obreros, aumenta también el precio de su producto para mantener incólume su “margen de beneficios”, es decir que si el empresario reconociera el derecho que un trabajador tiene a participar un poco más de la riqueza que su trabajo genera y no aumentase el precio de su producto para mantener ese “margen porcentual” de beneficios no podríamos hablar de inflación, sino de una más correcta distribución de la riqueza ya que, lógicamente también, existe una correlación directa entre PNB y plusvalía, y un aumento de la participación de los trabajadores en la plusvalía por ellos generada conlleva directamente a un aumento de la participación de los trabajadores en el PNB con lo que se podría concluir que aumentar el salario ayuda a redistribuir riqueza.

Increíble pero real, uniendo las barbaridades económicas dichas en este artículo podemos concluir que la inflación es provocada por una más justa redistribución de la riqueza… ¿Qué loco, no? No tanto.

Históricamente la inflación ha sido considerada “el impuesto a los pobres”, es decir que las clases asalariadas y más desposeídas la sufren en mayor medida que las clases acomodadas que tienen, siempre, una forma de ponerse a cubierto de sus efectos. Dicho de otra forma, todo proceso inflacionario termina produciendo una migración de la riqueza desde las clases bajas hacia las clases altas y una ingenua muestra de esto es que mientras los trabajadores no ven incrementado su salario de manera automática los empresarios si pueden aumentar de manera automática sus beneficios con la sencilla técnica de aumentar el precio.

Ahora ¿No estaremos confundiendo síntoma con causa? ¿Y si el aumento de precios fuese la causa de la inflación y no su síntoma? ¿Y si la inflación fuese causada por este deseo del empresario de mantener estable su “margen porcentual de beneficios”? No sé si será cierto, pero suena más lógico pensar esto que pensar que es originada por un aumento de sueldo. Dicho de otra forma, si el empresario diese un aumento real de salario, es decir, si el empresario aceptase compartir más equitativamente la plusvalía generada por sus trabajadores con ellos sin correr luego a aumentar el precio de su producto no podríamos hablar de proceso inflacionario.

Pero el proceso inflacionario actual no ha sido provocado por un aumento de salario ¿Qué lo ha provocado entonces? Pues, otro de los viejos mecanismos utilizados para concentrar, que no generar, riqueza.

Es como si viéramos una hermosa mujer y la deseáramos, pero todo el mundo nos dijera que es “fácil”, que “lo hace con cualquiera”, la posibilidad de salir con ella y ser cornudos o ser el número cien en yacer a su costado le quita valor a esa belleza, digamos que nos desanima ¿levemente? Supongamos que vivimos en una tierra amable y rica, un vergel de esos que ya no existen y que los sabios del lugar comienzan a decir que se acerca un desastre de esos que ya no se fabrican ¿No nos pondríamos nerviosos? ¿No cambiaría eso nuestra conducta? ¿No empezaríamos a disfrutar menos? Tal la fuerza del rumor y más cuando ese rumor proviene de personas con “autoridad” reconocida.

Un grupo de inversores manejando un volumen de dinero suficiente pueden trastocar la economía de una forma jamás vista en el pasado y jamás ha sido eso tan posible como ahora. Nos alcanza con considerar que el 20% de la población mundial posee el 80% de la riqueza mundial. Los juegos especulativos que surgiesen de ese 20% (en realidad de menos de ese 20%) pueden trastocar todos y cada uno de los mercados ¿Con qué fin? Concentrar el poder (la riqueza) cada vez más en cada vez menos manos. ¿Alguien realmente cree que el petróleo se ha agotado tanto de un año al otro como para triplicar su precio? ¿Alguien realmente cree que los biocombustibles consumirán todo el cereal y demás alimentos disponibles? Decir que todo el petróleo se agotará en tantos años implica decir que “hemos explorado cada palmo de este mundo y sabemos que no hay más yacimientos de petróleo en él”. De lujo ¿no? Aún siguen apareciendo especies de animales que desconocíamos y hasta encontramos tribus perdidas en el amazonas pero ya sabemos que de petróleo nada de nada por ninguna parte.

Además, inexorablemente, deberemos cambiar hacia formas de energía no solo renovables, sino menos contaminantes si no deseamos que nuestros hijos aprendan a vivir en una especie de horno de microondas a escala planetaria, por lo cual una disminución de la cantidad de petróleo solo debería empujarnos a investigar más la forma de reemplazarlo sin contaminar tanto y, aunque no se agotase, deberíamos abandonarlo como suministrador de energía en el corto plazo para que nuestros descendientes tengan la posibilidad de seguir viviendo.

Despertemos entonces y aceptemos que las crisis inflacionarias son, simplemente, parte del juego que concentra la riqueza en pocas manos, que el problema no es que los salarios aumenten, sino que los empresarios no nos permitan participar en un mayor porcentaje de la plusvalía que nosotros mismos generamos, que hacer caso de los precios de un mercado de futuro cualquiera equivale a decir que creemos en nigromantes y brujos ya que “adivinar” el precio que algo tendrá en un año es exactamente lo mismo que predecir con quien nos casaremos tirando las cartas. Los especuladores “saben” que si se comprometen a comprar un barril de petróleo a U$S 200,00 en un año lo más probable es que el precio del barril llegue a ese precio, y lo más gracioso es que ellos pagarán ese dinero recién en un año, es decir, no lo pagan hoy pero hoy establecemos el precio del petróleo teniendo en cuenta eso…

¿Puede un especulador predecir el futuro? No, pero si tiene el dinero suficiente puede crearlo, y ese es uno de los juegos que muy pocos juegan y que todos los demás pagamos.

Es hora de abrir los ojos para no resignar nuestros derechos.

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y una vez más pregunto, qué podemos hacer?

Usted ya sabe mi monotema: consumir lo imprescindible y nada más.

O sea, no alimentar la bestia, pero esto sólo ralentiza la concentración de riqueza por las grandes corporaciones.

Aquí se ofrece un extracto autorizado del primer capítulo del libro "Crisis Planetaria".

Cito:

“Porque esta no es una crisis coyuntural, ni estructural, sino de modelo, no tiene salida. El modelo como tal está quebrado, y a lo que asistimos es a los primeros estadios de una crisis que va a obligar a replantearse las mismas bases del modelo llamado de Estado de bienestar, y que no es otra cosa que una fórmula de expoliación sistemática de las clases medias.

En la medida en que el sistema prebendario actual, con impúdica compraventa de votos y mantenimientos a través de los Presupuestos de numerosos lobbys de manos muertas, pretenda solucionar la crisis, la empeorará. De hecho, por lo que estamos viendo, esa es la pulsión instintiva del sistema. La propensión no es a desmantelar Estado, a liberalizar, a hacer que los amigos del poder dejen de vivir del cuento, sino todo lo contrario: a incrementar la presencia estatal en la vida de las personas, a regular más, y a intentar a cualquier precio –incluso el previsible de la corrupción- la salvación de las aristocracias parafiscales.


Mamá miedo...

:[

Anónimo dijo...

Gracias Sergio.
Yo sé que me la van a meter doblada, pero tu explicación económica, a mí que no se administrar mi sueldo para llegar a fin de mes, me resulta terriblemente útil para entender con qué cuentos lo van a hacer.
Por supuesto, la derecha local (que es todo lo que hay, como mínimo, desde el psoe para allá) no se da por aludida