Hace unos dos días compré una bombona o garrafa de gas y pagué, por ella, € 14,40. No pude dejar de sorprenderme por esto ya que la última que había comprado, dos o tres semanas atrás, me había costado € 12,50 lo que implica que en ese lapso de dos semanas el precio de la bombona o garrafa de gas se había incrementado en aproximadamente un 15% así que supongo se ha acelerado la inflación.
Luego hojeo el diario Sur del 4 de mayo y me entero que en Andalucía el paro está creciendo a pasos agigantados y recordé, también, aquella noticia publicada en el mismo diario titulada “Los sindicatos avisan de que los trabajadores no aceptarán un recorte salarial por la crisis”.
Ahora bien, según recuerdo si disminuimos la inflación debería crecer el desempleo y si aumentamos el índice de inflación el desempleo debería bajar ya que “la inflación provoca la disminución del salario en términos absolutos” lo que, supuestamente, predispone a los empleadores a tomar más personal. Esto, en macroeconomía, se llama la Curva de Phillips y, por lo expuesto en los dos primeros párrafos he de concluir que en Andalucía no funciona.
Lo que me llama poderosamente la atención es lo siguiente. Como se sabe a la inflación se la conoce en algunos sitios como “el impuesto a la pobreza” ya que cuando más bajo estás en la escala de ingresos más te afectan sus efectos. Esto se explica porque la inflación provoca una disminución del poder adquisitivo de la moneda y esta pérdida de poder adquisitivo solo puede ser compensada aumentando la cantidad de moneda y, cómo sabemos, los asalariados no tienen el poder de acrecentar sus ingresos por sí mismos sino que, por el contrario, sus ingresos (salarios) tienden a mantenerse estables y cuando se incrementan siempre lo hacen con un ritmo inferior al ritmo inflacionario.
También sabemos que los empresarios sí pueden mantener su margen de beneficios o incrementar sus ganancias aumentando sus precios lo que, en definitiva, es una de las causas de la inflación. Es decir que mientras los sectores compuestos por asalariados y personas de bajos ingresos no puede “aumentar” su precio los sectores de mayores ingresos si pueden hacerlo por lo que no sufren o sufren con muchísima menos intensidad los efectos de un proceso inflacionario.
También sabemos que en cualquier país del mundo la mayoría de la población está comprendida por los sectores de asalariados o personas de bajos ingresos. De hecho, en economía suele cumplirse el principio de Pareto o del 80:20, es decir, el 80% de la población está comprendida en el sector de menores ingresos (pequeños empresarios, cuentapropistas, comerciantes al detalle, etc.) y asalariados mientras que el 20% de la población queda comprendida por el sector de ingresos altos.
Ahora bien, vamos a ver el hecho que ha provocado que mi contador de paradojas saltara hecho mil pedazos. Considerando que la inflación afecta mayormente a los sectores de menores recursos y asalariados ¿a alguien se le podría ocurrir recortar los salarios para luchar contra la inflación? Es de no creer, es absoluta y completamente kafkiano proponer medidas de este tipo pero si los sindicatos avisan lo que avisan es porque, seguramente, han escuchado algo acerca de eso. Dicho de otra forma: Cuando el río suena agua lleva.
Luego hojeo el diario Sur del 4 de mayo y me entero que en Andalucía el paro está creciendo a pasos agigantados y recordé, también, aquella noticia publicada en el mismo diario titulada “Los sindicatos avisan de que los trabajadores no aceptarán un recorte salarial por la crisis”.
Ahora bien, según recuerdo si disminuimos la inflación debería crecer el desempleo y si aumentamos el índice de inflación el desempleo debería bajar ya que “la inflación provoca la disminución del salario en términos absolutos” lo que, supuestamente, predispone a los empleadores a tomar más personal. Esto, en macroeconomía, se llama la Curva de Phillips y, por lo expuesto en los dos primeros párrafos he de concluir que en Andalucía no funciona.
Lo que me llama poderosamente la atención es lo siguiente. Como se sabe a la inflación se la conoce en algunos sitios como “el impuesto a la pobreza” ya que cuando más bajo estás en la escala de ingresos más te afectan sus efectos. Esto se explica porque la inflación provoca una disminución del poder adquisitivo de la moneda y esta pérdida de poder adquisitivo solo puede ser compensada aumentando la cantidad de moneda y, cómo sabemos, los asalariados no tienen el poder de acrecentar sus ingresos por sí mismos sino que, por el contrario, sus ingresos (salarios) tienden a mantenerse estables y cuando se incrementan siempre lo hacen con un ritmo inferior al ritmo inflacionario.
También sabemos que los empresarios sí pueden mantener su margen de beneficios o incrementar sus ganancias aumentando sus precios lo que, en definitiva, es una de las causas de la inflación. Es decir que mientras los sectores compuestos por asalariados y personas de bajos ingresos no puede “aumentar” su precio los sectores de mayores ingresos si pueden hacerlo por lo que no sufren o sufren con muchísima menos intensidad los efectos de un proceso inflacionario.
También sabemos que en cualquier país del mundo la mayoría de la población está comprendida por los sectores de asalariados o personas de bajos ingresos. De hecho, en economía suele cumplirse el principio de Pareto o del 80:20, es decir, el 80% de la población está comprendida en el sector de menores ingresos (pequeños empresarios, cuentapropistas, comerciantes al detalle, etc.) y asalariados mientras que el 20% de la población queda comprendida por el sector de ingresos altos.
Ahora bien, vamos a ver el hecho que ha provocado que mi contador de paradojas saltara hecho mil pedazos. Considerando que la inflación afecta mayormente a los sectores de menores recursos y asalariados ¿a alguien se le podría ocurrir recortar los salarios para luchar contra la inflación? Es de no creer, es absoluta y completamente kafkiano proponer medidas de este tipo pero si los sindicatos avisan lo que avisan es porque, seguramente, han escuchado algo acerca de eso. Dicho de otra forma: Cuando el río suena agua lleva.
Por otra parte, si la inflación y el desempleo crecen de manera conjunta ha de concluirse que la inflación no está provocada, en este caso, por el nivel de los salarios por lo que un recorte de salarios no ayudaría a su disminución sino, simplemente, a introducir de lleno a todo el país en una crisis de niveles apocalípticos ¿Qué es lo que provoca la inflación? Supongo que las emisiones de moneda realizadas por el Banco Central Europeo con el fin de paliar los efectos de la crisis inmobiliaria.
Estas emisiones de dinero estuvieron dirigidas a apuntalar a las distintas entidades financieras (léase Bancos) y evitar una crisis de liquidez dado que por cada Euro que un español tiene depositado los bancos han prestado 1,6€. Lo interesante aquí es que una de las causas de la inflación podrían encontrarse en la emisión de moneda destinada a apalancar la liquidez de los bancos cuyos propietarios suelen encontrarse entre las personas de mayores ingresos de un país cualquiera y a los cuales, seguramente, no se les pedirá ningún esfuerzo especial para ayudar a controlarla.
Dado que la inflación no puede relacionarse con un aumento del poder adquisitivo de la clase asalariada o de menores recursos y dado que sus raíces se encuentran, más que seguramente, en los desproporcionados índices de acumulación de riquezas por parte de la clase de mayores recursos (que engloba una menor cantidad de población), en el aumento del precio del barril de petróleo y en el aumento del precio internacional de algunos cereales ¿Por qué las clases menos beneficiadas y más afectadas por el problema han de pagar siempre los platos rotos? Como si estuviésemos obligados a hacer equilibrios perpetuamente en beneficio de quienes poseen presupuestos infinitos...
3 comentarios:
La frase debería completarse así:
"Los sindicatos avisan de que los trabajadores no aceptarán un recorte salarial por la crisis... salvo que los propios sindicatos nos encarguemos de controlar a los trabajadores, de desmovilizarlos y neutralizar sus posibles reivindicaciones."
La pregunta "¿a alguien se le podría ocurrir recortar los salarios para luchar contra la inflación?" tiene respuesta sencilla: al señor Solbes, ministro de Economía de un gobierno "neolib" maquillado de socialdemócrata. Neolib de pacotilla, claro, puesto que es intervencionismo gubernamental, y no "libre mercado", asociar pánico a las justas mejoras salariales y frenar "desde fuera del mercado" la posible inestabilidad social que originarían las reivindicaciones salariales, tal vez violentas, de los desfavorecidos.
Todas las demás pseudo-leyes del mercado libre (que nunca existió) son simplificaciones e idealizaciones de libro de texto. Por ejemplo, siempre asocian la inflación con el ascenso de las rentas del trabajo. Las rentas del capital, por lo visto, no aumentan el poder adquisitivo y no generan inflación.
Es verdad que la clase obrera es más numerosa; pero también es verdad que las clases hegemónicas incrementan su poder de compra de modo más acusado.
En definitiva: lo tienen bien montado, el trabajador está sujeto y amarrado. Y además han sabido hacerle pensar "no vamos a actuar contra un gobierno DE LOS NUESTROS".
La noche es un ciervo oscuro...
Entonces sería temerosa y quizás por eso nos contagiamos de sus miedos.
Pues estamos bien jodidos.
Los sindicatos mayoritarios son corruptos y oficialistas. Los "socialistas" (deberían ponerse otro nombre) no cambiarán nada; con su propuesta de que "moderemos nuestros salarios" ya han dicho todo. Y la mayoría de la sociedad ha perdido u olvidado su conciencia de clase.
Esto está muy bien atado.
Tus análisis, como siempre, de lujo.
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